Los BRIC de entelequia a realidad

Nuevos ejes del poder mundial

Más de la mitad de la población mundial vive en los paí­ses del BRIC.(EFE)

La voluntad de permanencia e institucionalización de la cumbre de los BRIC significa que este bloque, todaví­a por definir, empieza a configurarse como un auténtico «contrapoder global» a los tradicionales organismos multilaterales creados a imagen y semejanza del hegemonismo norteamericano y las viejas potencias europeas.

El BRIC constituye la interdeendencia de cuatro bloques geoeconómicos afines complementariamente y con intereses comunes. A partir de sus cuatro vectores fundacionales -Brasil, Rusia, India y China- con sus respectivas esferas de influencia: Unasur y Mercosur en America Latina, la Comunidad de Estados Independientes que es el espacio de influencia de la antigua Unión Soviética en Asia Centra, las naciones del subcontinente indio, y los 10 paí­ses del bloque del sudeste asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés).Mientras Estados Unidos y Europa luchan para salir del pantano del endeudamiento, el desempleo y la deflación, la resistencia de los paí­ses BRIC a los embates de la crisis ha sido la grata sorpresa. Brasil, Rusia, India y China se han convertido en un factor de estabilidad y crecimiento logrando producir un desacople del eje Estados Unidos-Japón-Europa. Los paí­ses BRIC serán los primeros en salir de las cifras rojas. Si nos fijamos en el modelo de crecimiento, estos paí­ses han adoptado el de economí­a de mercado guiada por sus respectivos gobiernos, lo que, al igual que los llamados «cuatro pequeños dragones» (Hong Kong, Taiwan, Singapur y Corea del Sur), y paí­ses del Sudeste Asiático, demuestra la eficacia generalizada de este modelo en los paí­ses en ví­as de desarrollo. La prensa de EE UU y Europa, han seguido la cumbre de los BRIC, planteando a esta cumbre como un nuevo club de paí­ses en confrontación contra el Dólar y EE UU, denominándolo «una alianza polí­tica». Pero en su misma declaración final los BRIC al contrario de la apreciación y la intranquilidad que parece provocar en occidente la reunión de los BRIC. Declaran buscar mayor democracia y poder de decisión en las instituciones financiareis y polí­ticas internacionales donde se refleje el verdadero peso de estas naciones, no buscan la confrontación entre bloques, pero si tienen claro que la unidad les da mucha mas fuerza para transformar organizaciones surgidas tras la segunda guerra mundial, en las que EE UU y Europa se reparten el poder de decisión.Lejos de los tiempos del ordenamiento bipolar que rigió durante la Guerra Frí­a, en el que la polí­tica mundial estaba signada por el balance de poder de dos superpotencias enfrentadas, lo que muestran estos importantes movimientos geopolí­ticos es la existencia de una mayor multipolaridad y un impulso de la diplomacia multilateral. Los cuatro paí­ses de BRIC no son potencias de Occidente, sino paí­ses en ví­as de desarrollo y nuevos mercados emergentes. Exigen reformas no sólo en las actuales instituciones internacionales y en los terrenos monetario y financiero, sino también en el comercio internacional y en el problema climático.Las potencias regionales y globales precisan de convergencias y compromisos que garanticen la estabilidad y acompañen los necesarios cambios en el funcionamiento de las instituciones y organismos internacionales. Los paí­ses del grupo BRIC, unidos originalmente por su carácter de «mercados emergentes», se empiezan a mostrar como grandes jugadores en el tablero de las potencias mundiales. Un número cada vez mayor de paí­ses han emprendido el camino de su emergencia económica, de momento se ve claramente en los llamados BRIC, pero otros como Indonesia o Turquí­a podrí­an seguir su camino -y por tanto también, tarde o temprano, polí­tica, diplomática y, en último término, militar- en el tablero mundial. La emergencia de estos paí­ses en ví­as de desarrollo es una tendencia irreversible «que cambiará la fisonomí­a del mundo en el siglo XXI».