Ante la repetición electoral el 10 de noviembre

Nuevas elecciones, mismas exigencias

Lo que se anunciaba tras el fracaso de la sesión de investidura en julio se ha consumado. Ante la imposibilidad de formar gobierno, se repetirán las generales el próximo 10 de noviembre. Ni siquiera habrá un segundo intento. Tras constatar que nadie presenta una mayoría suficiente, el Rey no ha nombrado candidato para presentarse a una segunda investidura.

Ha vuelto a suceder lo mismo que en 2016. Pero esta vez ha sido incluso peor. El 28-M los votantes, especialmente desde la izquierda, se movilizaron para impedir la formación de un gobierno que diera una nueva vuelta de tuerca a los recortes, creando una amplia mayoría para formar un gobierno de progreso.

Si no se ha producido, y nos vemos abocados a una repetición electoral, es porque se ha “movido cielo y tierra” para que no pudiera suceder.

Los grandes centros de poder internacionales y nacionales se han postulado abiertamente a favor de repetir elecciones para “corregir su resultado”, es decir para desanimar a una parte de los votantes progresistas, y “permitir un gobierno estable y moderado”, en palabras más claras que no cuestione la senda de recortes abierta en 2010.

Pero los responsables principales de la situación actual son otros. PSOE y Unidas Podemos tenían no solo la posibilidad sino el mandato electoral de formar un gobierno de progreso. Existían múltiples formas y maneras de llevarlo a cabo. El único resultado que no era aceptable era conducir a una repetición electoral, que demandaba el FMI, la Comisión Europea, la gran banca española o la CEOE. Y esa es la opción que han elegido.

Debemos prepararnos para unas elecciones que van a ser decisivas. Se celebran en un escenario donde van a azuzar turbulencias, como una nueva recesión, los efectos de un Brexit sin acuerdo o las consecuencias de la publicación de la sentencia del “juicio del procés”.

El PSOE ya anuncia que va a pedir una mayoría más amplia de votos para “poder aplicar el programa social iniciado tras la moción de censura”. Y Unidas Podemos reclama el voto para “garantizar un gobierno de izquierdas frente a las tentaciones del PSOE de mirar a la derecha”.

¿Pero podemos la mayoría progresista confiar en los que nos han traído hasta aquí, en quienes han antepuesto otros intereses a lo que el país y el pueblo necesitaba y sus votantes le exigían?

El 10 de noviembre la mayoría progresista debe volver a llenar las urnas. Abstenerse como forma de protesta solo beneficiará a quienes pretenden aprovechar esa situación para imponer un gobierno que garantice viejos y nuevos recortes. 

Ahora más que nunca, ante una nueva recesión que van a aprovechar para volver a agitar la tijera de los recortes, necesitamos una auténtica política de redistribución de la riqueza. No aplicando “medidas paliativas” a “los que más sufren”, sino blindando las pensiones en la Constitución, exigiendo a la gran banca la devolución del rescate bancario, acabando con el atraco de la deuda…

Cuando las élites del procés van a utilizar la publicación de la sentencia a los dirigentes presos para volver a crear enfrentamiento y división, necesitamos una alternativa que defienda la unidad desde la izquierda.

Esta es la alternativa y el programa con que Recortes Cero se presentó el 28-M y volverá a presentarse el 10 de noviembre.

La mejor respuesta a quienes han maniobrado para impedir un gobierno de progreso, es que el 10 de noviembre avance una línea y una alternativa de redistribución de la riqueza y defensa de la unidad como la que representa Recortes Cero.