La presidenta de Entitats Catalanes d’Acció Social (Ecas), Teresa Crespo, daba la voz de alarma en las jornadas «Pobreza y desigualdad, la situación en el Área Metropolitana de Barcelona». Denunciando la emergencia de una «nueva pobreza» en Cataluña de la mano de los ancianos pensionistas que han agotado sus ahorros y recursos intentando ayudar a sus familiares castigados por el paro y la crisis. Muchos ancianos destinan sus pensiones a sustentar a hijos y nietos, e incluso algunos han asumido deudas «estratosféricas» después de haber avalado a sus familiares. «Los ancianos ya no son el cojín social. Ya no pueden aguantar más», ha asegurado Crespo, que ha pedido más protección para este colectivo, además de para los menores, muy afectados también por el empobrecimiento de las familias.
El profesor de Sociología de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) Sebastià Sarasa, encargado de analizar los datos de la última Encuesta de Condiciones de Vida y Hábitos de la Población (ECVHP), presentaba las consecuencias de la oleada de recortes. «Los ancianos ya no son el cojín social. Ya no pueden aguantar más»
El 74 % de las personas que sufren privaciones y atrasos en el pago de recibos relacionados con la hipoteca o el alquiler de la vivienda, las compras a plazos o las necesidades básicas en el Área Metropolitana de Barcelona son familias con hijos.
Entre 2006 y 2011 el porcentaje de personas que declaran pasar privaciones ha pasado del 2,6 al 8,1 %.
Y en 2011 la pobreza infantil ascendía al 28%, una tasa que según Sarasa, “sin duda habrá aumentado mucho actualmente”.
Estos son los que los informes sociológicos califican como “nuevos pobres”. En palabras del profesor Sebastià Sarasa “era gente que no era pobre y que ahora tiene deudas, y lo más importante es que afecta a hogares con menores. Son familias que están sufriendo situaciones dramáticas. Esta nueva pobreza afecta especialmente a trabajadores que creían que nunca se quedarían sin empleo”.
Y, como denuncia Sebastià Sarasa, “no se puede caer en la tentación de confiar en la solidaridad ni la beneficencia, sino que se ha de llevar a cabo una intervención estructural seria. Las ayudas no están salvaguardando a los más perjudicados por la crisis y, además, se están mostrando totalmente inefectivas porque no reducen las desigualdades sociales”.
Lo que obliga a muchos jubilados a destinar su reducida pensión para mantener a su familia.
Si las ya reducidas pensiones de estos jubilados se recortan más, como va a suceder tras la nueva reforma aprobada por Rajoy… ¿dónde vamos a llegar?, ¿cómo vivirán estos pensionistas?, ¿y cómo lograrán subsistir sus familias?