Cuando se hizo público que José Julio Rodríguez «general de cuatro estrellas y antiguo Jefe del Estado Mayor de la Defensa con Zapatero» había aceptado ser el segundo candidato de Podemos por la circunscripción de Zaragoza y futuro Ministro de Defensa en un hipotético gobierno presidido por Pablo Iglesias, buena parte de los medios de comunicación salieron inmediatamente a alabar el supuesto carácter progresista del militar.
Razonándolo con algunos argumentos serios, como el de haber simpatizado con la Unión Militar Democrática, una asociación clandestina antifranquista de oficiales creada en 1974; y otros tan irrelevantes como que “prometió y no juró su cargo en la ceremonia de toma de posesión” de su cargo como JEMAD.
En su presentación, Pablo Iglesias dijo de él “es un honor para nosotros la incorporación a nuestras listas de Julio Rodríguez, un hombre que ha dedicado su vida a defender a su país, un ciudadano de uniforme y un demócrata que ha ostentado la más alta graduación que permite la carrera militar y viene a aportar la solvencia, honestidad y compromiso de una vida entregada a los demás” «Si hay un punto clave donde se juega la posibilidad de cualquier cambio político de verdad en nuestro país, éste es sin duda en todo lo relacionado con la defensa de la soberanía nacional. Y más específicamente, en el ámbito de las relaciones político-militares con EEUU»
No vamos a entrar aquí, por supuesto, en la calificación de sus virtudes personales de honestidad y sacrificio, pero ¿de verdad se puede afirmar de José Julio Rodríguez que es un hombre que “ha dedicado su vida a defender su país”?
Los hechos, y no las palabras, nos permitirá aclararlo.
Como piloto de la Fuerza Aérea española, José Julio Rodríguez hubo de pasar largos períodos de adiestramiento en bases militares de EEUU, dado que el grueso de los aviones de combate son de origen estadounidense, lo cual no sólo crea una dependencia total de la superpotencia en tecnología y municiones, sino también en la formación “técnica” de los pilotos españoles.
Antes de ascender a su cargo de jefe máximo de los Ejércitos, José Julio Rodríguez fue director general de armamento del Ministerio español de Defensa en la OTAN, cargo que le permitió trabajar estrechamente con la Oficina de Compra de Armamento y Material de EEUU, dirigida, ni más ni menos, por el subsecretario del Pentágono.
Años después, desde su nuevo cargo de director de programas de la Fuerza Aérea, Rodríguez trabajó ampliamente con la Oficina de Cooperación Militar de la Embajada norteamericana en Madrid, encargada no sólo de promover la “cooperación” en armamento – es decir, la compra masiva de armas a las principales empresas del complejo militar industrial de EEUU– sino también de cuidar y fortalecer las relaciones bilaterales entre España y EEUU a largo plazo.
Razones más que suficientes, posiblemente, para que en julio de 2008, al ser nombrado JEMAD, la Embajada de la calle Serrano remitiera un telegrama a la CIA y al Departamento de Estado en que describe su ascenso como “positivo para los intereses de EEUU”.
En el informe, revelado por los papeles de Wikileaks, se define al general Rodríguez como un militar “pro Estados Unidos”, además de “un gran estratega y fuerte adalid de las acciones conjuntas”.
Capacidades que se revelarían con claridad 3 años después, cuando desde su puesto de JEMAD dirigió la participación española en la agresión conjunta de la OTAN y EEUU contra la Libia de Gadaffi que ha llevado al país a un terrorífico estado de caos y guerra permanente.
El mismo ex-JEMAD, en la rueda de prensa donde se dio a conocer su incorporación a Podemos afirmó que la OTAN “es una organización que nació para un determinado papel y por lo que ahora apuesta Podemos es por un reforzamiento de la defensa europea defendiendo esta posición estratégica europea, tanto de España como europea, dentro de la OTAN. Seguiremos respetando los acuerdos de la organización a la que pertenecemos como es la OTAN y la UE, pero apostamos por una defensa integral europea, que creo que es el futuro”.
En otras palabras, que si fichó por Podemos para intentar llegar al Congreso –cosa que finalmente no consiguió– es porque esta organización “respetará los compromisos con la OTAN”.
La relevancia de este fichaje radica en que, se diga lo que se quiera, la realidad es que si hay un punto clave donde se juega la posibilidad de cualquier cambio político de verdad en nuestro país, éste es sin duda en todo lo relacionado con la defensa de la soberanía nacional. Y más específicamente, en el ámbito de las relaciones político-militares con EEUU, el gran jefe hegemonista del mundo, incluida Europa. La presentación de un militar tan pro-OTAN como pronorteamericano dice más sobre el proyecto y los objetivos de los dirigentes de Podemos que decenas de horas de tertulia televisiva con Pablo Iglesias o Iñigo Errejón.