Unas 1.200 mujeres indígenas de más de 130 pueblos originarios de toda la Amazonia -de las tribus Potyguará, Timbira, Jurunas, Yawalapiti, Tembé, Guajajara, Krenak, Pataxó…- llegaron a Brasilia para luchar contra las «políticas genocidas» de un gobierno Bolsonaro que ha declarado la guerra «a los indios y a la selva».
La mayoría de ellas nunca habían salido de su territorio, pero ataviadas de brillantes plumas y pintadas con jenipapo y urucum, fueron a la capital brasileña -donde está el Parlamento y el Palacio de Planalto, residencia de Bolsonaro- para plantar batalla y defender sus territorios, sus hogares: «nuestros cuerpos y espíritus».
No estuvieron solas. A su encuentro salieron miles de estudiantes y profesores universitarios denunciando los recientes recortes en los presupuestos para la educación pública. Pero sobre todo las arroparon unas 100.000 mujeres llegadas de todo el país, en especial campesinas y provenientes del mundo rural: la «Marcha de las Margaritas».
Y con ellas también estuvieron los millones de personas que en todo el planeta se han horrorizado estas semanas ante las llamas devorando la Amazonia.