Medioambiente

Nucleares, ¿no, gracias? o ¿por qué no?

Recientemente se ha editado un libro de Manuel Lozano – catedrático de Fí­sica Atómica y representante de España en el Comité Europeo de Fí­sica Nuclear -, titulado «Nucleares, ¿por qué no?». En el cuestiona el punto de vista desde el que se aborda el debate nuclear y las energí­as renovables o «energí­as limpias». Al mismo tiempo y acelerado por la crisis, la polémica sobre cuál debe ser el futuro de la energí­a en España y en el mundo aborda los principales escollos a los que se enfrenta. Nucleares, ¿no, gracias? o ¿por qué no?

El catedrático de la Universidad de Sevilla introduce en el debate datos y elementos que son a considerar cuanto mínimo. Sin desreciar los riesgos de seguridad – sería imposible lo contrario – que conlleva una central nuclear, sobre todo para aquellos que viven cerca de una y más allá, pone encima de la mesa el hecho de que la contaminación emitida por una central eléctrica de carbón es mucho mayor que la de una nuclear, por la sencilla razón de que las chimeneas en las nucleares tan solo expulsan vapor de agua. Su función es de refrigeración. Sin embargo el Amazonas tardaría entre 2.000 y 3.000 años en fotosintetizar el dióxido de carbono emitido por una central de carbón.Al mismo tiempo plantea tres problemas respecto a las energías “limpias” – la solar, la eólica y los biocombustibles -. El primero es el del consumo derivado de combustibles fósiles necesarios para la construcción de los materiales que componen las instalaciones. El segundo es la cantidad de energía que hay que generar para poner en marcha las instalaciones – en Alemania se ocupan diez millones de hectáreas para producir un 0,5% de la energía del país; y en Brasil unos cuantos millones más de plantaciones de azúcar para producir los alcoholes vegetales -. Y el tercero el de las “contradicciones geoestratégicas”.“Más claro: puede que llegue el momento en que los europeos fuercen a sus instituciones democráticas a optar por la independencia energética y dejar de estar en manos de todo gobernante democrático o sátrapa que tenga capacidad de estrangular nuestra economía”. Esta es una razón de peso.En lo que se refiere al resto de argumentos está el debate. Pero sin duda la exigencia que hace el autor de invertir en investigación que permita tanto cuestionarse la utilización actual de la energía nuclear – no su desaparición -, como la forma en la que se han orientado las “energías limpias” es a apoyar.Respecto a la energía nuclear, el debate gira en torno al “reciclaje” o, mejor, reprocesamiento de residuos o su almacenamiento. España ha apostado por el almacenamiento, como EEUU. Lo que conlleva enormes problemas para encontrar espacios en los que hacerlo. Desde hace tres años el Ministerio de Industria se plantea la construcción de un Almacén Temporal Centralizado – ATC -.Pero el problema del reprocesamiento es que exige la construcción de un reactor de diferentes características mucho más costoso. Y aunque se pueden aprovechar hasta un 96% de los residuos los costes superan a los beneficios. Aquí entra la investigación.En cualquier caso lo que ya es una realidad es que países como Pakistán, Corea del Norte o Irán ya han optado por la “ultracentrifugación” utilizando solo uranio y prescindiendo del plutonio. Por no hablar del Pebble Bed Modular Reactor, actualmente en desarrollo en China; “es un reactor refrigerado por helio a alta temperatura capaz de crear hasta un tercio más de energía que un reactor convencional y además hacerlo de forma menos contaminante e intrínsecamente segura”. Es una quinta parte más pequeño, de fácil montaje y transporte, lo que reduce enormemente los gastos. “El uso del helio como refrigerante y un específico tratamiento del uranio permiten al reactor disponer de un inherente sistema a prueba de accidentes radioactivos”El debate seguirá abierto. En cualquier caso todo apunta a la inversión y la investigación para el aumento de la productividad, el ahorro, la seguridad y la independencia energética.