Modelo energético en España

¿Nucleares? No, grac

La energí­a nuclear implica, por su propia naturaleza, un modelo energético -además de peligroso y contaminante- en manos de grandes monopolios y fuertemente dependiente del exterior.

La energí­a nuclear -en manos de grandes monopolios y grupos financieros que anteponen el máximo beneficio a la seguridad de las personas y el medio ambiente- es una caja de explosivos en manos de pirómanos. España puede y debe caminar hacia un modelo energético basado en energí­as limpias y renovables y en la soberaní­a energética, que a mismo tiempo que abandona la economí­a del carbono y reduce las emisiones de CO2, cierra las centrales nucleares lo más rápido posible. No podemos permitir el graví­simo riesgo de un Chernobyl o un Fukushima en nuestro paí­s.

La primera y gran razón para abandonar la energía nuclear es su peligrosidad. La probabilidad de accidente nuclear grave aumenta cada año, debido al envejecimiento de los reactores. Los monopolios eléctricos -propietarios de las centrales nuclearestratan de maximizar beneficios, prolongando el límite legal de funcionamiento de las centrales, y reduciendo los márgenes de seguridad.

Como detalla Greenpeace en su web: “En España contamos con un parque nuclear envejecido, siendo la central de Garoña la más vieja de España y de la Unión Europea, con 45 años de vida útil. Las licencias de explotación de las centrales que están en funcionamiento caducarán en los próximos años, antes de 2024. Cuando este momento llegue, todas estarán próximas a los 40 años de vida operativa. Sin embargo, lejos de prepararse para el desmantelamiento de nuestro parque nuclear, el organismo encargado de la seguridad nuclear en España trabaja para procurar su continuidad y dar una inédita licencia de reapertura a Garoña que le permitiría operar hasta los 60 años. Un accidente nuclear significativo ocurre cada 10-12 años en el mundo (Three Mile Island, Chernóbil, Fukushima), por no hablar de que los escapes y accidentes se producen mucho más frecuentemente, como el accidente de 1989 en Vandellos I (Tarragona)”. «Librar a España de la dependencia energética, uno de los raíles sobre los que avanza el secuestro de nuestra soberanía nacional. Librar a las empresas españolas y a los consumidores del yugo de los grandes monopolios eléctricos.»

La segunda razón es su altísimo poder contaminante. Las centrales nucleares generan residuos radiactivos cuya peligrosidad permanece durante decenas de miles de años y cuya gestión, tratamiento y eliminación no son seguras.

En su funcionamiento rutinario, las centrales emiten al medio ambiente radiactividad en forma líquida y en forma gaseosa.

La vida media del plutonio-239 es de 24.000 años y la del plutonio- 240 de 2.130.000 años. Un solo gramo de plutonio 239 puede llegar a producir cáncer a más de 1 millón de personas.

Su rentabilidad económica también está en entredicho. Es cierto que el proceso genera enormes cantidades de electricidad, pero ¿a que coste?. La energía nuclear necesita grandes ayudas estatales para poder existir, y solo ha sido capaz de sobrevivir en países donde ha contado con fuertes subsidios estatales y con apoyo político cuando surgían problemas financieros. En España el coste de la gestión de residuos radiactivos en España, según la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (ENRESA), será de más de 13.000 millones de euros sólo hasta 2070.

Y además, genera una tremenda dependencia del exterior: en la mayoría de las fases del ciclo nuclear, España tiene una total dependencia del exterior: en la importación del uranio, en el diseño de reactores, en las patentes para la fabricación de los elementos combustibles, etc…

La energía nuclear implica, por su propia naturaleza, un modelo energético centralizado en manos de grandes monopolios y fuertemente dependiente del exterior. c: que nuestro país, que cada población, que cada industria y cada hogar sea capaz de autoabastecerse de energía.

Librar a España de la dependencia energética, uno de los raíles sobre los que avanza el secuestro de nuestra soberanía nacional. Librar a las empresas españolas y a los consumidores del yugo de los grandes monopolios eléctricos.