Los ricos, más gordos; los pobres, más flacos

Nos rebajan los salarios para aumentar sus beneficios

Basta con cruzar dos datos aparecidos estos dí­as en la prensa nacional para hacerse una idea exacta de lo que está ocurriendo en España con la crisis. El primero de ellos, ofrecido por el diario económico Cinco Dí­as afirma que las rentas de las familias españolas han caí­do un 8,1% desde que empezó la crisis. El otro habla de que las empresas del IBEX-35 han repartido entre sus accionistas el segundo mayor volumen de dividendos en su historia, sólo superados por los del 2009.

Dos años de crisis, dos años de rearto récord de ganancias para los propietarios y accionistas de los grandes monopolios. Un hecho que pone de manifiesto, más allá de los argumentos, embustes y climas de opinión difundidos por el gobierno y sus medios de comunicación para justificar los recortes, la realidad de lo que está ocurriendo. ¿Cómo pueden los grandes banqueros y monopolistas españoles repartirse los mayores beneficios de su historia justamente en el momento en que ha estallado la mayor crisis capitalista de los últimos 80 años? La respuesta es sencilla si ahora fijamos la vista en el otro lado, en el lado opuesto del 90% de la población. Si ellos pueden repartirse más ganancias, hacerse todavía más ricos, es porque nos están empobreciendo a todos nosotros a marchas forzadas. La crudeza y la fría objetividad de los datos expone mejor que mil argumentos lo que está ocurriendo. Cada recorte, cada rebaja, cada congelación a la que nos someten a nosotros se traduce automáticamente en un aumento en su cuenta de beneficios. Llevan meses machacándonos con que cuanto más nos apretemos el cinturón, más rápido saldremos de la crisis. Pero los hechos han dejado desnudas sus mentiras: nos aprietan el cinturón, nos vuelven cada día más pobres para ser ellos cada vez más ricos. Una rebaja de más del 8% El premio Nóbel de economía Paul Krugman, uno de los gurús económicos de Obama, ya lo había anunciado en su última visita a España a finales de 2009: “los españoles deberán bajar sus salarios un 25% si quieren salir de la crisis y acabar con el paro”. Y desde estas mismas páginas veníamos advirtiéndolo desde hace casi medio año. A comienzos del mes de marzo dijimos: “en torno a este objetivo de reducir un 25% los salarios y las rentas de la inmensa mayoría de la población gira la principal batalla política que se está dando en nuestro país.” Entonces, este objetivo permanecía encubierto, hurtado a una opinión pública a la que se pretendía mantener inconsciente y, si era posible, anestesiada, ante el drástico, doloroso e inminente plan de ajuste que nos estaban preparando. Ahora ya no es posible seguir manteniendo los ojos cerrados. En los dos años que llevamos de crisis, las rentas de las familias trabajadoras han caído un 8,1%. La inmensa mayoría de la sociedad española es hoy un 8,1% más pobre que hace dos años. Ellos han recorrido ya un tercio del camino en su objetivo de rebajarnos el 25% las rentas y salarios. Y no se van a parar, si no los detenemos nosotros, hasta alcanzarlo. Esta pérdida de riqueza para las rentas salariales no es algo nuevo. De hecho, al iniciarse la transición democrática, las rentas salariales suponían un 64% de la nueva riqueza creada cada año, mientras que las rentas de capital eran el 36%. 30 años después la situación es exactamente la inversa: en 2009 las rentas salariales se han repartido el 45% de la riqueza mientras que las rentas de capital se han apropiado del 55%. Pero lo que si es nuevo es la intensidad y la aceleración con la que se está produciendo este trasvase de riqueza entre el 90% de la población y una pequeña minoría privilegiada. Están aprovechando la crisis para concentrar más la riqueza en menos manos sobre la base de aplicarnos un brutal plan de ajuste, de rebajas salariales y recortes sociales. Los ricos, más ricos. Los pobres, más pobres Desde comienzos de año, nuestro país ha vivido meses de febril agitación política: caída de las bolsas, aumento exorbitante del precio de la deuda pública española, crisis política del gobierno Zapatero, presiones de Merkel, exigencias del FMI, llamada de Obama a Zapatero para ponerle firmes, primer recortazo congelando pensiones y rebajando salarios a funcionarios, aprobación de la reforma laboral, privatización de las cajas de ahorro,… Pero ahora resulta que los grandes monopolios españoles, lo mismos que durantes estos meses presionaban y exigían medidas inmediatas de ajuste, estaban en esos mismos instantes gestando una distribución récord de beneficios entre sus propietarios, repartiéndose entre ellos unas ganancias superiores incluso a las que tenían antes de la crisis. ¿Pero no decían que para salir de la crisis teníamos que apretarnos todos el cinturón? Parole, parole, parole: aquí de lo que se ha tratado todo el tiempo es que para que ellos puedan salir de la crisis más fuertes y con mayores beneficios, a los demás tienen que apretarnos el cinturón y empobrecernos. Para propietarios y grandes accionistas de cualquiera de los monopolios españoles que cotizan en el Ibex-35, los dos años de la “gran crisis” y el semestre del “gran ajuste” están resultado estupendos. Para ellos la crisis es otra cosa. Y mientras el 90% de la población vemos cómo nos aplican recortes, ajustes y rebajas salariales, ellos participan por segundo año consecutivo en un reparto récord de beneficios. Lo que para los demás es crisis y empobrecimiento, para ellos es ganancia extraordinaria. ¿Y quién se reparte los mayores beneficios? Los dos gigantes de la bolsa española, el Santander de Botín, el gran patrón de la oligarquía financiera española, y Teléfonica. Con el culo al aire Llevan meses diciéndonos que “hemos de salir de la crisis entre todos” y que por eso todos tenemos que resignarnos a perder rentas y salarios. Pero los cerca de 14.000 millones de euros de ganancias que las 35 mayores empresas españolas van a repartir entre sus propietarios y grandes accionistas los han dejado con el culo al aire. Ya dice el refrán popular que se coge antes a un mentiroso que a un cojo. Esos 14.000 millones de euros dejan al desnudo todos sus argumentos: lo que quieren es salir de la crisis más ricos y con mayores beneficios, a costa de empobrecernos a todos los demás. Ese es el abecé de la crisis y todo el problema de la batalla política que ha desatado: si ellos van a poder seguir apretándonos el cinturón, y hasta donde, para ser cada vez más ricos, o si nosotros, el 90% de la población, vamos a ser capaces de organizarnos para darles respuesta. Respuesta que nos permita acumular fuerza política y organizativa en torno a una línea de redistribución equitativa de la riqueza nacional y generación de ahorro para destinarlo a la inversión productiva, a la creación de riqueza y empleo. El próximo 29-S, día de la huelga general, se nos presenta la primera oportunidad de darles una respuesta. Y va a depender muy mucho de la respuesta que seamos capaces de organizar, si somos capaces de paralizar ese día por completo el país, si hacemos que el 90% de la población se sume de uno u otro modo a la jornada de lucha, para que ellos se atrevan a seguir adelante con la misma impunidad y desfachatez que hasta ahora. Todo lo que no sea una respuesta popular masiva y unitaria el 29-S, es abrir las puertas a que el 8% que ya nos han quitado se convierta pronto en un 16%, después en un 25%. ¿Vamos a permitirles que aprovechen la crisis para que ellos, los ricos, sean cada vez más gordos, mientras nosotros, los pobres, estamos cada día más flacos?