Las Sinsombrero (II)

Norah Borges

Hablamos con Irene García sobre Norah Borges, mientras recorre una carretera italiana y nos hace recorrer su obra con precisión didáctica y apasionada

Irene García Chacón es doctora en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid, y dedica una parte importante de su trabajo a las mujeres artistas de la Generación del 27 y particularmente a la obra de Norah Borges.

.

¿Quién fue Norah Borges y porqué es importante poner en valor su figura y su obra?

Norah Borges fue una pintora, dibujante, grabadora, ilustradora del siglo XX. Vive desde 1901, cuando nace en Buenos Aires, hasta 1998. Desarrolla su labor a ambos lados del Atlántico, vivió y trabajó en los “entres”.

Aunque nace, como digo, en Buenos Aires, en 1912, se traslada con su familia a Suiza y allí estudia en la Escuela de Bellas Artes de Ginebra, donde conoce el movimiento expresionista, y posteriormente en Lugano aprende la técnica del grabado, un medio que será fundamental en el desarrollo de su carrera y al que acude en infinitud de ocasiones. A finales de los años 10 del siglo XX, va con su familia a España, pasa un tiempo en Buenos Aires y luego vive en Sevilla y en Madrid. En estos momentos va a colaborar con las revistas ultraístas y se integra en el campo cultural de la vanguardia en España.

Irene García Chacón, doctora en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid

Digamos que Norah Borges va a participar en exposiciones que los historiadores del arte consideramos clave para el desarrollo de la renovación y el arte nuevo, como puede ser la primera exposición de la SAI, la Sociedad de Artistas Ibéricos, en 1925. Y en el 26, en Buenos Aires, va a realizar su primera exposición individual en la Asociación de Amigos del Arte. Ella participa de la renovación del primer tercio del siglo XX en España, su trabajo está presente en múltiples publicaciones, la revista es uno de los medios de comunicación fundamental para las vanguardias en España y ella es ilustradora en distintos medios y también en propuestas argentinas, como pueden ser Proa o Prisma. Ilustra libros de compañeros y compañeras de generación, libros renovadores del momento para las poetas españolas, por ejemplo, ilustra canciones de Maritierra, de Concha Méndez o Júbilos de Carmen Conde.

En el año 23, anteriormente, había hecho una ilustración para Guillermo de Torre, un exlibris bellísimo que da materialidad y consistencia al libro de Guillermo de Torre titulado Élices, quien acabaría por ser su pareja sentimental. Aunque está en España en los años 30 y en 1936, además participa en la exposición de arte contemporáneo del Jeu de Paume. Con el estallido de la Guerra Civil va a Francia y posteriormente acaba estableciéndose en su país natal, en Argentina.

Realizó una labor fundamental a la hora de introducir lenguajes renovadores artísticos en España y de materializar y visibilizar esos nuevos movimientos que se estaban configurando en nuestro país y en el suyo, Argentina.

Introdujo lenguajes artísticos renovadores en España”

.

¿Qué elementos definen su obra, su pensamiento?, ¿qué es el ultraísmo?

El ultraísmo es un movimiento eminentemente literario que comienza en 1918-19 en España y por este motivo es considerado por muchos historiadores como uno de los primeros movimientos de vanguardia en nuestro país. El propio término ultra, ese querer ir más allá, nos habla de los aires de renovación, de radicalidad, de una serie de escritores que quieren romper con lo establecido. Está influenciado por el creacionismo, por el futurismo y está integrado por distintos creadores como Guillermo de Torre, Juan Larrea, Isaac del Bando Villar, Lucía Sánchez Saornil o Gerardo Diego.

Se reúnen en distintos lugares donde socializan, el café Colonial por ejemplo, y van difundiendo sus ideas en revistas como Cervantes, Grecia y Ultra. En estas revistas conceden, como lo hace todo el arte del siglo XX, una importancia fundamental a la imagen. Entienden que además de la metáfora, el lenguaje, la imagen puede ayudar a incidir en el concepto que quieren transmitir y experimentan tipográficamente con algunos aspectos de la revista e incluyen ilustraciones.

Es importante la labor de Norah Borges, a la que recurren frecuentemente y quien junto a Barradas o Bores, da imagen al movimiento ultraísta.

En relación con el movimiento ultraísta, en esa primera etapa, Norah Borges hace figuras alargadas, enérgicas, con movimiento, que se pueden vincular a este ultraísmo. De ahí serían grabados como ‘El ángel del violonchelo’ o ‘Personaje con jardín’ o ‘La Anunciación’, una obra de 1919 que se conserva en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Posteriormente, a mitad de los años XX, se produce lo que se ha venido a llamar un particular retorno al orden de Norah Borges y ahí va proponiendo obras con otras formas. En un escrito publicado en 1927, en la revista Martín Fierro, que titula ‘Un cuadro sin óptico de la pintura’, divide sus planteamientos pictóricos en distintos elementos y nos habla de su preferencia por los colores rosa, verde y amarillo, las formas cilíndricas, cúbicas, cónicas, piramidales y temas como mujeres, ángeles, guitarras, casas, pórticos, cántaros, etcétera.

.

Parece que la presencia de las mujeres en torno a la generación del 27 sigue siendo un campo en el que aún falta conocimiento, ¿por qué?

El arte no es ajeno a la vida, sino que va paralela a ella y en ese sentido, como ocurre en otros aspectos de la historia y la sociedad, hay menos estudios que hayan puesto en el foco la labor que hicieron las mujeres, las pintoras, las artistas del entorno de eso que se ha venido a llamar Generación del 27. No obstante, yo creo que desde hace ya algunos años son cada vez más frecuentes las publicaciones que estudian y ponen en valor la obra de estas artistas. Por supuesto, hay muchos nombres que todavía se deben rescatar o aspectos de artistas ya conocidas y aceptadas que han quedado en penumbra y se debe seguir trabajando y reflexionando sobre ellas, pero yo creo que se ha hecho una labor importante y fundamental.

Quizá el desafío, desde el ámbito de la investigación y la academia, sea en incidir, no tanto en ese plano universitario de los especialistas, sino en dar a conocer aspectos de la labor de estas artistas en la ciudadanía, hacer una labor de divulgación paralela a esa gran labor que sí se ha hecho de estudio académico. En ese sentido, creo que proyectos como ‘Las Sinsombrero’, que llevó y lleva a cabo Tania Batlló, o los libros ilustrados como el de ‘Vanguardia es una mujer’ que ha publicado recientemente Clara de Frutos, pueden llevar a la vida de la gente, más allá de las aulas universitarias y los congresos, estos nombres para que apreciemos toda la labor de las mujeres artistas relacionadas con estos años y que integran la Sin sombrero o la Generación del 27.

Querían ir más allá, ser radicales y romper con lo establecido”

.

Cómo tantas artistas de la época utilizó un seudónimo masculino, en su caso para la crítica de arte. Es un gesto que concentra las condiciones en las que debía moverse, ¿no?

Norah Borges es una figura interesante porque está entre los “entres”, muestra y esconde, visibiliza y oculta, publica y se repliega en múltiples ocasiones durante prácticamente toda su trayectoria, quizá más en la segunda mitad del siglo XX.

El propio nombre de Norah es un seudónimo, un apodo. Norah Borges es Leonor Fanny Borges Acevedo y su hermano, Jorge Luis Borges, dos años mayor, da nombre a su hermana, y a partir de ahí todo el mundo la llama Norah. También Norah Borges juega con el apellido de su marido, de Guillermo de Torre y en ocasiones firma sus obras con Norah Borges de Torre, y en ocasiones suprime ese de Torre y deja el nombre de Norah Borges para visibilizar su trabajo. Ya en los años 20 había lanzado publicaciones teóricas.

Ese artículo que citamos antes, ‘Un cuadro sin óptico de la pintura’, aparece sin firmar y da su visión artística sin su propia firma, aunque se sabe hoy día que fue realizado por Norah Borges y de hecho esa actitud de Norah ha provocado que Mai Lorenzo Alcalá, una de las máximas expertas en Norah Borges, al publicar un libro sobre la artista, lo titule ‘Norah Borges, la vanguardia enmascarada’. Esa idea de mostrar y esconder, lanzarse y replegarse que es constante como digo en la trayectoria de Norah.

Norah Borges escribe una serie de artículos que pueden definirse como crítica de arte para la revista Anales de Buenos Aires, una revista que dirige Jorge Luis Borges. Entre 1946 y 1948 ahí publica, con el seudónimo de Manuel Pinedo, y no se sabe muy bien por qué decide hacerlo de esta manera. Borges, bastantes años más tarde dijo que en esa revista, que denomina casi secreta, firma con este seudónimo para no jactarse de ser escritora y como una muestra de su propia delicadeza, algo que siempre han querido ensalzar los teóricos o las personas que en la época escribieron sobre Norah Borges. Esto no es algo únicamente que ocurre con Norah Borges en la revista sino que el propio Borges o Adolfo Bíoy Casares firmaron artículos en los Anales de Buenos Aires también con seudónimo, con lo cual puede deberse a un juego de escritura o a esa idea de mostrar y esconder, quizá amparada por esa libertad creativa de poder opinar más libremente sobre aspectos relacionados con el arte.

.

¿Cuál fue la relación de Norah Borges con los miembros de la generación del 27? Y también con los pintores de ese momento

Intensa, pero podemos, digamos, dividirla en dos aspectos. Uno es en que su figura y su trabajo fue muy conocido por los miembros de la Generación del 27 y de hecho colaboró con algunos de ellos. Hemos mencionado cómo ilustró en esos años 30 Canciones de mar y tierra, un libro de poemas de Concha Méndez.

En esos momentos Norah Borges tenía bastante visibilidad y generosamente accede a apoyar plásticamente con su trabajo la poesía de Concha Méndez. Se conserva algún documento fotográfico, una fotografía del 35, por ejemplo, en la que aparece Norah Borges junto a Federico García Lorca. Norah Borges realizó figurines para el montaje de la ‘Égloga de Plácida y Victoriano’ de Juan de la Encina, representada también por el grupo teatral de La Barraca y ya sabemos la relación de Lorca con La Barraca.

El reto no es científico, está en dar a conocer estas artistas”

Y hay cartas de Lorca a Guillermo de Torres y a Norah Borges, con lo cual vemos cómo las relaciones profesionales y su respeto en el campo cultural se imbrican inevitablemente con las personales en estos momentos. Un aspecto que ha tratado la crítica y que es interesante, es que en una entrevista que concede Norah Borges al historiador del arte y crítico Juan Manuel Bonet en los años 90, cuando le pregunta acerca de la relación con algunas ultraístas, le dice que tenga en cuenta que en aquella época las chicas no íbamos a los cafés y. en este sentido, Roberta Kwan ha estudiado mucho cómo el nombre de Norah Borges en los cafés, que es un lugar de encuentro y sociabilidad fundamental de la vanguardia, destaca por su ausencia. En ese sentido, más allá de dónde estuvo o no estuvo presente Norah, podemos ver que contactó quizá en lugares más privados con algunos de estos creadores, por ejemplo a Carmen Conde, a quien también ilustra un libro de poemas, Júbilos, la conoce en la casa de Gabriela Mistral en Madrid, cuando era cónsul.

.

¿Crees que la cultura argentina está valorando como merece su figura?, ¿y la española?

Desde los años 90 se ha hecho un esfuerzo significativo a la hora de rescatar y poner en valor la figura de Norah Borges tanto en Argentina como en España. A finales de los 90 en la Fundación Mapfre, comisariada por Estrella de Diego, hubo una exposición titulada Fuera de Orden, Mujeres de la vanguardia española y ahí entre otras se ponía de relieve el nombre y el trabajo de Norah Borges.

Hubo otra exposición con su correspondiente catálogo en el 2006 titulada ‘Norah Borges, mito y vanguardia’ donde dos especialistas de Norah, May Lorenzo Alcalá y Sergio Baur, también ponían el foco rescatando y uniendo mucha documentación.

Su relación con la Generación del 27 era artística y personal”

En otra exposición más cercana, en el año 2020, titulada ‘Norah Borges, una mujer en la vanguardia’, Sergio Baur volvía a poner el foco en ella. Ahí digamos que incidía en que la obra de Norah Borges no se encontraba bien representada en las instituciones públicas nacionales, y mostraba el caso de Argentina donde, a diferencia de lo que ocurre con otros artistas, la mayoría de las obras de Norah Borges están en manos de coleccionistas privados más que en museos públicos donde todos podemos contemplarlas.

Hay que decir que en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía se ha intentado paliar en cierta medida este aspecto y en el año 2022 se compró un gouache titulado ‘Estudiante-mesa’. Actualmente hay únicamente tres obras en la colección, ‘Personaje con jardín’ o ‘La Anunciación’, un óleo de 1919 que hemos mencionado antes, luego hay un dibujo, ‘Campesinas de Portugal’ del año 1927 y este gouache sobre papel del año 1935.

Quizá haya que incidir en la adquisición por parte de colecciones públicas y museos, para que la obra de Norah Borges pueda estar expuesta y ser vista y conocida por los espectadores.