Necesitamos una sanidad pública a prueba de pandemias

No son los virus, son los recortes

No es verdad que la intensidad del nuevo brote del virus de la gripe haya provocado el colapso de las urgencias en muchos ambulatorios y hospitales. La causa de los problemas en la sanidad pública son los recortes que la han debilitado desde hace más de una década. Perjudicando la salud de la mayoría de la población.

La última semana del año los casos de gripe se dispararon un 75%. Y los ingresos en los hospitales se incrementaron un 60%. Es una de las mayores tasas de gripe desde la pandemia. Que es incluso mayor en algunas comunidades, como Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Asturias o Castilla y León.

Esto ha provocado una oleada de visitas a las urgencias, tanto de los centros de salud como de los hospitales, que han subido entre un 20% y un 50%.

El resultado ha sido un escandaloso espectáculo, con urgencias colapsadas, donde era necesario esperar horas para ser visitado, o con pacientes esperando durante varios días a que hubiera una cama libre para hospitalizarlos.

Y los expertos anticipan que habrá un nuevo repunte de los casos en la segunda quincena de enero, tras los numerosos contactos durante las navidades.

La responsabilidad principal no está en los virus que provocan la gripe. Si la sanidad pública se hubiera fortalecido, podría enfrentar ese repunte de los casos. El problema es que, a golpe de recortes, se ha ido laminando su capacidad. Y cualquier imprevisto genera un nuevo colapso.

Así lo ha confirmado el estudio elaborado por expertos independientes, encargado por el Ministerio de Sanidad, y que lleva por título “Evaluación del desempeño del Sistema Nacional de Salud español frente a la pandemia de la Covid-19”.

Su diagnóstico sobre las deficiencias del sistema nacional de salud es claro: “falta de recursos en todos los niveles”, “recursos humanos estructuralmente infradimensionados”…

Y las recomendaciones para conseguir una sanidad a prueba de pandemias son también diáfanas: “ampliar las capacidades del Sistema Nacional de Salud”, “reforzar la salud pública con más profesionales e inversión”…

La infrafinanciación de la sanidad pública debilita una de las “joyas de la Corona” del sistema de bienestar

La pandemia provocó un repunto del gasto público sanitario, hasta el 7,5% del PIB. Pero ese esfuerzo no se ha mantenido. Al contrario, se ha reducido. En el plan presupuestario enviado por el gobierno español ha Bruselas se contempla un gasto público en sanidad del 6,7% del PIB. Por debajo del 7% prometido, y muy por debajo de lo invertido en 2020.

Esta infrafinanciación provoca daños en todos los ámbitos.

Según el Ministerio de Sanidad hemos alcanzado un triste récord en las listas de espera: casi 800.000 personas esperan que deben pasar por el quirófano no lo han hecho todavía. Una espera que de media alcanza los 120 días, pero que en determinadas especialidades llega a los 400 días… más de un año.

El propio ministerio acaba de reconocer que actualmente hay un millar de médicos de familia menos que en 2018. Y el sindicato de enfermería SATSE denuncia que serían necesarias 35.000 nuevas camas hospitalarias para igualarnos con la media europea.

Y todavía nos exigen un tijeretazo mayor. En el Informe País 2023 la Comisión Europea ha dicho que gastamos demasiado en sanidad. Sí, habéis oído bien. Según Bruselas el gasto sanitario en España es “insostenible” y hay que recortarlo.

La infrafinanciación de la sanidad pública debilita una de las “joyas de la Corona” del sistema de bienestar. Nuestra salud sale perjudicada. Y los únicos que se benefician son los grandes monopolios de la sanidad privada.

Según un informe por cada día adicional de espera en atención primaria se contratan 289.000 seguros privados.

La responsabilidad principal no está en los virus que provocan la gripe. A golpe de recortes se ha debilitado la sanidad pública. Y cualquier imprevisto genera un nuevo colapso.

Degradan la sanidad pública para ampliar a la fuerza el negocio de la sanidad privada.

La sanidad es uno de los tres sectores donde más está invirtiendo el capital extranjero. Su volumen ha crecido con la pandemia, y es un sector “seguro”, una necesidad básica de la que no se puede prescindir.

El gran capital extranjero está presente en la sanidad pública, copando buena parte de los conciertos público-privados para gestionar hospitales. Copa el 40% de las empresas farmacéuticas en España, controlando el flujo de medicamentos y cuál es su precio. Controla cuatro de las cinco mayores empresas de residencias para la tercera edad, siendo responsables del crimen cometido en ellas durante la pandemia sobre nuestros mayores.

No son solo “fondos buitres”. También gigantes financieros como BlacRock, con una división especializada en sanidad, y que recomienda invertir en sanidad en 2023 porque “las ganancias del sector de la salud son más resistentes”.

Que la sanidad española esté cada vez más en manos de estos gigantes financieros perjudica seriamente nuestra salud.

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Redistribuir la Riqueza para mejorar la sanidad pública

Es urgente fortalecer la sanidad pública, para que esté “a prueba de pandemias” y al servicio de las necesidades de la población.

Es urgente fortalecer la sanidad pública, y defender un sistema sanitario nacional, que no se convierta en un negocio para los grandes fondos norteamericanos, ingleses, alemanes o franceses, aprueba de pandemias y que esté al servicio de las necesidades de la población.

Si miramos a los países europeos de nuestro entorno, con los que debemos compararnos, el gasto público en sanidad está entre el 8,5% y el 10% del PIB. Para igualarnos con ellos necesitaríamos aumentar el gasto público en sanidad en torno a 13.500 millones más cada año.

¿De dónde sale ese dinero? No de endeudarnos, sino de aplicar una política de Redistribución de la Riqueza.

Necesitamos invertir 13.500 más cada año para igualarnos con la media europea de gasto sanitario público

En los próximos cuatro años pagaremos, a los bancos y fondos extranjeros propietarios de la deuda, 150.000 millones solo en intereses. Siete veces más que el total destinado cada año a prestaciones a los parados.

Hay que acabar con este atraco. Implantando una moratoria en el pago de los intereses durante los próximos cuatro años.

Recortar las ganancias de bancos y grandes fondos para mejorar la salud de la mayoría de la población.

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Una falsa polémica

No hay ningún problema con las mascarillas

Se ha querido crear un problema inexistente en torno al uso de la mascarilla, como si hubiera una división a favor o en contra en la sociedad española.

No es verdad. Lo comprobamos durante la pandemia y se ha vuelto a demostrar ahora que sufrimos un repunte de casos de infecciones respiratorias. La mayor parte de la población asume, como una defensa de la salud personal y sobre todo de protección de los demás, el uso de la mascarilla, por delante de lo que establecen las autoridades.

Quienes difunden la oposición al uso de las mascarillas, identificándolo de forma falaz un acto de insolidaridad como ejercicio de una falsa libertad, pretenden crear una división y enfrentamiento que no existe en la sociedad.