Informe Cáritas y aumento de la desigualdad

No “llueve”, nos saquean

"La economía española va como un cohete" nos dicen. Pero para una mayoría de españoles, lo que crece es la desigualdad y la precariedad. “Dos décadas de crisis encadenadas han llevado a España a contar con una de las tasas de desigualdad más altas de Europa”, asegura el último informe de Cáritas

Las palabras de Carlos Susías, presidente de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza, es la clave para entender uno de los fenómenos más importantes, sino el principal, de la situación nacional: la pobreza, o el aumento de la desigualdad, “es una decisión política, no un accidente meteorológico”.

El reciente macroinforme publicado por Caritas ha puesto cifras contundentes a una realidad que todos, de una u otra forma, vivimos: incremento de la desigualdad, recorte de las condiciones de vida de amplios sectores, dificultades crecientes para muchos por unos alquileres o precios disparados…

Pero este no es un “accidente meteorológico”. No es un fenómeno “impersonal”. Unos, la mayoría, se empobrecen, mientras otros, una ínfima minoría de bancos, monopolios y fondos extranjeros, disparan su riqueza. Y no se produce de forma “natural”. Es el resultado de un atraco a la población impuesto consciente y planificadamente.

El contenido del IX Informe Foessa presentado por Caritas tiene un enorme valor. Por su amplitud y rigurosidad. Es el trabajo de 140 investigadores de 51 universidades, basado en una encuesta a más de 12.000 hogares. Y por el prestigio de la organización que lo impulsa, que forma parte de la Iglesia y nada sospechosa de “izquierdismo” o “partidismo”.

Los datos que nos presenta son una radiografía de la realidad del país que literalmente “ponen los pelos de punta”.

Según Caritas hasta 4,3 millones de personas en España sufren exclusión severa. Es una cifra un 52% por encima de lo que sucedía en 2007.

Pero el informe deja claro que la degradación social, el recorte en las condiciones de vida, no afectan solo a quienes han caído en el infierno de la pobreza y la exclusión.

Cáritas advierte de que “España atraviesa un proceso inédito de fragmentación social: la clase media se contrae desplazando a muchas familias hacia estratos inferiores”. Es decir, mucha gente que vivía relativamente satisfecha ha visto como sus ingresos reales disminuían y sus gastos aumentaban. Aunque no viven en la pobreza, son más pobres que antes.

Y el informe fija un diagnóstico claro: “dos décadas de crisis encadenadas han llevado a España a contar con una de las tasas de desigualdad más altas de Europa”.

No es un problema de crecimiento. España es como país cada vez más rica. Pero unos, pocos, se llevan una parte mayor de esa tarta, y otros, los más, ven recortada su porción.

Los dos grandes motores de este aumento de la desigualdad que fija el informe Foessa -”vivienda inaccesible y empleo precario”- afectan a una mayoría de la población.

Cáritas denuncia que “el alquiler se ha convertido en una trampa de pobreza”, evidenciando que “el 45% de la población que vive en régimen de alquiler se encuentra en riesgo de pobreza”, y que en la cuarta economía de la UE se está “expulsando a uno de cuatro hogares de una vida digna”.

El salvaje aumento de alquileres o hipotecas no “cae del cielo”. Está impuesto por grandes fondos extranjeros, convertidos en los principales caseros del país, o grandes bancos.

Y el informe nos ofrece un dato que pone encima de la mesa la cara oculta del crecimiento español: “la precariedad laboral se ha convertido en la nueva normalidad, afectando a casi la mitad (47,5%) de la población activa”.

Nunca ha habido tanta gente trabajando en España, más de 22 millones, y España lidera el ránking europeo de creación de empleo. Pero según Cáritas “11,5 millones de personas están atrapadas en diversas formas de inseguridad laboral” y “más de un tercio de la población excluida moderada o severa trabaja”.

Podemos sintetizar estos datos con dos palabras: más explotación. De la que se benefician principalmente multinacionales y grandes monopolios.

Un marco de mayor explotación que perjudica especialmente a la juventud trabajadora. El informe Foessa resalta que “los jóvenes de hoy acceden a su primer empleo con salarios entre un 15% un 30% inferiores a los primeros trabajos de sus padres”.