No es salvar a Grecia, sino a los bancos europeos

«Pero el Gobierno polaco no debe de ninguna manera despilfarrar su dinero ofreciéndole apoyo financiero a Grecia. (…) No es moralmente aceptable utilizar el dinero de los contribuyentes polacos para financiar el comportamiento cí­nico de polí­ticos y de la banca de la zona euro. No se trata de salvar a Grecia, sino a algunos bancos europeos que se equivocaron al comprar bonos griegos tóxicos»

Los caros aquetes de rescate financiero para los países sobreendeudados de la eurozona marcan el comienzo de una nueva era. Por ellos, la gente se está volcando hacia partidos populistas y nacionalistas de derecha, ya que éstos se quejan a viva voz de las ayudas a Grecia y a otros países debilitados de la eurozona. Da igual si se lo hacen en nombre del “pueblo alemán”, como Heinz-Christian Straches, del austríaco Partido de la Libertad (FPÖ), o bajo el signo de una voluntad “cristiano-judío-occidental”, como Geert Wilders, del Partido por la Libertad neerlandés. (DEUTSCHE WELLE) THE WASHINGTON POST.- Incluso una breve suspensión de los pagos del capital o de los intereses de las obligaciones de deuda del Tesoro podría causar graves perturbaciones en los mercados financieros y el sistema de pagos, inducir rebajas en la calificación de la deuda pública de EEUU, crear dudas fundamentales sobre la solvencia de los Estados Unidos, y dañar la función especial del dólar y los bonos del Tesoro en los mercados globales en el largo plazo. Las tasas de interés probablemente subirían, se desaceleraría la recuperación y, contra toda lógica, empeoraría el problema del déficit mediante el aumento de los pagos requeridos por los intereses de la deuda durante lo que bien podría ser un período prolongado. Nadie debe minimizar erróneamente el riesgo de manipular la confianza de los mercados en el crédito y la credibilidad de EEUU. Al final, el techo de la deuda deberá ser elevado. La necesidad de elevar el techo de la deuda refleja decisiones pasadas, no las del futuro. Este último será bastante difícil. Y lo será aún más si los políticos permiten que Estados Unidos se acerque al impago. Alemania. Deutsche Welle El rescate a Grecia sólo compra tranquilidad a corto plazo El acuerdo entre Francia y Alemania de poner a disposición un segundo paquete de rescate para Grecia, así como las consecuencias de tal medida en el panorama político europeo son tema de editorialistas. Dziennika Gazeta Prawna, de Varsovia: “Si los contribuyentes franceses y alemanes están dispuestos a pagar las consecuencias de que sus bancos hayan comprado bonos griegos sin pensarlo demasiado, hay que reconocer su generosidad. Pero el Gobierno polaco no debe de ninguna manera despilfarrar su dinero ofreciéndole apoyo financiero a Grecia. (…) No es moralmente aceptable utilizar el dinero de los contribuyentes polacos para financiar el comportamiento cínico de políticos y de la banca de la zona euro. No se trata de salvar a Grecia, sino a algunos bancos europeos que se equivocaron al comprar bonos griegos ‘tóxicos’. Los primeros 64.000 millones de euros se destinarán, de todos modos, a los bancos alemanes y franceses. El paquete de rescate no es tal, ya que no salva a Grecia. (…) Sólo sirve para comprar un par de meses de tranquilidad.” Neue Zürcher Zeitung, de Zúrich: “El optimismo de la canciller alemana contrasta marcadamente con el escepticismo de muchos economistas que dudan de que se pueda rescatar a Grecia de la suspensión de pago si no se reestructura su deuda. Este fin de semana, el Gobierno de Berlín se esforzó por vender el acuerdo francés-alemán del viernes, acerca de la participación voluntaria de acreedores privados en el segundo paquete de rescate para Grecia, como un hito importante. Pero está claro que no lo es, ya que sin una compensación los bancos y las aseguradoras no renunciarán a sus exigencias. Y menos aún si el Banco Central Europeo defiende su posición con argumentos válidos.” Les Echos, de París: “Una vez más, el sentimiento de pánico que atacó la semana pasada a los mercados y a la clase política está comenzando a desaparecer gracias al acuerdo entre Alemania y Francia. El viernes, Nicolas Sarkozy le volvió a llamar la atención a Angela Merkel, que había amenazado con no darle una mano a Grecia. Pero no se produjo una pulseada, como se esperaba. (…) En realidad, Alemania es la mayor responsable del caos de los últimos días. El concepto de coalición de los alemanes es muy diferente del nuestro. (…) La consideración que se tiene con el presupuesto público también es legítima, pero la falta de consenso y los cambios de último momento de los políticos alemanes se pagan caro.” Frankfurter Allgemeiner Zeitung, de Fráncfort del Meno: “Los caros paquetes de rescate financiero para los países sobreendeudados de la eurozona marcan el comienzo de una nueva era. Por ellos, la gente se está volcando hacia partidos populistas y nacionalistas de derecha, ya que éstos se quejan a viva voz de las ayudas a Grecia y a otros países debilitados de la eurozona. Da igual si se lo hacen en nombre del “pueblo alemán”, como Heinz-Christian Straches, del austríaco Partido de la Libertad (FPÖ), o bajo el signo de una voluntad “cristiano-judío-occidental”, como Geert Wilders, del Partido por la Libertad neerlandés. Y La canciller alemana, Angela Merkel, haría bien en no prometer lo que nunca podrá cumplir, ya que lo único que conseguirá es que los alemanes se pongan en contra de su política europea.” DEUTSCHE WELLE. 20-6-2011 EEUU. The Washington Post La primera regla de la economía: no causar daño Sería irónico, si no fuera tan aterrador. Aquellos que están preocupados por la deuda nacional y por lo tanto se oponen a aumentar el techo de la deuda, pueden aumentar dramáticamente la deuda si se niegan a actuar. Dos importantes funcionarios económicos lo han apuntado, desde diferentes visiones, la semana pasada. Si por la quiebra, o por los temores acerca de la quiebra, se causara una elevación, incluso mínima, de las tasas de interés de los bonos gubernamentales, dijo en una mesa redonda el Director de la Oficina Presupuestaria del Congreso Douglas Elmendorf, le costaría al gobierno miles de millones más en intereses. Un aumento de 10 puntos básicos –una décima parte del 1 por ciento– se añadirían 130.000 millones de dólares al pago de intereses durante la década. En cuanto a la noción de que se pueda pagar a los tenedores de bonos, mientras que otras obligaciones se pospusieran, el Sr. Elmendorf, dijo que "el impago de cualquier obligación del gobierno es un juego peligroso." Los comentarios del Sr. Elmendorf se vieron reforzados con las advertencias de presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke. Hablando en una conferencia organizada por el Comité para un Presupuesto Federal Responsable, el Sr. Bernanke sostuvo que en relación con el techo de la deuda, los legisladores deben practicar la versión política del juramento hipocrático: en primer lugar, no causar daño. "El no poder elevar el techo de la deuda en el momento oportuno sería contraproducente si el objetivo es trazar un camino hacia una mejor situación fiscal de nuestra nación", dijo. Y describió las posibles consecuencias: "En particular, incluso una breve suspensión de los pagos del capital o de los intereses de las obligaciones de deuda del Tesoro podría causar graves perturbaciones en los mercados financieros y el sistema de pagos, inducir rebajas en la calificación de la deuda pública de EEUU, crear dudas fundamentales sobre la solvencia de los Estados Unidos, y dañar la función especial del dólar y los bonos del Tesoro en los mercados globales en el largo plazo. Las tasas de interés probablemente subirían, se desaceleraría la recuperación y, contra toda lógica, empeoraría el problema del déficit mediante el aumento de los pagos requeridos por los intereses de la deuda durante lo que bien podría ser un período prolongado ". Al igual que el Sr. Elmendorf, Bernanke descartó la idea de que esos problemas se podrían evitar pagando a los tenedores de bonos, pero retrasando otros pagos. En poco tiempo, dijo, el Tesoro tendría que decidir si enviar por correo los cheques del Seguro Social o pagar a los soldados. Mientras tanto, "el hecho de que muchos pagos del gobierno se retrasasen podría crear serias dudas en los participantes del mercado financiero sobre la seguridad de los bonos del Tesoro." Diferimos de Bernanke sobre si es adecuado utilizar el techo de la deuda como mecanismo para obligar a la acción fiscal. Ninguna otra cosa parece haber sido capaz de persuadir a los líderes para tomar en serio la amenaza fiscal a largo plazo para la salud de la nación. La fecha límite de elevación del techo de la deuda debe servir para centrar su atención e inducirlos a esbozar por lo menos un principio de acuerdo. Pero nadie debe minimizar erróneamente el riesgo de manipular la confianza de los mercados en el crédito y la credibilidad de EEUU. Al final, el techo de la deuda deberá ser elevado, y las advertencias de Bernanke y Elmendorf sobre las consecuencias deben tenerse en cuenta. La necesidad de elevar el techo de la deuda refleja decisiones pasadas, no las del futuro. Este último será bastante difícil. Y lo será aún más si los políticos permiten que Estados Unidos se acerque al impago. THE WASHINGTON POST. 20-6-2011