A causa de la crisis del corona virus se está hablando mucho de la necesidad de mano de obra para las tareas de primavera y verano. Puesto que no pueden venir temporeros legales de otros países mucha gente piensa en nuestros nuevos parados. También en algún caso se ha pedido que el gobierno autorice a trabajar a los inmigrantes ilegales que están en territorio español.
Creo que deberíamos inclinarnos por esta segunda propuesta por varios motivos. Desde el punto de vista de nuestros recientes parados, casi ninguno de ellos ha trabajado en el campo, al aire libre i bajo el sol durante 8 o 10 horas, si exceptuamos a los trabajadores de la construcción. No dudo que muchas de estas personas están acostumbradas a trabajos duros y agotadores, sobre todo los que se dedican a la restauración, pero seguramente no es el mismo tipo de dureza. Pero suponiendo que les guste y se vean suficientemente capacitados surge otro problema, más grave: el de la vivienda. No en vano vemos a muchos de los inmigrados viviendo en barracas cerca de los campos. No lo hacen por gusto, sino por el simple hecho que no hay suficientes alojamientos para todos en los momentos de mas trabajo. Los campesinos no suelen tener habitaciones para alojarlos, ni cocinas, lavabos etc. Este también seria el caso para los españoles que temporalmente quisieran ir a hacer temporada al campo. A no ser que los propietarios de tierras y los ayuntamientos les proporcionaran los alojamientos que dicen no tener. Así, tendrían que dejar su casa , su familia por un alojamiento incierto y un trabajo mal pagado. Realmente les valdría económicamente la pena?. Seguramente habrá gente a la que si le valdrá la pena. Si es así, perfecto y adelante.
¿Pero qué pasa con los ilegales que viven entre nosotros ¿.La mayoría de ellos proceden de África y América Latina y en general son hijos de campesinos, que han trabajado desde pequeños en los campos familiares. Están acostumbrados al trabajo en el campo y bajo el sol. Pero este no es su principal activo. Lo que más les diferencia de los españoles es el acceso a la “vivienda”. Si no la encuentran acaban viviendo en las barracas como solemos ver. Pero en general no es así, ya que disponen de numerosas redes que les permiten encontrar un alojamiento con mas facilidad que cualquiera de nosotros. Siempre hay otro inmigrado legal que trabaja regularmente en el campo y que dispone de vivienda. Previo pago, alquila camas a otros que tengan alguna relación, aunque lejana , con él: un amigo de un primo, el tio de su vecino del pueblo…. Así que en general un inmigrado sin papeles tiene más facilidades para alojarse.
Ahora bien, el permiso para trabajar durante esta temporada tendría que estar regulado de alguna manera por el gobierno. En estos momentos esta es la gente con menos posibilidades de salir de casa, y mucho menos de viajar. Conozco a gente sin papeles ,jóvenes , que ni siquiera se atreven a salir a comprar pan. Así que para facilitar su trabajo en el campo, tan necesario en estos meses, tendrían que disponer de algún documento que les permitiera desplazarse a los lugares donde hay demanda. Estos permisos transitorios tendrían que estar regulados por el ministerio de interior y gestionados por la policía. Sobretodo significaría un esfuerzo de compaginar la oferta con la demanda. Pero del mismo modo que se gestiona cada año la llegada de temporeros de Marruecos , Rumania u otros, también se puede gestionar el movimiento dentro de España, seguramente con mas facilidad.
Esto no seria una legalización generalizada ni un cambio en la ley de extranjería. Aunque muchos podamos pensar que esto sería lo ideal, seguramente no es el momento adecuado. Pero si que puede ser adecuado permitir el trabajo en el campo a gente sin papeles. Lo necesitan los propietarios de tierras puesto que no se pueden dejar los frutales sin cuidados a riesgo de que se asilvestren. Tampoco se puede dejar la fruta sin recoger con el riesgo de una subida espectacular de los precios ,o de quedarnos sin frutas y verduras. Y no menos importante, lo necesita la gente sin papeles, no sólo para ellos sino también por las familias que han dejado atrás. En sus países de origen, si se les expande la enfermedad no solo será un desastre sanitario sino también económico. Ya en estos momentos están subiendo los precios de los productos básicos como las legumbres y los cereales. Y los que han dejado su país para llegar a Europa lo han hecho por dos razones básicas: mejorar su propio futuro y ayudar a la familia que ha quedado atrás.
Hago un llamamiento al gobierno para que tenga en cuenta estas circunstancias y actúe en consecuencia, sin miedo a las voces que seguramente surgirán en contra. Voces que en definitiva también compran y comen, como todos.
Dolors Terradas Viñals, profesora jubilada, voluntaria, ex diputada.