Entrevista a Luis Enjuanes (CNB-CSIC)

“El virus debería evolucionar hacia ser más contagioso, pero también más atenuado”

Luis Enjuanes, el mayor experto español en coronavirus, nos habla de las tendencias esperables de la evolución de la pandemia, de la quinta ola y de la esperanzadora vacuna que persigue su equipo

P.M.Escanciano

Quizá una de las pocas cosas positivas de este virus, que tanto daño ha causado, es que no dejó jubilarse a Luis Enjuanes. Desde hace año y medio, junto a términos como «Covid-19», «SARS-CoV-2» o «espícula», los españoles nos hemos enterado de que contamos con científicos de talla mundial para combatir la pandemia. Ninguno más experto que este valenciano de 76 años.

Para Luis Enjuanes, los coronavirus son viejos conocidos. Tras décadas de estudio, y tras conseguir con éxito una vacuna contra el MERS de 2012 -«pariente» del SARS-CoV-2- este veterano científico es la máxima autoridad española, y una de las del mundo, en este tipo de virus.

Luis Enjuanes codirige, junto a Isabel Sola, el laboratorio de coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC). Su equipo es uno de los que persiguen una vacuna española para la Covid-19, una que promete ser una de las más potentes y sofisticadas. Está basada en replicones de ARN que se autoamplifican: el material genético, con información de la espícula del virus, se multiplica hasta 5.000 veces dentro del organismo, incrementando la respuesta inmune. En animales, ha demostrado generar «inmunidad esterilizante», es decir, que -si esa propiedad, tal y como se espera, se confirma en humanos- las personas vacunadas no solo no enfermarían, sino que tampoco se infectarían ni transmitirían el virus. Y su administración podría ser intranasal, lo que da mayor protección en las vías respiratorias, la principal puerta de entrada del coronavirus.

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¿Qué nos puede contar de la evolución del coronavirus? Porque siempre se ha dicho que la tendencia «esperada» en un virus es a que evolucione hacia formas más atenuadas, variantes que llegan a convivir con el hospedador sin provocar enfermedades graves. Pero ahora tenemos una variante Delta mucho más contagiosa que las anteriores….

En cuanto a la implementación de la Delta en distintos países, sabemos que en EEUU es aproximadamente del 83%; en el Reino Unido, más del 65%; y en España ya desde finales de julio suponía más del 50% de los casos. La irrupción de esta variante ha sido rapidísima, en tiempo récord, ha sido imparable. Los virus no piensan, lógicamente, pero dado que la Delta plus es un 65% más transmisible, por selección natural esta variante va a acabar siendo dominante en todas partes.

Y lo mismo que ha pasado antes, al final aparecerá otra variante aún más transmisible que se acabará imponiendo a ésta. Lo que estamos esperando algunos es que, en algún momento, se imponga una variante que, junto a ser más transmisible, también sea menos virulenta, más atenuada, que provoque una enfermedad más leve.

Porque esto es lo que suele pasar. Cuando ocurre una zoonosis [el salto de «especie» de un virus, en la que un mutante vírico pasa a poder infectar a una nueva especie animal, como se sospecha que ha pasado con el SARS-CoV-2], suele ocurrir que al principio este virus se replica más lentamente en la nueva especie, en el nuevo hospedador, pero siendo tremendamente virulentos, porque digamos que pillan a esa especie desprotegida inmunológicamente. Las zoonosis cuando emergen son tremendas.

La irrupción de la Delta plus es imparable.

Pero luego lo más frecuente, la tendencia esperable, es que estos virus se vayan atenuando. Esto es lo que ya ha ocurrido con el SARS-CoV-1 de 2003, que empezó siendo muy virulento, con tasas de mortalidad del 10%, y que, tras seis o siete meses de epidemia, el virus estaba bastante atenuado.

En España hemos superado el 63% de la población con la pauta completa, y el 73% tiene al menos una dosis. ¿Cómo valora el proceso de vacunación? ¿Cómo estaríamos ahora sin vacunas?

Creo que el proceso de vacunación en España ha sido y está siendo muy razonable. Se van a cumplir las previsiones del gobierno, que se comprometió a que para finales de agosto estuviera vacunado el 70% de la población.

Lo que ocurre es que probablemente tengamos que corregir las aspiraciones provisionales. Para alcanzar la inmunidad colectiva o de grupo seguramente tengamos que alcanzar un porcentaje del 80-85% de la población vacunada. Hay que tener en cuenta que, aunque lo «tradicional», el porcentaje que se pone como referencia normalmente para la inmunidad de masas por modelos matemáticos, es el 70%, debido a la aparición de nuevas variantes que disminuyen la eficacia de las vacunas en torno al 5-8%, hay que corregir la cifra hacia arriba.

Con ese 80-85% de población inmunizada queremos conseguir que el virus fracase en casi todos sus intentos de propagarse de una persona a otra, y que así la pandemia se vaya extinguiendo.

Pero mientras haya países donde no llegan las vacunas y cuya población está indefensa, seguirá habiendo reservorios del virus, que además serán fuente de nuevos mutantes del virus. ¿No debería plantearse el objetivo de la inmunidad colectiva… de forma planetaria?

Por supuesto que sí, totalmente de acuerdo. No solo por motivos éticos, sino que es lo inteligente. Esto es lo que afirman las agencias internacionales y los expertos en sanidad de todo el mundo. Hay que ayudar a las personas o países que no se pueden costear estas vacunas. Si no se hace así, nunca nos vamos a quedar libres de esta amenaza.

Hay que ayudar a los países que no se pueden costear estas vacunas.

Pero como siempre, una cosa es estar de acuerdo con que esto es lo que hay que hacer, y otra la dura realidad que se impone siempre. Los países lo que hacen es atender primero sus propias necesidades, y luego, cuando las han atendido mayoritariamente, es cuando se sienten más «inteligentes y generosos» y ayudan a vacunarse a los demás países. Y por eso ahora se está incrementando la ayuda, cuando los gobiernos tienen la excusa de que en su país la vacunación está adelantada

Le pregunto ahora por la vacuna de su grupo del CNB-CSIC, que busca la «inmunidad esterilizante”. ¿Cuándo estará lista?

Bueno, nosotros ya elaboramos una vacuna contra el virus MERS de Oriente Medio. Y basada en la misma tecnología -con replicones de RNA derivados del genoma del virus- ahora hemos preparado una vacuna para el SARS-CoV-2. Hemos diseñado incluso una versión más moderna, porque ahora tenemos dos tipos de «presentación», dos «delivery system», de entrega de la vacuna a las células. Una versión es una vacuna químicamente definida, que utiliza el replicón RNA. Y en la otra versión lo hemos combinado con un «delivery system» que no solo protege al replicón de la degradación, sino que potencia su expresión inmunológica.

En estos momentos estamos todavía en la etapa pre-clínica, estamos inmunizando a «ratones humanizados» [ratones modificados genéticamente para que expresen en la superficie de sus células receptores para el SARS-CoV-2 idénticos a los de las células humanas], y ya hemos comprobado que la vacuna induce una inmunidad humoral bastante alta, muy probablemente neutralizante. Nuestra vacuna induce anticuerpos contra un dominio de la espícula de los virus que es justamente el que se acopla con la proteína receptora de la superficie de las células humanas. Al bloquear con un impedimento estérico el contacto entre la «llave» del virus y la «cerradura» de nuestras células, se corta completamente la infección, la replicación y la transmisión del virus.

Estamos comprobando que tenemos una respuesta humoral neutralizante, y dentro de un par de semanas podremos haber comprobado si también induce un cierto grado de protección celular en este modelo experimental de ratoncitos humanizados. Si todo va bien, después del verano comenzaremos los ensayos en monos macacos.

Habrá que esperar al 2022 para los ensayos en humanos, para las pruebas clínicas. La inmunidad esterilizante la hemos comprobado en animales y esperamos obtenerla en las pruebas clínicas. Pero para eso es muy importante la administración intranasal.

Hemos conseguido la inmunidad esterilizante mediante la inoculación intranasal porque esta es la vía que utiliza el coronavirus para introducirse en el cuerpo, la mucosa respiratoria, y allí es donde hay que inmunizar. La inmunidad en este tracto respiratorio se induce de manera diferente, que es administrando el antígeno en las propias mucosas. Resulta que la inmunidad está compartimentalizada: si quieres inmunizar en una mucosa ocular o en una entérica, has de presentar allí el antígeno.

Para la inmunidad esterilizante la vía debe ser intranasal

Sabemos que los efectos inmunitarios tan contundentes que hemos conseguido dependen de esta forma de administrarla. Esto también lo saben los laboratorios de otras compañías y están estudiando esta otra ruta de administración. Pero las compañías prefirieron salir al mercado con vacunas intramusculares, porque aunque se sabe que es menos efectiva, el número de controles que hay que presentar a las agencias reguladoras del medicamento es menor.

Entonces su equipo está en una carrera de fondo. No en llegar primero, pero sí en llegar mejor. En conseguir una vacuna mucho más efectiva y completa…

Ciertamente sí. Pero como también hemos de ser precavidos, ahora estamos trabajando paralelamente en dos rutas: la intranasal y la intramuscular. Tenemos experimentos en marcha para ambas rutas, pero cada modalidad de administración requiere un sistema de «delivery» diferente, un sistema distinto para que el replicón llegue a su destino. Y esto complica el trabajo, incrementa los ensayos y nos hace ir más lentos.

A principios de junio el verano parecía prometedor. Pero en apenas tres semanas los casos explotaron en una quinta ola. ¿Era esto evitable? ¿Se ha hecho la desescalada demasiado rápida?

Creo que sí. Me parece que por parte de algunos sectores de la población no ha habido cuidado. Con el verano y las vacaciones, creo que muchos se han olvidado de que el virus sigue entre nosotros. También es verdad que ha contribuido a la propagación rápida de esta quinta ola el hecho de la nueva variante Delta plus procedente de la India.

Todo ello junto, la imprudencia y el virus Delta, ha dado lugar a este desastre. Un desastre tanto sanitario como económico, porque ha obligado a las autonomías a tener que tomar medidas restrictivas, restringiendo horarios y espacios.

Esta quinta ola se ha producido en un contexto donde algunos tribunales parecían ir a la contra de que se endurezcan las medidas. Me refiero a la sentencia del Constitucional contra el Estado de Alarma, o las sentencias de los tribunales anulando las medidas restrictivas de algunas CCAA. ¿Cómo valora este clima «político-judicial»? ¿No debería, después de un año y medio de pandemia, haber consenso en las medidas para derrotar al virus? 

Pues uno piensa que sí, que debería haber ese consenso. Yo personalmente estoy de acuerdo con tu sugerencia. Lo importante siempre es salvar vidas.

Desde mi punto de vista, la actuación del gobierno en el pasado, con el Estado de Alarma, era lo mejor que se podía haber hecho. A veces, los expertos en la materia legal tienen en cuenta consideraciones teóricas de su campo, pero se olvidan del contexto en el que se han aplicado las medidas, y del gran número de vidas que -según importantes estudios- se han salvado con ellas.

Agradezco al gobierno la decisión que tomó en su momento

Pero quiero remarcar que, como sabe todo el mundo, el propio Tribunal Constitucional está dividido en esta decisión de anular el Estado de Alarma. Se ha tomado por seis votos contra cinco, no de nueve a uno. Eso quiere decir que esta decisión no es muy sólida, y que está sujeta a interpretaciones, como ocurre con todo lo que hacemos los humanos. Un solo voto en la otra dirección hubiera cambiado la sentencia.

Y por eso creo que hay que relativizar esta sentencia, aunque tengamos que acatarla. Yo siento enormemente esta decisión y creo firmemente que si no se hubiera tomado la decisión de restringir la movilidad con el confinamiento… es que no quiero ni pensar en los que habrían muerto. Yo agradezco al gobierno la decisión que tomó en su momento, y el bien que hizo a la salud pública y la sociedad.