La actuación de la “trama Villarejo” contra Podemos

Mucho más que “policías corruptos”

Debe de investigarse hasta el final, para dilucidar quién estaba de verdad detrás del “caso Villarejo”.

Pablo Iglesias ha comparecido en la Audiencia Nacional a instancias del juez García Castejón. No lo hacía como acusado o investigado, sino en calidad de víctima de turbias operaciones policiales.

Los hechos están vinculados a las operaciones en torno al comisario Villarejo, ex miembro de la cúpula de inteligencia policial y actualmente en prisión preventiva.

En el registro del domicilio y el despacho de Villarejo, la policía incautó documentos relacionados con el robo del móvil de una de las ayudantes de Pablo Iglesias durante su etapa como diputado europeo, y también con la elaboración de un informe que intentaba presentar una inexistente financiación ilegal a Podemos desde Irán o Venezuela.

Este material fue “puesto en circulación”, publicándose en medios como OK Diario, dirigido por Eduardo Inda, o empleado por oscuros grupos como Manos Limpias para impulsar denuncias que la justicia ha desestimado.

Esta campaña adquirió su mayor virulencia justo cuando, tras las últimas generales, existía la posibilidad de formar un gobierno de progreso que exigía la participación de Podemos.

Como responsables de estas actuaciones se señala al entorno del comisario Villarejo y a la llamada “brigada patriótica”, creada durante la etapa de Fernádez Díaz como ministro de Interior, a la que se atribuye la tarea de investigar a los adversarios políticos del PP.

Pablo Iglesias, que va a ejercer la posibilidad ofrecida por el juez de personarse como perjudicado en la causa, ha declarado que “se trata de una trama criminal que implica a policías corruptos, medios de comunicación y grandes empresarios”. Expresando la necesidad de “limpiar nuestra democracia de basura”.

Es absolutamente inadmisible que desde altas instancias de la policía se hayan prefabricado acusaciones contra un partido político. Con el indisimulado objetivo de intervenir en la situación política, en un momento donde la formación de gobierno estaba dirimiéndose.

Pero el llamado “caso Villarejo” es algo mucho más grave que las fechorías de unos policías corruptos o las maquinaciones de un partido para utilizar las instituciones en su propio beneficio.

Las actividades en las que está implicado el ex comisario Villarejo han sido divididas en diez causas. Y algunas de ellas afectan a puntos sensibles del Estado o de las misma oligarquía. Hablamos de las revelaciones sobre las actividades ilegales en que estaría inmerso el rey emérito, Juan Carlos I, o la intervención, bajo orden del ex presidente del BBVA, Francisco González, para frustrar el intento de Sacyr de entrar en el accionariado del segundo banco español.

Quien tiene capacidad para hurgar en estos terrenos tan sensibles no es un ex comisario jubilado de la policía, por muchos contactos que tuviera.

El “caso Villarejo” está todavía bajo secreto de sumario, y solo conocemos lo que ha sido revelado por algunos medios. Debe de investigarse hasta el final, para dilucidar quién estaba de verdad detrás del “caso Villarejo”.