Angela Merkel se comprometerá a salvar al euro. Hay pocas dudas sobre eso. Pero no espere que realice algún movimiento por ahora.
Ciertamente están creciendo las presiones para que la canciller alemana ceda y no sólo de parte del presidente de Francia, quien ganó las elecciones con la promesa de una agenda de crecimiento, ni de los partidos políticos griegos, que están demasiado ansiosos de que ella salga a su rescate (…)
La canciller alemana ya ha dejado claro que respalda el crecimiento tanto como cualquier otro político realista. Pero no cree que éste provenga de un mayor gasto público.
En cambio, Merkel cree que el crecimiento provendrá de reformas estructurales diseñadas para hacer que los miembros altamente endeudados de la eurozona sean más productivos y más competitivos frente a la propia Alemania.
Es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Hay pocas señales de que Grecia y otros países periféricos -o incluso las grandes economías como Francia- tengan mucho más apetito de austeridad.
Eso nos lleva a la segunda razón por la que es poco probable que Merkel cambie justo ahora: la misma Grecia.
Para muchos, una segunda elección el 17 de junio es considerada como el equivalente a un referendo sobre la permanencia de Grecia en el euro.
El reciente aumento de la popularidad del partido de izquierda Syriza, cuya campaña se basa en la oposición a los términos del rescate de la eurozona, ha generado temores de que el país pueda terminar abandonando al euro.
El propio Syriza ha querido explotar este temor y ha advertido a Merkel que si no hay acuerdo en el paquete, podría terminar con una moneda única debilitada. En general se espera que una salida de Grecia lleve a un contagio, debido a que los mercados financieros especulan que otros países seguirán a Grecia.