La trituradora alemana se impone

Merkel, la mercader de Francfort

La figura de Shylock reaparece encarnada en Merkel, la usurera mercader de Francfort que exige saquear y saquear aunque tenga que arrancarle el corazón a todos

Pocos dí­as después de que se le concediera el Nobel de la Paz, la cumbre de Bruselas ha demostrado una vez más la dictadura alemana que es hoy la Unión Europea. Merkel ha vetado todas las alternativas que pudieran dar algo de oxí­geno a España y al resto de los despectivamente denominados PIGS (cerdos en inglés) del sur de Europa.

Con un contundente lenguaje impropio de los usos diplomáticos o las relaciones entre socios, Merkel cerró la cumbre negando tajantemente que vaya a haber “recapitalización retroactiva” de los bancos, lo que quiere decir que la inyección de fondos europeos a los bancos españoles –entre 40 y 50.000 millones de euros, de momento– contabilizarán como deuda pública del Estado español, es decir, irán a costa de los bolsillos de todos nosotros, los contribuyentes españoles. Y esto será así por imposición expresa de Alemania contraviniendo los acuerdos unitarios alcanzados en la cumbre del pasado mes de junio. «Bajo batuta alemana, Europa coquetea peligrosamente de nuevo con el abismo» Esos “4 puntos sólo del PIB», como dijo Rajoy al acabar la cumbre, en que aumentará la deuda pública española, obligarán, para cumplir los objetivos de déficit, a nuevos y cuantiosos recortes en pensiones, seguro de desempleo, becas o sanidad. Lo que no hará sino dañar aún más las condiciones de vida de los españoles y agravar la recesión económica del país, al que el FMI augura ya un panorama de años de recesión, más paro, y ninguna luz al final del túnel.Pero además, guiándose única y exclusivamente por sus propios intereses electorales internos, Berlín ha sometido también al resto de países de la eurozona a postergar la entrada en vigor del supervisor bancario único. Organismo que provoca auténtica urticaria en el gobierno de Merkel, ante la mera posibilidad de que pueda inmiscuirse en su sistema financiero y sacar a la luz la infecta y más que tóxica situación de muchos de sus bancos locales, entidades financieras similares a las cajas de ahorro españolas, controladas también por las castas políticas regionales de los länder. Las cartas mostradas por el ministro de Finanzas alemán, verdadero hombre fuerte del gobierno de Merkel, revelan sus intenciones. Estarían dispuestos a negociar la creación de un supervisor bancario único a cambio de que el resto de países de la UE acepten un grado de intervención extremo, con la elección de un supercomisario europeo que tendría el poder de vetar los presupuestos nacionales y la capacidad de cambiarlos por encima de la voluntad del parlamento de cada país. Bajo batuta alemana, Europa coquetea peligrosamente de nuevo con el abismo. La crisis de la moneda única, la del sistema financiero o la de la deuda soberana están lejos de haber sido resueltas. En cambio, una gigantesca crisis social llama ya a las puertas de casi toda Europa. De ahí al estallido de un rosario de crisis políticas solo queda un paso.