La gran banca concentra el capital, y lo utiliza para devolver sus deudas, repartir dividendos o expandirse internacionalmente. Negándoselo a las pymes o a las empresas que quieren invertir y crear empleo.
Según los datos que ha publicado el Banco de España, el nuevo crédito a las sociedades retrocedió un 9% en comparación con el mismo mes de 2013, hasta los 30.800 millones. En lo que va de año, el descenso alcanza el 10%, con 209.090 millones.En total y salvo el balance del pasado diciembre, cuando la nueva financiación a las empresas subió un 7% en lo que ahora se ve como un espejismo, la estadística arroja tasas negativas interanuales en el crédito desde junio de 2012.«La reducción de salarios no permite ganar competitividad a las pequeñas y medianas empresas» Además, cuanto menos prestan, más caros son los créditos. A pesar de las medidas del Banco Central Europeo (BCE) y la caída de la prima de riesgo, las empresas españolas todavía pagan casi tres veces más que las alemanes por sus préstamos, lo que impide una mayor inversión y una mayor creación de empleo. El coste medio de un crédito de más de 1 año en España se situó en el 4,2% en mayo, cerca de su récord desde que existe el euro de abril, que fue del 4,39%. En Alemania, mientras tanto, la banca apenas exige un 1,51% de interés a las empresas. A esto se une que los intereses para los créditos de menos de un millón de euros -los que utilizan las pymes- es el doble de los que tienen un importe superior. La banca se ceba en las pequeñas y medianas empresas asfixiándolas con intereses abusivos.Los tipos de interés, precio oficial del dinero en la Eurozona, están actualmente en el 0,15%. Comprenderemos el gigantesco negocio que estos intereses -treinta veces por encima del precio del dinero- suponen para la gran banca.Esta dictadura financiera supone un dogal que impide la recuperación económica. La restricción del crédito y su alto coste impide la inversión. El poco y caro crédito disponible se dedica por parte de las empresas al día a día, ante la falta de liquidez, y las inversiones a largo plazo, que generarían riqueza y puestos de trabajo, son desechadas por imposibles.Los expertos afirman que “mientras los tipos reales en España sigan altos, la compañías van a tener que ganar competitividad a través de otras vías como los costes laborales”.Es mentira. La reducción de salarios no permite ganar competitividad a las pequeñas y medianas empresas. Y acaba perjudicándoles, al restringir el consumo y reducir sus ventas.Lo que necesitamos es una auténtica política de redistribución de la riqueza, que ponga a disposición del crecimiento económico el enorme capital que hoy monopolizan los grandes bancos.Una salida que eleve los salarios y permita a las pymes acceder al crédito en condiciones ventajosas.