Según el estudio Digital News Report 2016, más de la mitad de los lectores de noticias por internet están preocupados por la dependencia financiera de los medios. Lo que permanece oculto es que el incremento del control de los medios de comunicación por parte de la gran banca viene acompañado de una mayor dominio desde el gran capital extranjero. ¿Qué soberanía tiene un país donde la información que reciben sus ciudadanos en realidad se decide en el extranjero?
El primer paso, una mayor concentraciónEn los últimos años se ha dado un salto en la monopolización de los medios de comunicación de masas.Los tres mayores grupos de comunicación en España (Atresmedia, Mediaset y Prisa) controlan más del 50% de las ediciones online de la prensa, las dos mayores cadenas de radio privada de España, la casi totalidad de los grandes derechos deportivos, el 100% de la TDT de pago, y más del 50% de los canales de pago.
Los dos principales gigantes (Atresmedia, que controla Antena 3 y La Sexta, y Mediaset, con Telecinco y Cuatro) controlan el 87% de todo el mercado publicitario de la televisión en España. «La mayor concentración de los medios de comunicación, y el un aumento del dominio de la banca sobre ellos, desemboca siempre en colocarlos bajo la dependencia del gran capital extranjero»
La crisis ha dado alas a la concentración de la propiedad de los grandes medios de comunicación.
Según el Informe Anual de la Profesión Periodística editado por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), solo entre 2008 y 2012 cerraron 197 empresas periodísticas, entre ellas 22 periódicos diarios, 2 agencias de noticias, 7 digitales, 10 gratuitos y 4 radios.
Por el contrario, los ingresos de los ocho principales grupos (Prisa, Mediaset, Atresmedia, Vocento, Unidad Editorial, Grupo Zeta, Grupo Godó y Prensa Ibérica) equivalen al 90,3% de los ingresos totales de la industria de la comunicación en España.
Tropezando con la bancaEn el prólogo del libro Papel mojado, Pere Rusiñol, ex redactor jefe de El País, afirma que “hoy casi todos los grandes medios de España han sido absorbidos por el poder financiero. No con la clásica dependencia de la influencia publicitaria o de los créditos, sino de forma mucho más profunda: directamente en la propiedad”.
La renegociación de las gigantescas montañas de deuda, impagables, acumuladas por los grandes medios de comunicación, han permitido un mayor control de la gran banca sobre ellos.
El Grupo Zeta (editor de El Periódico de Cataluña) se encuentra en los hechos en manos de La Caixa, el principal banco acreedor, que nombra directamente al presidente de la Comisión Ejecutiva, el máximo órgano de gestión del grupo.
El grupo PRISA, durante mucho tiempo el más poderoso grupo de comunicación en España, es un ejemplo paradigmático.
El accionista de referencia –la sociedad Rucandio, en la que se integraban las participaciones de la familia de Jesús Polanco– pasó de controlar el 54 % en 2009 al 25,5 % en la actualidad.
Mientras aumentaba la presencia en su accionariado de grandes fondos norteamericanos como Liberty, o entidades financieras como el Banco Santander, Caixabank y el HSBC.
A esto se une la participación y control “tradicional” de la banca en los grandes medios de comunicación, a través de múltiples medios.
En los consejos de casi todos los grandes medios se sientan directamente consejeros del sector financiero. El consejo de Antena3 incluye a Marco Drago, consejero del fondo DeA Capital (el fondo vinculado a De Agostini, accionista de referencia de A3) y Pedro Ramón Cajal (consejero del Banco Renta4).
El consejo de administración de Vocento incluye a Fernando Azaola Arteche (BBVA), Rodrigo Echenique (Banco Santander) y Jaime Castellanos (Lazard).
En el reducido grupo del consejo del Grupo Godó se sienta Luis Conde (consejero de CatalunyaCaixa y vinculado a Lazard).
La simbiosis entre banca y grandes medios de comunicación va también en sentido contrario, los editores de La Vanguardia y La Razón son a su vez vicepresidentes de CaixaBank y el Banco Sabadell, respectivamente.
Cada vez menos “españoles”Este proceso de una mayor concentración de la propiedad en los grandes medios de comunicación, y de un aumento del dominio de la banca sobre ellos, desemboca siempre en colocarlos bajo la dependencia del gran capital extranjero, cuando no en convertirlos en una propiedad cuya gestión se decide en Washington o en Berlín.
Muchos de los que conocemos como “grandes grupos de comunicación españoles” están en realidad, y en una proporción creciente, en propiedad o bajo el control del capital extranjero.
En 2010, el fondo de inversión norteamericano Liberty inyectó 861 millones de euros en PRISA, necesitada de liquidez para aligerar su deuda. Liberty maneja los llamados hedge funds, más conocidos como “fondos buitres”, representantes del sector más agresivo del capital norteamericano.
En los dos gigantes de la televisión en España hay una presencia decisiva del capital extranjero.
En Atresmedia, el Grupo Planeta mantiene una estrecha relación con su socio italiano De Agotini, y con la compañía alemana UFA, participada mayoritariamente por el grupo germano Bertelsmann. A través de diferentes pactos parasociales, entre los tres controlan el 60,9% del capital del grupo audiovisual. «El aumento de la propiedad y el control sobre los grandes medios de comunicación españoles del capital extranjero es una cuestión fundamental, y muchas veces interesadamente olvidada»
Y la matriz italiana de Mediaset (con centro en la sociedad Fininvest, controlada por Silvio Berlusconi) es el accionista mayoritario de Mediaset España y designa a la mayoría de sus consejeros.
Un grupo tan importante como Unidad Editorial (editora de El Mundo y Marca, con presencia en radio y televisión digital) está controlado en un 90,1% por el grupo italiano RCS Mediagroup.
En RCS están representados algunos de los nódulos de la gran burguesía italiana: la la familia Agnelli, monopolios como Pirelli, bancos como Mediobanca o Intesa Sanpaolo.
Además, encontramos al capital extranjero participando, a través de Televisa y WWP, el 40% de Mediapro. O con el grupo francés Lagardére, que posee el 20% de las revistas que se editan en España.
Y los grandes grupos norteamericanos están detrás de buena parte de los canales digitales que hoy forman buena parte de la oferta televisiva (Fox, TNT, AXN, Disney…).
Más dependencia, menos soberaníaEl aumento de la propiedad y el control sobre los grandes medios de comunicación españoles del capital extranjero es una cuestión fundamental, y muchas veces interesadamente olvidada.
Si la información que recibimos, y que influye decisivamente en cual es la opinión pública, o la mayor parte de los canales que nos proporcionan entretenimiento por televisión -y que con ello moldean nuestras costumbres- tienen su principal centro de decisión en el extranjero tenemos un problema de soberanía.
Si en las sociedades de capitalismo desarrollado la información es poder, e incide de forma decisiva sobre la formación de opinión colectiva y el curso político, es imprescindible recuperar nuestra soberanía perdida, como país y como sociedad, sobre la información que recibimos.