Son las 11:00 de la mañana del 7 de octubre de 2015, en el madrileño Paseo del Prado, frente al Ministerio de Sanidad Servicios Sociales e Igualdad, comienzan a llegar los primeros manifestantes, las primeras personas que con sus vestimentas pintarán de lila todo un paseo, que poco a poco se irá llenando de gente con ganas de hacerse escuchar, puesto que a estas horas tempranas se oían ya, los primeros gritos que pedían justicia.
Para ser sincero debo poner en relieve que lo que más me llama la atención, es la juventud de los asistentes que van llegando, algo que en otras manifestaciones echaba en falta, esa juventud que siempre ha movido el mundo, estaba ausente, sin embargo, hoy puedo decir con alegría que regresó a la calle, para tomarla, y para dejar patente que sobran las razones para luchar ante este drama evidente de miles de personas, que significa una lacra que avergüenza la condición humana. «No sólo es un problema de las mujeres, es cuestión de toda la ciudadanía, nos incumbe a todos, y sólo se podrá vencer con la unión de todos»
El maltrato cuestión de Estado
Pasadas las 12 de la mañana, frente al despacho del ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, de Alfonso Alonso, que a pesar de hacer llegar en días pasados su respeto a la movilización de hoy, no acude a esta importante cita para el cargo que representa, no obstante, allí se lee el manifiesto de la Marcha Estatal contra las Violencias Machistas, donde se señala que la violencia contra las mujeres supone una grave violación de los derechos humanos, por lo que se exige que el maltrato sea atendido como una cuestión de Estado, y que la prevención sea política prioritaria para el gobierno, a la vez de reclamar que se aplique el Convenio de Estambul sobre los derechos de las mujeres. Convenio internacional firmado por España y 12 países más, para acabar con la violencia doméstica, las agresiones de género, las mutilaciones o los matrimonios forzosos, y donde también se contempla establecer mecanismos de atención a las víctimas, ayudas sociales, psicológicas y jurídicas.
Se escenifica una performance con la participación de cerca de 300 mujeres vestidas de negro, tumbadas en el suelo, y según se va pronunciando el nombre de una victima de maltrato, se va pintando con tiza la silueta de una de ellas, que dejará pintado el contorno de un cadáver, como recuerdo de las 1.378 mujeres asesinadas desde 1995. Con tristeza escuchamos que 266 es la media de las denuncias de maltrato que llegan a los juzgados españoles cada día, según documenta el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial, y que este dato se endurece al saber que en el segundo trimestre del año en curso, se presentaron un 1% de denuncias más que en el mismo periodo de 2014.
En estos momentos todo el Paseo del Prado está repleto de gente, que con su presencia exige una especial atención para que se erradique el maltrato, para que los gobiernos regionales y el estatal, tomen buena nota y apunten los gritos de la ciudadanía, para que obren en consecuencia, que ya no se quieren más palabras huecas, más maquillajes en forma de leyes florero, sin presupuesto asignado para su cumplimiento. Que no crean que el transcurso del tiempo logrará borrar lo que se ha iniciado, y que lo que hoy queda escrito en el recuerdo de todos lo que aquí estamos, es algo que ya no tiene marcha atrás, y que si osan en olvidar el mandato ciudadano, nos volveremos a movilizar, simplemente porque hoy se ha dado de forma clara y contundente un apoyo sincero del pueblo español contra el maltrato a la mujer.
“No estamos todas, faltan las muertas”
Sobre la una de la mañana iniciamos la marcha, presidida por una pancarta en las cuatro lenguas oficiales españolas con el lema «Contra las violencias machistas». Se ven también otras pancartas y carteles donde se puede leer: “Quien ama no mata ni humilla ni maltrata”, «No más muertes por ser mujer», «No estamos todas, faltan las muertas», «Denuncia el maltrato», «Machismo cobarde, terrorismo”
La protesta se amplia por la última modificación de la interrupción del embarazo, por la que se impide que una menor aborte sin consentimiento de sus padres, o tutores. También se habla sobre la violencia en el entorno laboral, social, y en las relaciones familiares. En la plaza de Callao, se une un grupo en representación de las siete mujeres que durante siete días permanecían en la Puerta del Sol en huelga de hambre contra el maltrato.
La marcha concluye en Plaza de España, con la lectura del manifiesto en todas las lenguas oficiales, mientras los asistentes permanecen sentados en el suelo ocupando toda la plaza y parte de la Gran Vía. Seguidamente como viene siendo costumbre para clausurar el acto, la Solfónica es la encargada de poner el punto final. «Hoy se ha dado, de forma clara y contundente, un apoyo sincero del pueblo español contra el maltrato a la mujer»
Un problema de todos
Son ya pasadas las 3 de la tarde, y todavía continuaba cerrada la Gran Vía, repleta de gente que aún no tenían rotas las voces, y seguían coreando los lemas que durante todo el trayecto habían gritado. Mi sensación en este instante puedo decir que es la de ser testigo de la ruptura que aporta el principio del fin, a un drama que sufrimos todos, que posiblemente el día de hoy representa el momento preciso en el que el feminismo se vio superado, porque por fin todos entendemos que esto no sólo es un problema de las mujeres, sino que es cuestión de toda la ciudadanía al completo, que nos incumbe a todos, y que sólo se podrá vencer con la unión de todos.
Tanto es así, que han llegado hasta Madrid de distintos lugares del país más de 700 autobuses, a lo que hay que añadir, numerosos asistentes desde las Islas Canarias y Baleares, sin olvidar los 700 billetes de tren que se han vendido, y los miles que se han acercado con su propio vehículo. Hombres, mujeres, personas que tienen buenos ingresos, y los que apenas llegamos a fin de mes, unos con un buen intelecto caminando con otros que apenas saben leer, incluso es notorio la asistencia de muchas nacionalidades de fuera del continente europeo, todos juntos, entendiendo perfectamente la necesidad de esta jornada de lucha.
Aunque quizá queda por responder alguna pregunta esencial, ¿Por qué ha hecho falta que se tenga que salir a la calle para lo evidente? ¿Es que no se ve el drama desde las alturas en la que los gobernantes están? ¿Quizá no son capaces de encontrar tratamiento a este mal tan doloroso, que tanto daño ha hecho?
Por ello ahora queda lo más complicado, que el gobierno obre en consecuencia, y no sólo articule las leyes necesarias, sino que habilite de forma necesaria el presupuesto preciso para ponerse a trabajar, en el sentido que los ciudadanos en el día de hoy le hemos exigido, que se acabe con toda la violencia que el fuerte en su condición de superioridad, ejerce sobre el débil, que ante a la cual en soledad, nadie se va a poder defender.