Dos hechos recientes revelan cómo, de forma silenciosa y permanentemente ocultada, está aumentando nuestra dependencia militar respecto a la OTAN, es decir EEUU.
Hace pocos días Felipe VI viajaba a los tres países bálticos para reafirmar la presencia española en el despliegue militar de la OTAN en esa zona caliente del planeta.
Y más recientemente, Pedro Sánchez ha viajado a la cumbre de la OTAN en Washington, celebrando (¡como un éxito de España!) el plan para que la Alianza Atlántica aumente su presencia militar en África.
Tras la cumbre de la OTAN celebrada en Washington, Pedro Sánchez realizó una rueda de prensa donde exhibió los “éxitos” del trabajo español. Ofreciendo como el principal que “por primera vez la Alianza dispondrá de una hoja de ruta completa, detallada y práctica para trabajar con nuestros socios del Sur”.
Se refiere al plan para incrementar la presencia de la OTAN en el norte de África, concretamente en el Sahel y el Magreb.
Pocos días después se anunciaba que un diplomático español, Javier Colomina, sería nombrado como representante de la OTAN en el Mediterráneo. Un puesto que ambicionaba Italia. Colomina era hasta ahora vicesecretario general adjunto para Asuntos Políticos y Política de Seguridad de la OTAN y representante especial del secretario general para el Cáucaso y Asia Central.
¿Éxito español que la OTAN aumente su presencia militar en África?
Cuando representantes de la ultraderecha plantean que el ejército español debería actuar para detener “la avalancha de pateras”, recibe un rechazo generalizado a sus diatribas xenófobas. Sin embargo, ahora se anuncia un plan de la OTAN para intervenir en el continente africano, con el objetivo de contener la inmigración. ¡Y se nos quiere convencer de que eso es un éxito para los intereses españoles!
La realidad es que estamos asistiendo, antes con los gobiernos del PP y ahora con ejecutivos encabezados por el PSOE, a una cada vez mayor implicación de España en el despliegue militar norteamericano.
Para que España pueda ser un factor de paz, no puede estar encadenada a la maquinaria militar de la superpotencia
Durante los gobiernos de coalición de izquierdas se ha multiplicado la presencia militar norteamericana en Rota y Morón, reforzando el despliegue del “escudo antimisiles”, uno de los proyectos estrella de la era Bush. Desde bases militares en España surgieron aviones norteamericanos que bombardearon Siria durante la anterior presidencia de Trump, o más recientemente, con Biden en la Casa Blanca, buques que han apoyado a Israel en la ejecución del salvaje genocidio contra el pueblo palestino.
Más OTAN es menos España. Un mayor despliegue de la OTAN, para defender los intereses norteamericanos, atenta contra los intereses nacionales de España. Y una mayor implicación en la maquinaria militar estadounidense nos obliga a participar en las agresiones de la superpotencia contra otros pueblos.
Trabajar por la paz es ahora una prioridad. Exige denunciar la invasión imperialista rusa y apoyar a Ucrania en su resistencia ante el agresor. Y reclama que España actúe en la arena internacional para conseguir un alto el fuego en Palestina, deteniendo el genocidio de Israel, alentado por Washington, y el terrorismo de Hamás.
Y para que España pueda ser un factor de paz en el mundo, no puede estar encadenada a la maquinaria militar de la superpotencia.
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Récord de misiones militares en el exterior
Al servicio del imperio… de punta a punta del planeta
5.243 soldados españoles desplegados fuera de nuestras fronteras en 21 operaciones, en Europa, África, América y Asia. Nunca antes se había alcanzado un nivel semejante de misiones bélicas… al servicio de los intereses norteamericanos en casi todos los continentes.
Donde se ha disparado la presencia de soldados españoles es en el este europeo.
A partir de junio España liderará uno de los ocho batallones de la OTAN, radicado en Eslovaquia. Un coronel español dirigirá, bajo mando de la OTAN, tropas de otros cinco países: Eslovaquia, Eslovenia, Portugal, Rumanía y República Checa.
Además, España va a reforzar su aportación a la misión de la OTAN en Rumanía.
Y participamos en otras dos misiones OTAN en la parte oriental del viejo continente. Cazas del ejército del aire patrullan el espacio aéreo en los países bálticos, junto a las fronteras rusas. Y buques de la marina española patrullan en distintos mares y océanos bajo mando norteamericano. Solo la fragata Méndez Núñez ha interceptado en los últimos cuatro meses hasta 31 buques rusos en el Mediterráneo.
El 69% de los militares españoles en el extranjero están integrados en misiones de la OTAN, directamente bajo mando de la superpotencia. Pero otras operaciones en las que participamos, bajo el paraguas de organismos internacionales, están también directamente relacionados con la defensa de los intereses de la superpotencia.
Es el caso de la misión española en Líbano, con 700 soldados españoles. Justo en la zona donde se están recrudeciendo los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá. O las que nos llevan hasta África, en Mali, Senegal o Etiopía, bajo cobertura de la UE, dirigida a intentar contener la pérdida de influencia de Francia y EEUU en el continente.
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EEUU nos impone duplicar el gasto militar
10.000 millones más
La OTAN, es decir EEUU, ya ha puesto precio a la factura que debemos pagar: 10.000 millones más en nuestro gasto militar.
Los organismos internacionales, desde el FMI a la UE, nos exigen permanentemente recortes en pensiones y gastos sociales como única vía para reducir la deuda y el déficit. Pero sin embargo, las tijeras se convierten en la reclamación de que se destine más dinero público cuando llegamos al capítulo bélico.
EEUU nos impone un aumento del gasto militar, financiado con recortes sociales
Ya hemos pagado una parte importante de la cuenta. Desde 2018, con el gobierno en solitario del PSOE o en coalición con Podemos o Sumar, España ha aumentado hasta un 62,4% su gasto militar. Hace seis años destinábamos a Defensa 10.283 millones, y ahora esa cifra se ha elevado hasta los 16.474 millones.
¿Necesitábamos hacerlo? No, lo necesitaba EEUU. No son las exigencias de la defensa nacional lo que nos obliga a disparar nuestro gasto militar, sino las mayores necesidades de la superpotencia. Que nos exige pagar un tributo mayor.
Primero Obama, y luego tanto Trump como Biden, han dictado que todos los miembros de la OTAN destinen a gasto militar al menos el 2% del PIB. En 2022 Pedro Sánchez se comprometió a alcanzar esa cota en 2029. Y ya se han dado pasos para cumplir ese mandato. El año pasado España aumentó su gasto militar un 9,8%. Pero todavía estamos por debajo de lo que la superpotencia nos exige. Destinamos a la guerra el 1,3% de PIB… y la orden es no gastar menos del 2%.
Esto nos exige gastar en defensa 14.000 millones más cada año. Justo la cantidad que la UE nos exige recortar para cumplir las nuevas reglas fiscales.
Recortar en sanidad o pensiones para poder dedicar más dinero a mantener el despliegue militar norteamericano.