Este martes 9 de diciembre, más de 100.000 médicos en toda España han comenzado una huelga de cuatro días en protesta por el nuevo Estatuto Marco del Sistema Nacional de Salud (SNS), una norma promulgada por el Ministerio de Sanidad que regula las condiciones laborales de todo el personal sanitario, desde médicos hasta enfermeros y celadores, pero que los médicos consideran que perpetúa su actual situación, que consideran inaceptable.
El paro ha afectado a las consultas programadas, a las pruebas no urgentes y las agendas no críticas, mientras que servicios como urgencias no han sido alterados. Los sindicatos médicos cifran en más de un 80% el seguimiento de la protesta, y han denunciado que los servicios mínimos impuestos han limitado el alcance real de la protesta.
Es la tercera protesta de los médicos en lo que va de año, y anuncian nuevos paros. Todos los sindicatos del sector (SATSE-FSES, CCOO, UGT, CSIF y CIG-Saúde) han convocado a los trabajadores del Sistema Nacional de Salud a secundar una huelga indefinida a partir del próximo 27 de enero, que se repetirá cada martes “mientras sea necesario”.
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¿Qué exigen los médicos?
La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), con el apoyo de otros sindicatos rechazan el Estatuto Marco que promueve la ministra de Sanidad, Mónica García, porque reproduce y perpetúa la precariedad y las malas condiciones de la profesión, incluyendo la «explotación», los horarios y guardias difícilmente compatibles con la conciliación familiar, y la fuga de talento. Reclaman un Estatuto propio para la profesión médica: Un marco exclusivo que reconozca su especialización y cree un ámbito de negociación diferenciado con interlocutores directos (sin diluirse en mesas sectoriales generales).
Las principales demandas concretas de los médicos hacen referencia a la reducción de la carga laboral, con una jornada semanal máxima inferior a las 45 horas actuales. Exigen también la eliminación de la «movilidad forzosa», con desplazamientos de centro de trabajo obligatorios que impactan gravemente a la conciliación familiar.
Otro punto caliente de las protestas hace referencia a las guardias, que además de extenuantes -suelen ser de 24 horas- actualmente ni siquiera están remuneradas por encima de la hora ordinaria (a veces menos de la hora ordinaria) y no computan como tiempo efectivo para la jubilación. La CESM exige que sean voluntarias.
También exigen un mayor reconocimiento profesional y retributivo, con la creación de un grupo A1+ para diferenciar a médicos (MECES III, con 360 créditos y especialización) de otros titulados (MECES II), con mejores sueldos, compensaciones por horas extra y recuperación de pagas recortadas
Además, en su pliego de demandas, los médicos incluyen una mayor protección contra las agresiones, el derecho a la desconexión digital, la limitación de pacientes por profesional en Atención Primaria, y la compatibilidad para jefes de servicio entre pública y privada.
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Un contexto de degradación de la sanidad y de las condiciones de trabajo de los sanitarios
Lo cierto es que más allá de que se apoyen todas o sólo algunas de las demandas de la profesión médica, hay una situación completamente palpable de degradación de la sanidad pública y de las condiciones de trabajo de los trabajadores sanitarios.
Una degradación de la sanidad pública y de sus profesionales que viene de largo -de los recortes de 2011-, y que la pandemia agudizó aún más, evidenciando unas cada vez peores condiciones asistenciales, laborales y retributivas, que se ha multiplicado desde entonces, especialmente en la falta de médicos de familia y la saturación de los servicios de Urgencias .
En concreto, si hablamos de los médicos -una profesión cualificada, de 6 años de carrera más 4-7 de especialidad MIR, de la que depende de forma clave la salud de la gente- estamos hablando de un 40% de temporalidad y un 60% de interinidad, de salarios que en los primeros años de carrera apenas permiten pagar el alquiler en una gran ciudad, de guardias maratonianas… Todo ello junto a una sobrecarga asistencial -en Atención Primaria, en atención hospitalaria, en Urgencias- que siempre va en contra del paciente, con menos de 5 minutos para atender a cada enfermo.
A nadie debe extrañar entonces que tras formar excelentes profesionales en sus facultades y hospitales universitarios, a España le falten médicos de 44 de las 59 especialidades reconocidas en España, que cueste tanto retener talento médico y evitar la fuga de cerebros hacia otros países de la Unión Europea
El gobierno debe sentarse inmediatamente a negociar con los colectivos médicos, una profesión imprescindible pero maltratada por los gobiernos del PSOE y del PP por una década y media de recortes en la sanidad, con la degradación de sus condiciones de vida y de trabajo.
Porque tenemos que cuidar a quienes nos cuidan, a los que con pandemia y sin ella son indispensables para una Sanidad Pública de calidad y para todos
