La líder del PSOE andaluz aseguró que será «implacable con la corrupción, con los corruptos y, en consecuencia, con ese sentimiento de repugnancia y desánimo que produce entre nuestros ciudadanos», «que los andaluces estén completamente tranquilos», afirmaba. Más de 750 millones de euros repartidos no se sabe muy bien cómo, 227 imputados, entre ellos altos cargos de la administración y de su partido, por el caso de los ERE fraudulentos, y aún por destapar parte del pastel, tras el último caso destapado sobre los cursos de formación.
Una situación intolerable que ha llenado de indignación todos los rincones de Andalucía. Los corruptos y corruptores a prisión, que devuelvan lo robado, como UCE defiende en su programa, y que se trate la corrupción como el crimen organizado.
Sin embargo, las razones por las que Andalucía está cada día más empobrecida van más allá de la corrupción y el despilfarro del gobierno de la Junta.
En Andalucía viven ocho millones y medio de personas en 90.000 km2. Se trata de la segunda comunidad más extensa y la más poblada de toda España y con la mayor tasa de paro, casi el 35%. Según el INE, el 31% de los andaluces viven bajo el umbral de la pobreza y el 55% están en grave riesgo de pobreza. La Junta paga cada día 6,3 millones de euros de intereses a los bancos, en concepto de intereses por su deuda.
Estos son los escalofriantes datos. Tras ellos el auténtico lastre para crecimiento de la región, más descarnado y antagónico que “la corrupción”: el de una clase política que sirve fielmente a los explotadores de sus gentes, sin abordar ninguna de las transformaciones que podrían acabar con esta situación.
¿Existe otra salida para Andalucía?
Los andaluces podemos decir, orgullosos, que vivimos en una tierra llena de historia, de arte y de cultura. Y tenemos una fuente maravillosa de recursos naturales. En nuestras tierras se encuentra casi la mitad del área de cultivo del país (el 46% del territorio andaluz es cultivable), el mar tiene recursos tan importantes que hay lugares en donde sus gentes viven casi exclusivamente de la pesca (en Punta Umbría el 70% de la población está ligada al sector pesquero) y hasta la mitad de las extracciones mineras de metal son andaluzas. También importantes sectores industriales (naval, químico…) cuyo potencial se ha ido destruyendo plegándose a las exigencias de Bruselas y las multinacionales. Hay recursos suficientes para crecer exponencialmente. Pero de esto y de las medidas para hacerlo es, precisamente, de lo que menos se habló en el debate.«Las razones por las que Andalucía está cada día más empobrecida van más allá de la corrupción y el despilfarro del gobierno de la Junta»
Como decíamos en el programa que “De Verdad contra la Crisis” presentamos en las últimas elecciones autonómicas andaluzas, necesitamos tomar las medidas que permitan crear trabajo productivo, en sectores que no sólo den empleo, sino que creen riqueza. Andalucía tiene recursos para acabar con el paro y crear 4 millones de puestos de trabajo, fundamentalmente productivos.
Estas son algunas de las medidas clave de nuestro programa:
Primero, la reducción de un 30% en los gastos de la Junta, dedicando todo el dinero ahorrado a la inversión en creación de empleo.
Segundo, establecimiento de un impuesto de sociedades autonómico que grave los beneficios obtenidos en territorio andaluz por bancos, monopolios, multinacionales y grandes empresas.
Tercero, una ley que exija a bancos y cajas andaluzas crear un Fondo especial para el Fomento del empleo, dotado con la misma cantidad de dinero público inyectado en ellas en el rescate bancario.
Sólo estas tres primeras medidas se podrían disponer de 36.240 millones de euros al servicio de la creación de riqueza y empleo.
Cuarto, una reforma agraria integral que resuelva de una vez por todas el histórico problema del paro y el subempleo en el campo andaluz.
Y junto a estas cuatro otras para volver a levantar el tejido industrial limitado, reconvertido y/o desmantelado por exigencias de la UE; crear una potente industria agroalimentaria que saque todo el valor potencial que encierra el campo andaluz, y que hoy se lo llevan multinacionales y grandes cadenas de distribución europeas; levantar una alternativa a los grandes tour-operadores extranjeros que se quedan con la parte del león de los ingresos del turismo, etc.
Las posibilidades son infinitas. Y sólo se requieren de dos claves: soberanía para decidir y voluntad política para aplicarlas.