LA reforma financiera aprobada por el Gobierno el viernes tuvo ayer lunes una pésima acogida en los mercados financieros. La prima de riesgo de la deuda pública española alcanzó un nuevo récord y se disparó hasta rozar los quinientos puntos básicos, el Tesoro tuvo que volver a subir los tipos de interés para colocar sus nuevas emisiones y la bolsa cayó hasta sus mínimos anuales. Con esos datos, parecería que el Gobierno no ha logrado el objetivo de restablecer la confianza en el sistema bancario español y se ha visto obligado a pedir la cooperación a la zona euro para recuperar la estabilidad financiera, como ayer tarde hizo el ministro de Economía ante el Eurogrupo reunido en Bruselas. Todo ello en el marco de una jornada de grandes tensiones financieras, marcada por la creciente posibilidad de que Grecia pueda abandonar el euro y por el precedente que puede suponer para otros países.Las condiciones exigidas por la nueva reforma financiera que ha impulsado el Gobierno contemplan que la banca española deba destinar otros 30.000 millones, para reforzar sus dotaciones, ante los riesgos que conllevan sus elevados préstamos inmobiliarios.