SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Madrid-Berlí­n

El 21 de noviembre por la mañana, Mariano Rajoy decidió ofrecer resistencia a la neurosis mediática y todo indica que acertó. Doce días después de las elecciones generales españolas, la prima de riesgo de la deuda pública ha bajado 150 puntos y la bolsa ha subido un 10% (la mejor semana en tres años). Rajoy no ha soltado el nombre del ministro de Economía y el sol sigue saliendo cada mañana alrededor de las 7 horas, 59 minutos. Tic-tac, tic- tac…, pasan los días y alguna cosa está fallando en los mecanismos de la ansiedad mediática.

Sin que sirva de precedente, la carroza del siglo XIX –carruaje en el que viajan los pausados y anacrónicos rituales de la interinidad política española– está imponiendo su ritmo a los dispositivos electrónicos de la información instantánea. ¿Sorprendente? Quizá menos de lo que parece. La presión mediática funciona como el cerebro de un reptil: actúa por impulsos y apenas tiene memoria. La inmovilidad le desconcierta.