La última novela de Vila-Matas, pletórica de humor y sombras, es un verdadero máster sobre literatura
No es la primera vez que una novela de Vila-Matas toma como motivo central otra novela suya anterior. Ya en «París no se acaba nunca», el relato giraba en cierto modo en torno a la escritura de «La asesina ilustrada, su «primera novela». Pero si entonces dicho motivo servía más o menos de excusa para levantar su peculiar retrato del «artista adolescente», con «Mac y su contratiempo» (Seix Barral, 2017) Vila-Matas va un poco más lejos y convierte la reescritura de su novela de relatos «Una casa para siempre» en una experiencia fascinante, un verdadero máster «gratuito» de literatura o de eso que ahora se llama, académica y pomposamente, «escritura creativa».
Sobre «Una casa para siempre» pesaba una losa, que tal vez el inconsciente de Vila-Matas ha querido ahora remover. Cuando en 1988 publicó el libro, dos conocidos críticos literarios españoles destrozaron la novela y, con escasa amabilidad, le mostraron la “puerta de salida”. Mejor que no la hubiera escrito, concluyó uno. (Por cierto que al año siguiente, el libro fue seleccionado, junto a otro de Javier Marías, entre las mejores traducciones publicadas ese año en Francia). En España, fuera de un entonces todavía desconocido Roberto Bolaño, casi nadie mojó su pluma a favor del libro.
Casi 30 años después, cuando el escritor barcelonés no es solo una referencia esencial de nuestra literatura, sino de la literatura mundial, Vila-Matas vuelve a ese texto «maldito», no para ejecutar una fría venganza, sino para levantar a partir de él una obra verdaderamente memorable, una obra que está en plena sintonía con el work in progress que lleva escribiendo desde hace décadas.«Aunque se habla mucho de la «originalidad», para Mac toda escritura es repetición»
En «Mac y su contratiempo» un narrador vila-matiano al cien por cien, tras quedarse en el paro, decide «ahora que no tiene nada que hacer» iniciarse en la escritura, para lo cual comienza a escribir un diario (toda la novela suponemos que es ese diario, que el narrador paradójicamente no quiere de ningún modo que se le convierta «en novela», para lo que aún no se considera preparado). Pero al poco de iniciar la escritura del diario, se encuentra en una librería de su barrio (el barcelonés «barrio del Coyote», así bautizado en la novela por ser donde vivió José Mallorquín, el célebre escritor de novelas pulp de la posguerra) con un «reconocido escritor barcelonés», altivo y soberbio, y a raíz de ese encuentro empieza a concebir el proyecto de «reescribir» uno de sus libros, que recuerda leyó (sin acabarlo) hacía muchos años. Así, y mientras va registrando en su «querido diario» los avatares de su «nueva vida», de su deambular por el barrio o los rescoldos de su vida familiar, Mac inicia una relectura sistemática de «Walter y su contratiempo» (que es el nombre que tiene en el libro «Una casa para siempre» o algo que se parece tanto a ella que no cabe mucho engaño, aunque por supuesto no es idéntico), con vistas a, posteriormente, reescribirlo de nuevo y mejorarlo. Mac está obsesionado con la «repetición», que considera no una operación nefasta y fatigosa, sino la esencia misma de la literatura. Aunque se habla mucho de la «originalidad», para Mac toda escritura es repetición. Repetición, una y otra vez, de un relato original, un relato oral, que se remonta en el tiempo a la época de la Arabia feliz, que decían los griegos. Escribir es repetir. Y el va a repetir la obra de su famoso y engreído vecino, el autor de mucha novelas, entre ellas «Walter y su contratiempo», de la que parece que no está muy satisfecho con los resultados, y que él considera muy mejorable, ya que el original está salpicado de párrafos farragosos e incomprensibles, debido sin duda a que fueron redactados «en estado resacoso».
«Walter y su contratiempo» (como «Una casa para siempre»), como la novela que Mac va a reescribir y mejorar, es una «novela de relatos», las memorias de un ventrílocuo que sufre «un contratiempo»: al buscar «su voz propia», su «única voz propia» (eso que todos los escritores buscan ansiosamente), ha perdido su verdadera condición de ventrílocuo, se queda «agarrotado y paralizado». Tras conseguir superar en el primer capítulo esa parálisis, en los siguientes se desparraman sus distintas voces. Cada capítulo es un cuento y cada capítulo es un cuento diferente, cuyo armazón total construye la novela.
Mac va leyendo y analizando cuento a cuento, descubriendo en cada uno de ellos su génesis y su propósito, para luego más tarde plantear las reformas que piensa realizar. Este paseo por el interior del libro (al igual que los paseos por el barrio nos dan una radiografía bastante intensa de la Barcelona en crisis, con sus mendigos in crescendo), es también un paseo literario por la geografía de la narración, es especial del cuento, y una incursión extraordinaria en el meollo mismo de la literatura. Si hasta ahora, todo texto vilamatiano venía a ser una excursión recreativa por uno u otro aspecto esencial de la creación literaria y por el esclarecimiento de ese tejido nudoso que forman vida y literatura, en «Mac y su contratiempo» (donde el autor, sin renunciar a una intensa ficción literaria, toma quizá más que nunca la voz narrativa de un ensayista) el texto parece organizado como una verdadera y exhaustiva «master class», mucho más productiva y mucho más divertida, seguro, que mil talleres literarios al uso.«La mirada de Vila-Matas sobre el presente es acerada y sabia»
Pero con ser quizá la novela más divertida de Vila-Matas, «Mac y su contratiempo» no deja de ser un jardín con sus rincones sombríos. Y, de hecho, puede que sea su obra donde la muerte está más presente.
También -y esto lo vengo reiterando novela tras novela- este libro contiene una radiografía del presente mucho más atinada que muchas otras saturadas de un supuesto «realismo» auténtico. La mirada de Vila-Matas sobre el presente es acerada y sabia. Y su talento para indagar en el estado de las relaciones fundamentales (marido y mujer, padres e hijos, vecinos, etc.) otorga una pátina de credibilidad esencial a un relato lleno de imaginación, de pura ficción.
«Mac y su contratiempo» es una novela, una gran novela, una novela sabia, inteligente, muy divertida, y a la vez una verdadera enciclopedia sobre la creación literaria, donde Vila-Matas ha volcado una sabiduría forjada en el más solitario y heterodoxo de los moldes de la narrativa española de los últimos cincuenta años.