“Grecia da carpetazo al delirio populista”… Este es uno de los desbocados titulares de algunos medios, que confunden sus deseos con la realidad.
Se utiliza la pérdida del gobierno de Syriza para decirnos: veis como no era posible.
La posición ante el gobierno de Syriza demarca dos campos. Por eso los representes de las grandes potencias y el gran capital financiero lo atacan de forma tan desaforada.
Han cometido errores, que deben valorarse. Pero José Martí ya plantaba que “el sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz”.
La posición ante el gobierno de Syriza demarca dos campos. Por eso lo atacan de forma tan desaforada
Syriza se ha enfrentado en solitario, sin el respaldo de ningún país o institución europea, durante cuatro años, al FMI, a la Comisión Europea, a la oligarquía griega, a Washington y Berlín.
Ha tenido que hacer concesiones en cuestiones capitales para conservar lo esencial: el proyecto político que significa Syriza. Uno de los máximos dirigentes de Syriza lo sintetiza así: “ Nos sometieron a una presión y un chantaje totales sin solidaridad alguna: o firmáis [el rescate] u os aplastamos. Entonces elegimos una retirada táctica (…) Si no hubiéramos dado un paso atrás [con el rescate], ¿qué habría pasado? Nos habrían liquidado y esto sí que sería un ejemplo negativo”.
Porque todos los ataques iban dirigidos a acabar con ellos. No solo a echarlos del gobierno, también a liquidar el movimiento que había osado a enfrentarse a los más poderosos.
Que una fuerza independiente y revolucionaria llegue al gobierno es anatema para Washington y Berlín. Por eso todos los cañones se dirigieron contra Syriza.
Y no lo han conseguido. En las peores condiciones imaginables, Syriza conserva un apoyo electoral del 31%, y las fuerzas contra el saqueo y los recortes suman más del 40% de los votos.
Tras asumir los resultados electorales, Tsipras lanzó un mensaje que nada tiene que ver con la claudicación, y sí con la necesidad de mayor organización: “el resultado no es una derrota estratégica para Syriza, vamos a luchar duramente para que esta derrota sea sólo temporal. (…) fuimos incapaces de hacer crecer el partido, y convertir a los votantes en simpatizantes. Esto es probablemente una parte de nuestra derrota. Vamos a mirar y evaluar lo que hicimos bien y mal, no voy a negar mi responsabilidad. (…) He aprendido a luchar y trabajar duro, quien no lucha y no trabaja duro no comete errores. Los que luchan cometen errores y aciertan, pero se levantan cuando caen. Mañana estaremos aquí, presentes”.
Aunque algunos celebren ya la victoria por anticipado de forma temeraria, la lucha del pueblo griego contra el saqueo ni mucho menos ha concluido.