«Los transgénicos están aquí y han venido para quedarse» decía un investigador español defensor de los trasgénicos. Muchas investigaciones alarman sobre el potencial veneno de los transgénicos en la alimentación. Otras, nos hablan de sus perniciosos efectos en la contaminación ecológica. Sin embargo el fondo de este debate es una batalla por el control alimentario en Europa entre un puñado de multinacionales agroalimentarias.
Siete aíses europeos han prohibido el cultivo de este maíz, dicen, que por sus “impactos ambientales e incertidumbres sobre la salud”. Pero es bastante dudoso a las potencias europeas les preocupe la salud de sus ciudadanos.A lo que estamos asistiendo es a una batalla feroz entre multinacionales de la alimentación por el control del mercado europeo. Las europeas (principalmente francesas y alemanas) se defiende impidiendo que la tecnología transgénica patentada por monopolios agrícolas norteamericanos como Mosanto, invadan también su mercado.Una batalla que tienen perdida hace años en el continente americano donde Mosanto inunda con sus semillas.Si mañana la “progresista” agroindustria europea tuviera control sobre la tecnología transgénica estaría a favor de su cultivo y comercialización. Sólo es un problema de beneficios y control de los mercados. Una batalla que viene de lejos pero que se agudiza con la crisis del precio de los alimentos.La crisis alimentaria mundial está vinculada estrechamente a la financiera, ya que muchos los capitales hundidos por el ladrillo encuentran en las multinacionales agroalimentaria un nuevo destino para revalorizarse. Obligando, a su vez, a la expansión de los mercados y el aumento de los beneficios del ya hiperconcentrado mercado alimentario. Este es origen, no otro, del aumento del precio de los alimentos.Multinacionales como Monsanto (la mayor empresa de semillas del planeta) aumentaron el año pasado espectacularmente el precio de las semillas transgénicas y de los agroquímicos. Las semillas modificadas genéticamente cuestan entre dos y cuatro veces más que las semillas convencionales. Mosanto prevé triplicar sus beneficios hasta el 2010.EEUU produce más del 50% de los cultivos transgénicos a nivel mundial. En Europa, el cultivo de transgénicos todavía supone una parte marginal de la agricultura, las multinacionales el único cultivo autorizado es un maíz, que supone tan solo el 0,21% de la superficie agrícola en la UE.Pero Monsanto no oculta su intención de controlar toda la producción europea de maíz en los próximos 4 años con sus semillas transgénicas.En esta batalla entre los gigantes de la agroindustria mundial, España, es la punta de lanza. Es hoy el granero de maíz modificado genéticamente de toda Europa. Sembramos 80 mil hectáreas al año y en Cataluña se concentra unas 20.000 hectáreas de estos cultivos.