Tubacex es una empresa metalúrgica que se dedica a fabricar tubos para el transporte de petróleo y de gas. Nació como una empresa española, en Euskadi, en 1963. Creció gracias al esfuerzo de los trabajadores de Llodio y Amurrio, en Álava, hasta llegar a convertirse en una multinacional con sedes en Austria, Estados Unidos, Italia, India, Tailandia, Noruega, Dubai y Arabia Saudí; además de la “fábrica madre” en España.
Ahora, la empresa tiene como principales accionistas a fondos estadounidenses. Con un enorme capital y grandes beneficios, aprovechando la situación del covid y alegando “necesidad de estructuración”, ha echado a 129 trabajadores y mantiene en la incertidumbre a los 800 restantes ante la posibilidad del cierre total de las plantas vascas. Tubacex, después de experimentar un gran crecimiento gracias al trabajo de la comarca, busca aumentar su capital a través del despido y la subcontratación en peores condiciones; además de abrir sedes en otros países como la India y Tailandia para abaratar costes.
Los trabajadores de las fábricas de Llodio y Amurrio, llevan más de 110 días de huelga con un seguimiento total –a excepción de algún miembro de la administración– y con un 0% de la producción desde el 11 de febrero en las dos factorías de Álava. Un éxito rotundo de la huelga y una muestra de organización obrera extraordinaria.
“Tubacex está aprovechando la coyuntura del covid para aumentar sus beneficios”
Entrevista a Maite Martínez, trabajadora de Tubacex
Maite, trabajadora de Tubacex desde hace 15 años,lleva en huelga indefinida con sus compañeros más de 110 días. Dentro de la lista de los trabajadores que han sufrido el ERE no está su nombre, pero, al igual que los demás, está apoyando a los compañeros que han sido despedidos.
Desde el 11 de febrero, 800 trabajadores de Amurrio y Llodio habéis cumplido más de 100 días de huelga.
Tubacex es una empresa fundamental para la comarca, ha surgido aquí y ha crecido gracias al esfuerzo de la gente de aquí. Quieren ponerla en pérdidas para llevársela a otros lugares. Nosotros no paramos de trabajar y de fabricar tubos para perforaciones petroleras, y cada día contratan a más personas eventuales, pero nos dicen que la empresa está en pérdidas, y claro, no nos cuadra. La empresa está aprovechando la coyuntura del covid para que lo paguemos los de siempre, la clase trabajadora. Estamos en una situación difícil y nosotros arrimamos el hombro para que salgamos adelante, pero no para que ellos salgan beneficiados a nuestra costa.
Tubacex es una empresa poderosa y puntera, y están intentando buscar este incremento de su capital de una forma brutal. Esta es una lucha de todos, de la clase obrera, y no les podemos permitir que hagan lo que quieran. Tienen todo el poder político y económico, y también a los medios de comunicación masivos. Han intentado criminalizarnos, tratándonos de gente agresiva.
¿Qué razones ha alegado la empresa para los despidos?
Tubacex es una empresa potente, con beneficios de millones de euros, y desde hace treinta años ha sido una empresa 100% rentable. El motivo es la codicia del capital. Se ha convertido en una multinacional gracias al esfuerzo de la gente de Llodio y Amurrio. Nos hablaban de grandes perspectivas de futuro y, de repente, con el covid, se han acogido a todos los ERTES que han podido. Desde mayo llevamos ya tres ERTES. Ahora nos han dicho que es “imprescindible” una reestructuración y hacer un ERE liquidando departamentos enteros de la empresa.
No es que nuestros compañeros se vayan porque haya bajado la cantidad de trabajo, se van para que a la empresa le resulte más rentable subcontratar determinadas partes del trabajo. En vez de nuestros compañeros, entrarán a trabajar personas precarizadas a ganar mucho menos y a hacer el mismo trabajo. Además de la solidaridad con los compañeros que han echado, también pensamos que los demás podemos ser los siguientes. Quizá lo que quieren hacer es llevarse toda la empresa a otros lugares donde la fabricación resulte más rentable, con trabajadores más precarizados.
¿Cómo os habéis organizado?
Al principio éramos muy novatos en todo esto. Empezamos muy tímidamente sin saber cómo organizarnos, con unos piquetes informativos que no han podido serlo porque el abuso de la ertzaintza lo ha impedido. Pero aún así, desde el día 11 nos hemos organizado en los mismos turnos que nos corresponderían en el trabajo para ir a la fábrica a hacer huelga, para tener presencia, visibilidad y en el caso de que algún compañero estuviera interesado en entrar a trabajar, informarle de nuestros objetivos. 110 días después, esos piquetes siguen existiendo en tres turnos: desde las 7 a las 22 horas de la noche. Además de estar en el campamento, delante de la fábrica, estamos haciendo muchísimas acciones a lo largo de la semana, acompañamos al comité de empresa a todos los sitios a donde va, e hicimos una manifestación con trabajadores de otras empresas con una situación similar de ERES, como TGB, HyM…
Habéis llevado a los tribunales los 129 despidos.
Sí, lo hemos llevado a los tribunales porque consideramos que no hay razones suficientes para el ERE. Ellos hablan de necesidad estructural, pero para nosotros es que se están aprovechando de la situación del covid. Se han trabajado bastante este contexto de poder alegar pérdidas para justificar los despidos. Han dejado las plantas de Llodio y Amurrio en déficit, hacen recortes en maquinarias y utilizan almacenes intermedios y subempresas. Ellos hacen una ingeniería económica para aumentar sus beneficios, que puede ser hasta legal.
Creemos que todo esto se puede desmontar, y por eso vamos a ir el 21 de junio a presentar toda esta documentación a un juzgado. Defendemos que está aprovechando la coyuntura, maquillando datos y que es una empresa más que rentable. No vamos a parar hasta que los compañeros sean readmitidos y nos den una garantía de futuro, de que no van a desmantelar las fábricas.
¿Existe algún tipo de negociación con la empresa?
Previo a la presentación del ERE, hubo un período de un mes con una serie de reuniones que dictamina la ley. Estas reuniones han sido una pantomima. Después, ejecutaron los despidos y encima se lo comunicaron a nuestros compañeros por medio de una carta. Después no hubo acercamiento de ningún tipo, más bien amenazas encubiertas para presionarnos, diciéndonos que íbamos a quebrar la empresa, queriendo culpabilizarnos a nosotros de la situación que han creado ellos. Nos propusieron acabar con la huelga y hemos dicho que no, porque no se quieren echar atrás con los despidos. A día de hoy las negociaciones están rotas.
¿Os está apoyando la población de la comarca?
La solidaridad de hosteleros, comercios y particulares de la comarca, a los que también les afecta este ERE, ha sido enorme. Nos ha fortalecido y nos ha hecho ver que luchamos por un objetivo digno. Hay días que no paran de llegar las muestras de solidaridad a los piquetes y nos emocionan mucho. También nos ayudan los trabajadores de otras empresas, han hecho recolectas de dinero para recaudar fondos en una kutxa solidaria y minimizar el impacto económico que está teniendo en nuestras familias el no recibir ingresos por hacer huelga. Los fondos que recaudamos son para que ninguno de los compañeros tenga que abandonar la huelga por necesidades económicas. Además, hemos decidido que esta caja de resistencia ya no sea solo para los trabajadores de Tubacex, sino para la comarca entera, para que si en el futuro los trabajadores de otra empresa lo necesitan, tengan esa ayuda.