Se ha abierto un periodo de incertidumbre marcado por cinco factores clave que determinan el marco internacional y nacional en el que va a tener que actuar el gobierno que finalmente llegue a formarse.
En primer lugar, el peligro de recesión o “enfriamiento” de la economía determinado fundamentalmente por las consecuencias de la guerra comercial abierta por los Estados Unidos de Trump con China y su política de aranceles que afecta también de lleno a Europa y a nuestro país. A lo que se suman las consecuencias del Brexit.
En España los síntomas de recesión son ya alarmantes. El gobierno ha reconocido un “enfriamiento” de la economía, y el empleo es el primero en sufrirlo. La última Encuesta de Población Activa (EPA) ya evidencia un frenazo del mercado laboral, el ritmo de creación de empleo es tres veces inferior al de hace una año. En octubre el paro registrado en las oficinas de empleo subió en casi 100.000 parados más, casi el doble que en el mismo mes de hace un año.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística también reflejaban una bajada en la actividad industrial, -0,5% en agosto.
La agresiva política de aranceles de Trump pueden suponer la pérdida de 450 millones de euros a los productores españoles agroalimentarios, del olivar, el vino o el jamón.
En segundo lugar, la situación en Cataluña. Las élites del procés han fracasado –como se puede ver en otras páginas de esta revista- en su intento de aprovechar las movilizaciones contra la sentencia del juicio al procés para ampliar la base de masas del independentismo. El 10-N los votos de las opciones a favor de la disgregación han quedado por debajo de las que no respaldan la ruptura. Pero la élite más agresiva y aventurera, encabezada por Puigdemont y Torra, va a hacer todo lo posible por impedir la formación del gobierno de progreso y la gobernabilidad del país, tanto desde el Parlament y la Generalitat (Torra planea adelantar las elecciones si ERC se abstiene en la investidura de Sánchez) como agitando la calle con los sectores más radicalizados a través de mecanismos como “Tsunami Democràtic” y también de los CDR.
En tercer lugar, en el marco internacional, asistimos a agresivas maniobras del hegemonismo estadounidense. Desde el norte de África a Oriente Medio, Hong Kong o Iberoamérica. En Bolivia acabamos de asistir a un golpe “norteamericano” que ha obligado a Evo Morales a exiliarse a México. Y en Europa, la política de Trump sostiene e impulsa el Brexit y el auge de la ultraderecha como elemento de desestabilización.
Cuarto, los movimientos y exigencias del gran capital extranjero y la oligarquía española para garantizar, no solo la continuidad de los recortes y las reformas estructurales que han hecho durante la crisis, sino para llevarlos aún más lejos.
La Comisión Europea acaba de advertir a España que tendrá que hacer ajustes por al menos 6.800 millones de euros para cumplir con los objetivos de déficit. Y olvidarse de nuevas subidas en el Salario Mínimo o las pensiones que aumenten el gasto público, en la misma línea de advertencias del FMI.
La gran patronal CEOE y el Círculo de Empresarios, donde están las empresas del Ibex-35, enviaron un documento al gobierno del PSOE exigiendo, “ante la situación económica complicada que se avecina”, que el nuevo gobierno debe mantener “la ortodoxia económica” y “la estabilidad presupuestaria”. Es decir, olvidarse de la derogación total o parcial de la reforma laboral, de subir el Impuesto de Sociedades, el Impuesto de Patrimonio y el IRPF a las rentas más altas. Pero, eso sí, profundizar la reforma del sistema público de pensiones para seguir abriendo camino a los sistemas privados. Y mantener la legislación que permite la penetración de los fondos extranjeros –norteamericanos especialmente- en la sanidad, la vivienda o las nuevas energías y otros sectores productivos. O la venta de Bankia a la gran banca y el capital extranjero.
En todos estos objetivos cuentan con un nuevo ariete. En esta campaña electoral hemos escuchado por primera vez a un partido -Vox- defender abiertamente la privatización de las pensiones y la Seguridad Social.
Hay un quinto factor, la implicación cada vez mayor de España en la estrategia militar norteamericana. Un tema silenciado. OTAN y bases americanas están fuera del debate político. Pero un nuevo elemento se ha puesto en juego: la agresividad con la que Trump está utilizando la guerra comercial para chantajear a nuestro país y exigirle un aumento de los “tributos de guerra”.
Trump declaró en una reciente rueda de prensa que mantiene los aranceles a España porque “somos morosos” en los pagos a la OTAN y no invertimos lo suficiente. Unas declaraciones que alertan de las presiones que el Imperio está dispuesto a hacer para que España eleve su contribución militar del 1% al 2% del PIB, un aumento de más de 10.000 millones de euros, aunque sea a costa de la sanidad o educación, como ya dijo el mandatario en otra ocasión.
Los retos de un gobierno de progreso
Hay un punto cero de partida: la formación del “gobierno de coalición progresista” recogida en el acuerdo firmado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, tendrá que hacer frente a un complicado proceso negociador para sumar las fuerzas necesarias para que finalmente salga adelante. Y en ese caso se ha de enfrentar a seis retos principales.
1. Afrontar la recesión o “enfriamiento” de la la economía. Un reto ante el que tendrá que decidir si lo va a hacer aceptando las “recetas” que lleguen de la UE y el FMI, dictadas desde Washington y Berlín, más recortes y reformas para que los costes recaigan sobre la inmensa mayoría de la población. Las “mismas recetas” de la crisis que han servido para hacer más ricos a los ricos y empobrecer a la mayoría de las clases populares.
O si va a seguir un camino autónomo, basado en políticas que hagan avanzar la redistribución de la riqueza, como aumentar salarios y pensiones y una fiscalidad progresiva para que bancos, monopolios y grandes fortunas paguen de acuerdo a sus millonarios beneficios.
2. El reto de las pensiones. En torno a las pensiones se va a seguir librando esta legislatura una batalla clave en la que está en juego si se refuerza el Sistema Público de Pensiones o se abren vías/nuevas reformas a la privatización. Una batalla que no solo pasa por garantizar su poder adquisitivo revalorizándolas con el IPC, sino sobre todo por avanzar en blindarlas como un derecho fundamental en la Constitución para que no se recorten ni se privaticen.
3. Sentar las bases para acabar con la precariedad del mercado laboral y el paro. Actuando sobre dos pies, la derogación total o en parte de las reformas laborales. Y la creación de un Fondo de Fomento del Empleo con la devolución del dinero prestado a los bancos rescatados. Un fondo que podría disponer en esta legislatura de hasta 75.000 millones de euros y crear 1,5 millones de empleos de calidad, estables y con derechos.
4. Convertir la lucha contra el cambio climático en una oportunidad para unificar tres objetivos clave estratégicos para el país: el cambio de modelo energético basado en el desarrollo de energías 100% limpias y renovables; hacer de este sector uno de los pilares de la reindustrialización de toda España; y mantener Bankia pública, para convertirla en una gran banca pública al servicio de la financiación de estos proyectos y ayudar a las pymes y familias.
5. El reto de la unidad. Afrontando la situación en Cataluña con dos pies. Por un lado, denunciando que “Más procés es más recortes”, restableciendo la convivencia y poniendo en primer plano las políticas sociales frente a los recortes y la recesión. Y por otro, aislando a los sectores más agresivos de las élites del procés desde la defensa del marco constitucional y del Estatuto de Cataluña. Pero sobre todo fortaleciendo desde la izquierda y los sectores progresistas la libre unidad del pueblo de las nacionalidades y regiones de España, implicando a personalidades, profesionales, activistas sociales…, sindicales y fuerzas políticas en un movimiento social que denuncie la naturaleza reaccionaria del procés. Denunciando a quienes alimentan y se sirven de mantener “la herida abierta” en Cataluña.
6. Y el reto de la soberanía, en su doble vertiente: ¿qué posición va a mantener el nuevo gobierno ante las imposiciones de Bruselas y el FMI y sus “recetas” para hacer frente a la recesión? Y cómo va a enfrentar la agresividad de la actual administración norteamericana y sus presiones y chantajes para imponernos más gastos militares y misiones de guerra en los escenarios donde el Imperio se juega su hegemonía?