El día del quinto aniversario del nacimiento de Podemos amaneció cargado de tormenta. La decisión de Íñigo Errejón de presentarse a las próximas elecciones autonómicas como el candidato de Más Madrid, y no bajo las siglas de Podemos, y su dimisión como diputado de Podemos en el Congreso, han provocado un auténtico terremoto, abriendo una crisis de imprevisibles consecuencias en la organización que dirige Pablo Iglesias, cuya onda expansiva va a tener profundas repercusiones en el escenario político nacional. Podemos es una de las principales fuerzas del nuevo modelo político y social que se está configurando en el país. Y la crisis no es el resultado de un desencuentro personal entre los dos “viejos amigos”, sino el choque entre dos líneas con posiciones políticas diferentes que se han ido alejando, profundizando la división hasta la ruptura actual.
No podemos analizar las conclusiones , pero sí las primeras noticias que nos llegan de los prolegómenos que rodean la reunión. Pablo Iglesias ha publicado una carta en la que reivindica el papel de Podemos y sitúa que la decisión de Errejón sirve a las “élites” que quieren “una izquierda amable”. Aunque, señala; “Errejón no es un traidor…, a partir de ahora tiene que ser un aliado… y tenemos que entendernos con él”.
Desde ahí, y sin la presencia de los dos líderes más carismáticos de las diferentes posiciones dentro de Podemos, ¿cómo se van a afrontar las diferencias que tienen en el Partido? ¿Se va a establecer un debate de principios en el que, partiendo de la unidad, se traten las diferencias
para alcanzar una mayor unidad que, en definitiva, fortalezca su propio partido y la izquierda en general? O por el contrario, ¿se van a mantener las posiciones de partida y lo que salga de la reunión estará determinado únicamente por las urgencias y conveniencias electorales? Si es así, y lo veremos en los próximos días, semanas o meses, lo que se acuerde solo será la antesala de futuras divisiones y un flaco favor a la izquierda
Jueves 17 de enero. Una carta colgada en la página de Más Madrid, firmada conjuntamente por Manuela Carmena e Íñigo Errejón, anunciaba por sorpresa el acuerdo entre la alcaldesa de Madrid y el hasta ese momento candidato de Podemos a la Asamblea madrileña. Errejón encabezaría la candidatura de Más Madrid, y no bajo las siglas de Podemos. Justificaban esta alianza por “los resultados en Andalucía”, donde la coalición de IU-Podemos “no ha logrado movilizar al electorado de izquierdas desengañado”, y llamaban a Podemos, IU y Equo a sumarse en la candidatura de Más Madrid. Sin embargo, ese mismo día la dirección de Podemos cerraba filas contra Errejón y su acuerdo con Carmena. Pablo Iglesias publicaba una carta en la que situaba a Errejón fuera del partido, asegurando que seguirían con la presentación de una candidatura propia que competiría con Más Madrid.
Sábado19 de enero. La dirección convoca una reunión del Comité de Campaña con los secretarios autonómicos, en un intento de evitar el “efecto contagio” y dar una imagen de unidad. Pero mientras Echenique llamaba a pasar página, la mayoría de los dirigentes autonómicos optaban por el silencio o consideraban ya que la alianza Carmena-Errejón “sería efectiva electoralmente”. En un Podemos dividido y recorrido de arriba abajo por contradicciones de línea, el “efecto Errejón” se extendía entre los diputados del Congreso, la Asamblea de Madrid y los territorios. Decenas de ellos aplaudían la decisión de Errejón, incluidos algunos fundadores de Podemos (Bescansa, los profesores de la Universidad Complutense Carlos Fernández Liria y Luis Alegre, y el primer líder de Podemos Madrid), frente a Monedero, el único fundador que permanece alineado con Iglesias. En Madrid la dirección autonómica de Podemos no descarta un diálogo con Errejón.
La división se extiende también entre los aliados. En IU la dirección federal encabezada por Garzón defiende el “acuerdo marco” de IU, Podemos y Equo, mientras IU Madrid apuesta por “una candidatura única” en la Comunidad. Equo pide “retomar la negociación” para que Iglesias y Errejón no vayan por separado. El sector “anticapitalista” de Podemos tacha al proyecto de “descafeinado e indistinguible del PSOE” y llama a IU y Podemos a romper y formar candidaturas “rupturistas y de izquierdas”.
Lunes 21 de enero. Íñigo Errejón deja su acta de diputado de Podemos en el Congreso. En los medios se habla de un “efecto contagio” desde Asturias a Navarra, Rioja, Cantabria, Murcia, Castilla-La Mancha, Canarias y Valencia.
Viernes 25 de enero. Se ahondan la crisis abierta y las réplicas del terremoto interno. Ramón Espinar ―partidario de negociar una candidatura única con Errejón― dimite como líder de Podemos en Madrid y renuncia a sus escaños en la Asamblea madrileña y en el Senado. En Toledo, una docena de secretarios autonómicos convocados por García Molina, secretario en Castilla-La Mancha, se reúnen al margen de la dirección. Los líderes de Euskadi, Murcia, La Rioja, Islas Baleares, Canarias, Extremadura, Comunidad Valenciana, Aragón y Asturias firman una declaración para que Iglesias y Errejón pacten en Madrid una candidatura única.
Miércoles 30 de enero. Sigue creciendo la presión interna. La dirección de Podemos convoca una reunión extraordinaria del Consejo Ciudadano Estatal, máximo órgano entre asambleas. La crisis entra en una nueva etapa.