China ha pasado de ser señalada como el mayor riesgo global, al ser el primigenio foco del coronavirus, a ser alabada como gran esperanza global. Y no solo por la demostrada eficacia del “modelo chino” de contención drástica, que ha conseguido prácticamente eliminar los contagios autóctonos. Sino porque Pekín se ha convertido en un ejemplo solidario de apoyo internacional a la lucha contra la pandemia.
La Organización Mundial de la Salud ha felicitado a las autoridades chinas por compartir toda la información sanitaria, que incluye la secuenciación del genoma del virus. Lejos de intentar monopolizar este conocimiento, lo ha colocado al servicio de la comunidad científica internacional, lo que sin duda acelera la posibilidad de encontrar medicación o incluso una vacuna contra el virus.
Pero la ayuda china está además convirtiéndose en un apoyo clave para enfrentar la emergencia sanitaria, especialmente en Italia y España. Un incalculable balón de oxígeno para paliar los problemas de suministros en material médico que la avalancha de afectados en los hospitales provoca.
China ha enviado a Italia 31 toneladas de equipamento médico, entre ellos un millón de mascarillas, y un equipo de expertos sanitarios para trasladar las experiencias que han permitido contener la pandemia en el país asiático.
Lo mismo está sucediendo con España. Gracias a un acuerdo entre los dos Estados, China va a “proporcionar urgentemente un lote de asistencia de material médico de acuerdo con las necesidades de España”, que incluyen mascarillas o equipos de protección (EPI) para los profesionales santiarios. Además, China se ha comprometido “al intercambio de información a nivel gubernamental para compartir las experiencias adoptada”. E incluso se contempla la posibilidad, si España lo solicita, de que llegue a nuestro país un equipo de expertos médicos chinos para aportar su experiencia. Y un último punto del acuerdo anticipa que las ciudades chinas y las empresas del país puedan “ofrecer ayuda a España de forma solidaria contra la pandemia”.
Esta ayuda china ya está llegando a nuestro país, en un tiempo récord. Hace ya varios días un avión procedente de Shanghái aterrizó en Zaragoza con medio millón de mascarillas. Más de un millón de mascarillas llegarán mañana lunes a España procedentes de China, canalizadas por los almacenes de Inditext. Su distribución será decidida por el ministerio de Sanidad, y en los paquetes reza un viejo refrán, escrito en chino y en castellano: “nos separan océanos pero nos une la misma luna”. Y el gigante chino del 5G, Hauawei, ha anunciado la donación de otro millón de mascarillas a nuestro país.
A ello se han unido numerosos ciudadanos chinos en España, que respondiendo a un llamamiento del gobierno chino, han entregado a las autoridades mascarillas y material sanitario.
Este comportamiento solidario, donde las ayudas no comportan, como los falsos “rescates” ejecutados por la troika, draconianos recortes, sobresale al contraponerlo al adoptado por potencias como EEUU o Alemania.
El gobierno de Trump ha intentado utilizar la pandemia como arma contra Pekín, y todavía persiste en referirse al Covid-19 con la xenófoba expresión de “virus chino”.
El FMI, brazo armado del capital norteamericano, pretendía imponer en España curiosas “recomendaciones” frente a la crisis del coronavirus: mantenimiento de la reforma laboral, recorte del gasto en pensiones y subida de impuestos. Mientras acaba de negar al gobierno de Venezuela un crédito de 5.000 millones para contener el coronavirus.
En una vergonzosa actuación, el Estado norteamericano ha intentado comprar por 1.000 millones los derechos de la vacuna que está desarrollando el laboratorio alemán Curevac, para que solo estuviera disponible en EEUU.
Pero en la UE, Alemania también está ofreciendo su cara más insolidaria. Utilizando toda la potencia del Estado alemán, basada en una banca pública que nos niega a España, para inyectar hasta 500.000 millones de euros a la economía germana. Mientras niega que la UE pueda utilizar su potencia financiera para ayudar a los países del sur, los más afectados por la pandemia. Es la intransigencia de Berlín la que impide que se pueda “mutualizar” la deuda a través de eurobonos, donde toda la UE responde del aumento del gasto público de los países sometidos a una emergencia sanitaria. O que se niega a que se utilicen los 410.000 millones del MEDE, el fondo de rescate europeo. Según El País, los “halcones alemanes” han llegado a someter “a la aplicación de reformas y ajustes” cualquier ayuda de la UE a Italia o España.
Una actuación que ya ha provocado reacciones políticas impensables hace pocas semanas. La ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya retuiteaba un tuit del corresponsal de El País en Bruselas suficientemente significativo: “mientras socios de la UE como Alemania restringen la venta de material, España se coordina con China para facilitar la llegada de suministros imprescindibles”.
La sociedad española tendremos memoria de quien nos ha ayudado y de quien nos ha negado el apoyo en los momentos más difíciles.