El “tramabus” de Podemos

Los que faltan en la “trama”

Podemos ha sacado la “trama” a la calle. Bajo la forma de un “tramabus” que capitaliza debates políticos. La intención es señalar a quienes “ostentan el poder en España al margen de las instituciones democráticas”, a través de una “trama corrupta” donde se entremezclan políticos, empresarios… y que serían “los responsables de la crisis y los recortes”.

Más allá de las furibundas reacciones de sectores de la derecha, la popularización del concepto de “trama” tiene una virtud: abrir el debate sobre quienes mandan de verdad en nuestro país.

¿España ha sido gobernada por una “trama corrupta”? ¿O quienes de verdad saquean a la población, e imponen gobiernos contra la voluntad mayoritaria expresada en las urnas, son mucho más poderosos? ¿Debemos dirigir el descontento popular contra los político y empresarios “corruptos”… o los que imponen los recortes no aparecen en ninguna “trama corrupta”?

En el “tramabus” aparecen presidentes o ex presidentes del gobierno como Rajoy, Aznar o Felipe González, junto a Esperanza Aguirre, presidenta de la comunidad de Madrid cuando se tejió el desfalco de la Gürtell. Les acompañan políticos implicados en casos de corrupción, como Jordi Pujol o Luis Bárcenas, empresarios juzgados o condenados por sus fechorías, como Rodrigo Rato a Miguel Ángel Blesa -presidentes de Caja Madrid y Bankia-, o destacados representantes del oligopolio mediático, como Juan Luis Cebrián, consejero delegado de PRISA.

Todos ellos formarían, según Pablo Iglesias, parte de “la trama de poder que lleva gobernando nuestro país durante muchos años”, y que “se mantiene en el poder recortando nuestros derechos y saqueando nuestro país”.

El secretario general de Podemos insiste en que “si en España se están privatizando la sanidad y la educación es por culpa de la trama, y esta tiene nombres”.«¿Es esa “trama corrupta” la que de verdad manda en España? ¿O en ella hay muchos que no aparecen… y que son precisamente los más poderosos?»

Es indudable que hay que combatir a las tramas corruptas, que asaltan el dinero público, y acabar con su impunidad.

Debemos redoblar la lucha contra los abusos perpetrados por poderes financieros como Bankia, que ha estafado a millones de preferentistas y accionistas.

Es escandaloso el maridaje entre distinguidos políticos y altos cargos del Estado y los principales bancos y monopolios.

¿Pero es esa “trama corrupta” la que de verdad manda en España? ¿O en ella hay muchos que no aparecen… y que son precisamente los más poderosos?

En el “tramabus” no aparece el rostro de Christine Lagarde, presidenta del FMI, que estos días ha exigido una nueva reforma laboral, para volver a rebajar los salarios en España.

Tampoco la imagen de Angela Merkel, que impuso la reforma del artículo 135 de la Constitución para que los bancos norteamericanos o alemanes cobraran antes que los jubilados españoles.

En esa “trama corrupta” desaparecen los grandes centros de poder mundiales, la Casa Blanca o la UE, que a través de la troika han impuesto los recortes en sanidad, educación… Y los grandes capitales extranjeros que controlan los nódulos de la economía española y se apropian de las riquezas nacionales.

No podemos encontrar en el “tramabus” el rostro de ninguno de los grandes banqueros, con Ana Patricia Botín a la cabeza, que son las cabezas de la oligarquía española.

Y el “tramabus” no hace mención alguna a la OTAN, a pesar de que hace muy pocos días que partieron desde la base de Rota los barcos que arrojaron los misiles sobre Siria.

El “tramabus” pone encima de la mesa un debate crucial: quien manda de verdad en España. Es todo un acierto colocar esa pregunta en el centro del debate político.

Pero en las respuestas no están todos los que son… y precisamente faltan los más importantes.La indignación popular no puede limitarse a dirigirse contra unos políticos y empresarios corruptos, que desde luego deben pagar por sus fechorías pero que no son ni los que han impuesto los recortes ni los que se han llevado la mayor parte del botín obtenido con el saqueo a la población.

Si se señala solo a los pequeños ladrones, los grandes delincuentes pueden respirar tranquilos. Este es un debate crucial, en el que deben participar todos los sectores de la izquierda. Aclararnos sobre este punto -quien tiene el poder real en España, contra quién debemos luchar- es clave para que la mayoría social progresista -de la que Podemos es parte importante- podamos conquistar el cambio que necesitamos.