Entre los días 29 y 31 de marzo, coincidiendo con las vacaciones de Semana Santa, tuvo lugar en Madrid la Iª Escuela Central de Formación de Cuadros del año 2013. El objetivo de la escuela, a la que acudieron 150 militantes de toda España, fue establecer una primera aproximación que definiera la actual división del mundo, separara con nitidez quiénes son los verdaderos enemigos de los auténticos amigos para, desde ahí, fijar cuáles son las principales conclusiones sobre la línea estratégica internacional.
En lo principal, podemos decir que la Escuela consiguió ampliamente sus objetivos. Y lo hizo a contracorriente. Combatiendo las ideas dominantes en la izquierda y los sectores revolucionarios, que sólo ven en el mundo un supuesto avance del “neoliberalismo globalizador”, mientras consideran que las fuerzas de la revolución en el mundo somos, en la actualidad, “pocas y dispersas”.
¿Es esto así? ¿Verdaderamente el imperialismo y el hegemonismo están en avance y las fuerzas de la revolución en retroceso? ¿O lo que en realidad ocurre es exactamente lo contrario?
El imperialismo agoniza, la revolución avanzaLa primera tesis que la Escuela ha asentado es que nuestra época es la época del imperialismo agonizante y la revolución proletaria mundial. Que la irresistible tendencia histórica de nuestra época es que los países quieren la independencia, las naciones la emancipación y los pueblos la revolución. Y nada puede detenerla. Y esto no tiene nada que ver con una valoración general o ideológica del tipo “el futuro es de los pueblos” sino con el movimiento real y concreto de la lucha de clases internacional en nuestro días.
¿Pero no será esta afirmación un ejercicio de voluntarismo, de optimismo revolucionario para embellecer la realidad? ¿Dónde están, cómo se manifiestan esos avances de la revolución?El imperialismo y la burguesía tratan de sembrar la desmoralización y el pesimismo en las filas de la clase obrera y el pueblo acerca de la evolución de los acontecimientos mundiales.
Y esto se traduce en que muchos revolucionarios piensan hoy que si bien el capitalismo está en una crisis estructural, de fondo, como ya anunció Marx, sin embargo dispone todavía en estos momentos de una fortaleza que le está permitiendo utilizar la crisis para extender aún más su dominio. Que aunque existan condiciones para el avance de la revolución, no se ve –excepto en el caso de Cuba y algunos pocos países más– por ninguna parte donde avanza el socialismo. Y sin embargo “el capital” está aprovechando la crisis para “reforzar su dominio sobre todo el planeta” mediante el “neoliberalismo gobalizador”.
«La situación internacional se desarrolla en una dirección favorable a los pueblos del mundo»
Sí, es cierto que existen condiciones para el avance de la revolución, se viene a decir, pero no hay hechos que lo confirmen.La realidad, sin embargo, es que la situación internacional se desarrolla de una forma favorable para el proletariado y los pueblos de la Tierra. Y basta con hacer un breve repaso de los principales acontecimientos mundiales ocurridos en estos últimos 35 años, desde que fue escrita y aprobada en nuestro I Congreso la Línea Estratégica Internacional, para comprobar cómo, a través de múltiples dificultades y luchas complicadas, la revolución proletaria ha avanzado de forma incontenible.
Una victoria histórica
En primer lugar, la caída de la Unión Soviética, la superpotencia hegemonista que desde principios de los años 70 se había transformado en el enemigo más peligroso de los pueblos del mundo y la principal amenaza para la paz mundial ha sido una victoria de verdadero alcance histórico para la causa de la liberación de los pueblos, del socialismo y la paz.
En ella fue decisiva la actuación del proletariado internacional –encabezado por el Partido Comunista de China–, poniéndose a la vanguardia de señalar su naturaleza socialfascista y socialimperialista, de denunciar su condición de enemigo más peligroso y de construir un gran frente único mundial contra su agresiva política de expansión y guerra.
Con la URSS no sólo cayó uno de los dos principales enemigos de los países y pueblos del mundo, sino que además las luchas y los movimientos de liberación nacional se han visto libres de su perniciosa influencia, intervención y subversión, creándose más y mejores condiciones para que puedan desarrollar de forma independiente su propio camino revolucionario.La desaparición de la Unión Soviética había sido un anhelo largamente acariciado también por los imperialistas, y en particular por el hegemonismo norteamericano. Pero lo que ellos creían que iba a dar como resultado un dominio exclusivo sobre todo el planeta por muchas y largas décadas, ha resultado ser exactamente lo contrario. Lo que muestra la realidad de estos últimos 20 años, es que lo que ha salido fortalecido de la Guerra Fría ha sido la capacidad de resistencia y lucha, cada vez mayor, de los pueblos y países a sus actividades explotadoras y agresoras.
El sueño hegemonista de poner “fin a la historia” se les ha transformado en una pesadilla. Y de la defensiva estratégica en la que estaba el hegemonismo yanqui desde la derrota en Vietnam, han pasado a vivir en la fase de su ocaso imperial.
Un Oriente Medio descontrolado
En 1979, la revolución antihegemonista del pueblo iraní, dirigida por Jomeini, asestó un golpe al imperialismo yanqui del que éste todavía no se ha recuperado, más de 30 años después. Hasta entonces, Oriente Medio estaba férreamente sometido a la tenaza hegemonista de EEUU y la URSS. Desde el aislamiento del régimen antiimperialista de Nasser en Egipto a finales de los años 60, todos los países de la zona pasaron a estar controlados e intervenidos por una u otra superpotencia.
La revolución iraní echó al tigre norteamericano, pero al mismo tiempo impidió que el lobo soviético se colara por la ventana. Desde entonces, a EEUU se le resiste el control exclusivo de una zona tan vitalmente estratégica como Oriente Medio. Forzó al Irak de Sadam Hussein –conjuntamente con la URSS– a declarar la guerra a Irán para aplastar la revolución iraní y fracasó. Más tarde desató dos guerras de agresión contra Irak (en 1991 y 2003) para clavar sus garras en el corazón estratégico de Oriente Medio y volvió a fracasar. Recientemente, EEUU se ha visto obligado a desatar la “primavera árabe” a fin de impedir que la presión y la lucha popular acabara con unos regímenes autocráticos cada vez más inestables y menos seguros para mantener su dominio. La realidad, sin embargo, es que dos años después en muchos de estos países (Egipto, Túnez, Libia,…) no han conseguido instalar un régimen que les asegure su control; en otros (Siria) están encontrando una resistencia por el momento insalvable, mientras en la península arábiga han tenido que volcar todo su apoyo en regímenes autocráticos y semifeudales como Arabia Saudita, Bahrein o Yemen para contener la lucha de los pueblos.
¿Quién ha ganado, Pinochet o Allende?
En Iberoamérica, en los años 70 y los 80 la debilidad y desesperación del hegemonismo norteamericano frente a la lucha de los pueblos le llevó a desatar una oleada de golpes de Estado: Brasil, Chile, Uruguay, Argentina, Perú, Paraguay,…
Tres décadas después se muestran impotentes e incapaces de detener la marea de revoluciones antiimperialistas que inundan el continente. Desde Argentina a Ecuador, de Brasil a Uruguay, de Venezuela a Nicaragua, de Bolivia a Perú,… No sólo los gobiernos antihegemonistas, de izquierdas y progresistas se imponen, elección tras elección, a las fuerzas títeres y a los lacayos de EEUU, sino que en este período, la unidad y la integración del continente iberoamericano ha alcanzado una amplitud y una solidez que permite a cada uno de los países ganar cada día mayor autonomía, capacidad de decisión soberana y fuerza para resistir las presiones, chantajes y maniobras desestabilizadoras de Washington.
«¿Cuál es la tendencia general y principal en Iberoamérica, quiénes están ganando, los Allende o los Pinochet?»
Chávez, Lula, Evo Morales, Correa, Ortega, los Kichner, Mújica, Humala,…. Allende fue derrocado en 1973 por el golpe de Estado de Pinochet auspiciado y organizado por Kissinger. Cuando están a punto de cumplirse 40 años de aquello, ¿cuál es la tendencia general y principal en Iberoamérica? ¿Quiénes están ganando, los Allende o los Pinochet?
África se despierta
En África, la lucha de los pueblos ha llevado a la erradicación total del colonialismo y el racismo, regímenes a través de los cuáles el imperialismo podía saquear con total impunidad sus ingentes riquezas.
Sudáfrica, donde hace sólo 30 años existía el régimen racista del apartheid contra la mayoría negra, forma hoy parte destacada de los BRICS, la alianza de las potencias emergentes que están marcando el ritmo de desarrollo de la economía mundial. Y albergará la sede del Banco de Inversión que éstos han diseñado como alternativa al Banco Mundial y al FMI. La razón: que los intercambios comerciales de los BRIC con el continente negro alcanzaron el pasado año los 250.000 millones de euros.
Tras la conquista de su independencia en 1975, Angola estuvo sometida durante casi 20 años a una cruenta guerra contra la intervención norteamericana, apoyando y financiando, como en Nicaragua, a las guerrillas contrarrevolucionarias que asolaron, literalmente, el país. Desde el fin de la guerra, Angola es el segundo país de mayor crecimiento de África, con crecimientos anuales de entre el 18 y el 26%. En 1990 tenía un PIB anual de 9.743 millones de dólares. En 2012 alcanzó los 114.833 millones. Una multiplicación por más de 11.
El Movimiento Popular para la Liberación de Angola, el frente marxista-leninista que dirigió la lucha por la independencia contra el colonialismo portugués, gobierna con el 81% de los votos.
Bajo la dirección del Partido Revolucionario, sucesor del TANU de Julius Nyerere, héroe de la independencia, fundador del Movimiento de Países No Alineados y uno de los padres intelectuales de la doctrina del socialismo africano, Tanzania ha incrementado su PIB en más de un 585% desde 1990, mientras mantiene su estricta independencia y es uno de los grandes impulsores de la unidad e integración del continente africano.
Sudán, gobernado desde 1989 por un gobierno de carácter islamista ha debido enfrentarse, por sus grandes reservas de petróleo y su situación de retaguardia estratégica de Egipto, a la permanente injerencia del imperialismo y el hegemonismo. Que han llevado finalmente a negociar con el sur la partición del país. A pesar de eso, sin embargo, la política del gobierno sudanés de independencia ha conseguido multiplicar en poco más de dos décadas por más de 30 su PIB, convirtiéndose en uno de los países que más rápido ha incrementado su economía según el New York Times. Iniciando un camino de desarrollo sostenible gracias a la exigencia a las empresas extranjeras que quieran instalarse en el país de transferencia de tecnología y cualificación previa del personal local.
¿Quiénes están triunfando en África, los colonialistas racistas que la dominaron hasta hace unas décadas o las ideas y la línea del héroe de la lucha anti-apartheid, Nelson Mandela?
Asia en ebullición
Los pueblos y países de Asia, sometidos desde la IIª Guerra Mundial a constantes agresiones hegemonistas (guerras de Corea, Vietnam, Camboya, Laos, Afganistán,…) no sólo han mostrado a los ojos de todo el mundo que el imperialismo no puede hacer frente a la resistencia de un pueblo, aunque sea pequeño, si éste permanece unido, persiste en la lucha y está dispuesto a afrontar todos los sacrificios, sino que avanzan económicamente y se desarrollan a tal velocidad que ya hoy representan el 27% del PIB mundial, y pronto llegarán a ser el 50%.
A lo largo de 15 años, entre 1960 y 1975, el pueblo de Vietnam fue literalmente masacrado en una brutal guerra de agresión norteamericana para intentar detener el avance de la revolución en Asia. Cerca de 2 millones de vietnamitas murieron, el 70% de las industrias y las infraestructuras de Vietnam quedaron destruidas, 3.000 escuelas, casi todas las universidades y el 50% de los hospitales fueron arrasados. Las armas químicas utilizadas por EEUU (el Agente Naranja) desfoliaron miles de hectáreas de bosque y selva y provocaron malformaciones y enfermedades en 3 millones de vietnamitas.
Hoy, bajo una economía de mercado socialista, Vietnam es uno de los mayores exportadores de arroz y café del mundo, con un crecimiento anual medio de su PIB desde 1990 del 7,32%. Desde que EEUU abandonó un país destruido como pocos, la renta per cápita de los vietnamitas se ha multiplicado por 7 veces.
Otro tanto ocurre en Camboya, cuyo PIB ha aumentado desde 1990 en un más de un 1.500%.En Filipinas, la lucha por la democracia y por acabar con el régimen de Marcos, títere de Washington, supuso el cierre de las dos mayores bases navales de EEUU fuera de su territorio. Como consecuencia, el Pentágono se ha visto obligado a centrar su presencia militar en Asia Oriental en Japón y Corea de Sur, multiplicando las contradicciones con ellos y restringiendo su capacidad de cerco militar a China al norte del continente.
En Nepal, la lucha contra el régimen monárquico semi-feudal –finalmente derrocado en 2008– ha traído dos victorias electorales consecutivas del Partido Comunista de Nepal-Maoísta, la formación de un gobierno de Unidad Nacional y la aprobación de una nueva Constitución republicana que ha abolido la división en castas, la propiedad feudal de la tierra y la emancipación de las condiciones de semi-esclavitud en que vivían hasta ahora las mujeres. Kazajstán, como el resto de repúblicas del Asia Central, conquistó su independencia del imperio soviético en 1991.
En el año 2000, y coincidiendo con la formación de la Organización de Cooperación de Sanghai –un organismo regional que incluye a las 4 repúblicas centro-asiáticas, más China y Rusia, y con India, Afganistán y Pakistán como observadores–, el gobierno de Kazajstán liquidó por anticipado sus deudas con el FMI para poder desarrollar una política económica independiente. Su PIB ha pasado de los 2.875 millones de dólares en 1990, a los 214.642 de 2012.
¿Cuál es la tendencia principal que se ha desarrollado en Asia? ¿La del líder comunista y héroe de la independencia vietnamita Ho Chi Minh o la del Pentágono. ¿Alguien puede tener alguna duda?
Visto de conjunto y en perspectiva, podemos afirmar que, tal y como preveía nuestra línea, estos 35 años han supuesto un nuevo impulso al desarrollo de la situación internacional en una dirección favorable a los pueblos del mundo entero y desfavorable hacia los principales explotadores y opresores del planeta.