Estos días se han hecho públicos dos de los grandes premios literarios del año: el Premio Nobel de Literatura y el Premio Cervantes, el mayor galardón de las letras en lengua española.
Como viene siendo una tónica habitual en los últimos tiempos, la concesión del Nobel ha hecho caso omiso a lo que ya se llama las “quinielas de los favoritos”, esa docena de escritores de todos los puntos cardinales a los que la crítica considera con sobrados méritos para obtener el galardón sueco, abona su candidatura y luego sale con el rabo entre las piernas. Así ocurrió el año pasado cuando el galardón premió al excelente dramaturgo, poeta y narrador noruego Jon Olav Fosse; y así ha ocurrido este año con la narradora surcoreana Han Kang, a la que nadie mencionó en las famosas quinielas y que es una gran desconocida en casi todos los mercados literarios del planeta. Como ya ocurrió con anteriores nobeles (Fosse, Annie Ernaux…), Kang había comenzado a publicarse en España en pequeñas editoriales, que a la postre son casi siempre las que más arriesgan y más innovan en el campo literario; no obstante, en el caso de Kang, uno de los gigantes editoriales españoles (Random House) ya se había hecho con los derechos de sus principales obras para España y estos días está llenando las librerías con las novelas fundamentales de la autora: La vegetariana, La clase de griego, Actos Humanos, Blanco, No digas adiós… Hija de un famoso poeta coreano, nació en Gwandju en 1970 (tiene pues 54 años, una edad bastante infrecuente para recibir el Nobel). A los 9 años se mudó con su familia a Seúl. Se interesó pronto por la literatura y el arte. Estudió Letras en la Universidad Yonsey y empezó a trabajar como periodista en varias revistas. En 1993 publicó una serie de poemas en la revista Literatura y Sociedad. Su debut en la prosa se produjo en 1995 con el libro de cuentos El amor en Yeosu. Desde entonces ha publicado varias recopilaciones de cuentos, ensayos, libros de poesía y novelas. Ha siso nominada para algunos de los más importantes galardones de literatura: en 2015, con La vegetariana, obtuvo el Booker de ficción: la protagonista de la novela es una mujer que una noche decide repentinamente no comer más carne. No da explicaciones sobre su decisión a su entorno ni tampoco el lector conoce sus motivos, porque la historia está contada desde el punto de vista de tres familiares: su marido, su cuñado y su hermana. A pesar de las reacciones que su decisión genera, que van desde la violencia a la fascinación sexual y la envidia, la mujer se niega a dar marcha atrás. Según Steve Sem-Sandberg, de la Academia Sueca, el libro ofrece “un retrato nítido de una sociedad patriarcal obsesionada por el arribismo y las normas y convenciones sociales rígidas, a veces tiránicas”. En el escrito de justificación del premio por la Academia sueca esta destaca: “En su obra, Han Kang se enfrenta a traumas históricos y conjuntos de reglas invisibles y, en cada una de sus obras, expone la fragilidad de la vida humana. Tiene una conciencia única de las conexiones entre el cuerpo y el alma, los vivos y los muertos, y en su estilo poético y experimental se ha convertido en una innovadora en la prosa contemporánea”. Kang es el primer escritor de Corea que recibe el Nobel, y la primera mujer asiática Y confirma el peso creciente que la cultura coreana viene jugando en el panorama mundial, no es extraño, por ejemplo, ver en los últimos tiempos que películas coreanas obtienen el Oscar de Hollywood.
En cuanto al Premio Cervantes 2024 ha recaído en el escritor santanderino Álvaro Pombo, de 85 años, miembro de la Real Academia Española de la Lengua desde 2004. No era un candidato esperado pero tampoco es una sorpresa. Pombo es el creador de una obra sólida y relevante, de marcado estilo personal, y un autor que cuenta con una extensísima trayectoria, con casi medio siglo de publicaciones, entre novelas, relatos, artículos en prensa, ensayos y libros de poesía. Su trayectoria literaria está trufada de galardones, entre ellos el Premio de la Crítica del año 1991 por El metro de platino iridiado, el I Premio Herralde de novela obtenido el año 1983 con El héroe de las mansardas de Mansard, o el Premio Nacional de Narrativa y el Premio Ciudad de Barcelona por Donde las mujeres. En estas novelas aflora, con humor y delicada ironía, un mundo muy personal (en el que la España de posguerra juega un papel determinante como escenario de fondo), y en el que temas como la traición, el chantaje, el engaño o las sexualidades heterodoxas juegan siempre un papel clave. Son obras construidas desde y por el lenguaje, el gran aliado de Pombo, donde mezcla con sabiduría y ponderación el lenguaje culto y el cotidiano, generando una prosa de alto valor literario y poderosa fuerza expresiva.
El jurado le ha otorgado el premio Cervantes 2024 a Pombo por “su extraordinaria personalidad creadora, su lírica singular y su original narración. A su notabilísimo nivel como poeta y ensayista, se une el ser uno de los grandes novelistas de nuestra lengua que indaga en la condición humana desde las perspectivas afectivas de unos sentimientos profundos y contradictorios”.
Además, el jurado señaló que, en sus creaciones, “muestra el mundo a través de la construcción de un lenguaje en el que las deformaciones de la realidad aparecen reflejadas bajo el disfraz de la ironía y del humor. En su prosa, la oralidad se refleja en la voluntad de un estilo que aspira al «escribo como hablo» valdesiano. Álvaro Pombo ha creado aquello que define a los grandes escritores, un mundo literario propio imperecedero e imprescindible que conmueve y conduele”.
No cabe duda que estamos ante dos autores en los que conviene adentrarse, y en el caso de Pombo, revisitar si ya se conoce.