La viruela del mono

“Los nuevos virus nunca lo habían tenido tan fácil para esparcirse por el mundo”

¿Qué ocurre con la viruela del mono? ¿Estamos ante el peligro de una nueva pandemia o no es más que un brote? Hablamos con el epidemiólogo y veterinario Juan José Badiola, del Centro de Enfermedades Transmisibles de la Universidad de Zaragoza.

Con los últimos datos de Sanidad, se elevan a 186 los casos de viruela del mono en España, una cifra que quintuplica la treintena de casos detectados cuando se activó la alerta sanitaria. Las cifras siguen en aumento, pero no crecen de forma exponencial. Algunos expertos creen que ya se ha alcanzado el pico de la curva epidémica y que los casos deberían a comenzar a descender pronto, pero otros se muestran más cautos, ante lo que pueda suceder en los próximos meses, con un verano y unas vacaciones que podrían favorecer los eventos diseminadores.

Hablamos con un experto en patógenos que saltan de animales al hombre, que adquirió una gran notoriedad, y un reconocido prestigio público, durante la recordada «crisis de las vacas locas» de 1996, y que también ha sido ampliamente consultado durante estos dos años de pandemia de Covid. Se trata del epidemiólogo y veterinario Juan José Badiola, al frente del Centro de Enfermedades Transmisibles de la Universidad de Zaragoza.

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¿Hasta qué punto hay que preocuparse con la viruela del mono? ¿Es el inicio de una nueva pandemia o lo debemos reducir a la categoría de brote?

Hay que reducirlo a la categoría de brote, aunque de brote importante, no se puede minimizar. Los brotes anteriores fuera de África han sido mucho más limitados. Es un brote que tiene ramificaciones en varios países europeos e incluso de fuera de Europa. Parece ser que se originó en un paciente británico que visitó Nigeria, y que luego se ha multiplicado rápidamente en torno al colectivo homosexual, pero esto no debe servir para estigmatizar ni tampoco para pensar que estamos ante una enfermedad de transmisión sexual, que no lo es. No está clara la cadena de contagios, porque cuando estos virus dan la cara y aparecen síntomas, ya ha pasado un periodo de incubación de unos 6 días en los el virus ya está circulando.

Ahora lo importante, como has dicho, es que no haya un crecimiento exponencial como ocurrió por ejemplo con la cepa ómicron de la Covid. Este no es el caso con la viruela del mono, de momento. Por tanto, no podemos hablar de pandemia aunque el brote sea de importancia.

No podemos hablar de pandemia, pero el brote es importante

Afortunadamente, parece ser que la variante que ha llegado a Europa es la es la de África Occidental, la de menor virulencia, ¿Cuáles son las características de este virus y cómo se transmite?

Pues es un virus del género Orthopoxvirus, que es el mismo al que pertenece el virus de la viruela humana, (Variola virus) que sí que fue de verdad temible: una enfermedad infecciosa grave, contagiosa y con un alto riesgo de muerte, que se calcula que llegó a matar cientos de millones de personas. Causó estragos en la población de América porque la trasladaron los colonizadores, y los indígenas estaban desarmados inmunológicamente.

El Monkeypox es un virus similar, emparentado, hasta el punto de que la vacuna contra la viruela humana protege hasta en un 80-85% contra el de la viruela del mono. Y no es un virus nuevo ni desconocido, se conocen casos en África desde la década de los 70. Es un virus animal, que se transmitía principalmente entre animales, y no sólo entre monos, sino sobre todo entre roedores. Hay un grupo de unos diez roedores que son su principal reservorio. El virus se transmitía entre estos animales hasta que en los 70 se detectó el primer caso de contagio de animal a humanos. Siguieron registrándose casos de transmisión animal-persona, y luego aparecieron contagios de persona-persona, cosa que no es extraña: cuando un virus ha dado el salto a una nueva especie, ha derribado esa barrera, lo normal es que empiece a transmitirse entre miembros de la misma especie

¿Qué tiene de diferente? Que la transmisión es muy particular. Necesita de un contacto estrecho y de cierta duración con otros humanos infectados o con material contaminado con el virus. Es sobre todo a través de fluidos corporales, la saliva o la sangre, por ejemplo. La transmisión entre humanos por respiración de gotas requiere un contacto estrecho prolongado cara a cara. El virus penetra a través de lesiones en la piel, del tracto respiratorio y de las mucosas. Al contrario que el Covid, el contagio por vía aerógena -que también se puede producir- es más infrecuente.

Esta forma de transmitirse explica perfectamente cómo se ha producido el primer brote en España, con un efecto multiplicador en una sauna de Madrid: un sitio húmedo, cálido, lleno de vapor, relativamente pequeño… la transmisión en esas condiciones o mediante las toallas o sábanas del establecimiento es fácil de identificar.

A la hora de detectar casos sospechosos, muchos de ellos han dado positivo en Varicela (causada por otro virus, el de la varicela y el herpes), porque tiene una sintomatología similar, con esas pústulas y vesículas.

Juan José Badiola

El cuadro clínico es sencillo. Primero seis días de periodo de incubación, en los que el virus se contagia pero no aparecen síntomas. Después comienza la fiebre alta, dolores de cabeza fuertes, dolores musculares y articulares, también síntomas propios de la viruela clásica como inflamación de los ganglios linfáticos. Hasta ahí se puede confundir con una gripe o incluso con el Covid. Lo que es diferencial es cuando aparecen las vesículas, a veces con pus. Aparecen en la cara, las extremidades, los pies, las manos, y a veces -en la variante más agresiva- por todo el cuerpo. Este último síntoma es identificativo, aunque también puede significar varicela,

Y efectivamente, la cepa que se ha propagado ahora en Europa es la menos virulenta. La que afecta a otras zonas de África, especialmente a Nigeria, genera cerca de un 10% de muertes, mientras que la de aquí -salvo alguna persona inmunodeprimida- no debería llegar a ser fatal. Pero hay que tener mucho cuidado con ancianos, mujeres embarazadas o niños, cuyo sistema inmunitario es más débil. En África una buena parte de los contagios y de las muertes son niños, lo cual también se explica porque cazan y manipulan pequeños animales como los roedores que son el reservorio del Monkeypox.

La viruela humana es la única enfermedad vírica completamente erradicada, pero la OMS vigilaba desde hace años el posible salto de un patógeno emparentado, el Monkeypox, una amenaza que se ha cumplido. ¿Podría llegar a ocupar este «pariente», el Monkeypox, el nicho ecológico que dejó vacante el virus de la viruela humana?

Pues es una buena pregunta a la que no estoy seguro de tener una buena respuesta, porque la naturaleza siempre te puede dar sorpresas. Siempre hay peligro cuando un nuevo patógeno da el salto zoonótico y empieza a propagarse rápidamente en una especie nueva. En esa multiplicación de la transmisión puede darse el caso de que mute, generando una mayor patogenicidad, o adquirir nuevos caracteres como esquivar al sistema inmune.

Zoonosis hay muchas, cerca de trescientas

¿Puede llegar a ser el Monkeypox tan agresivo como lo fue la viruela humana? Yo diría que no es probable, pero no me atrevo a descartarlo. Como dirían en Italia, chi lo sá.

La vacuna de la viruela humana nos protege de este «pariente», pero sin embargo los casos en África (en siete países) suman más de mil al año. ¿No debería exigirse una campaña de vacunación contra la viruela en los países donde el Monkeypox es endémico?

Como ha ocurrido durante la pandemia de Covid 19, los medios se han dirigido a Juan José Badiola para preguntarle sobre el brote de viruela del mono

De hecho, la proliferación de la viruela del mono en África ha tenido bastante que ver con la supresión de la campaña de vacunación de la viruela humana. ¿Sería conveniente reanudarla? Habría que hacer un recuento de las personas afectadas, y recabar esos datos epidemiológicos no es fácil en estos países.

Y luego está la pregunta de quién lo pagaría, porque la OMS tiene recursos limitados. Puede ser que la pagasen los países ricos, desde el interés de evitar que la viruela del mono provoque brotes en Europa. Pero la verdad es que desde el punto de vista de la protección de la salud pública en África, muy por delante de vacunar contra la viruela del mono deberíamos exigir una campaña de vacunación contra la fiebre amarilla o contra la malaria, que afecta y mata a muchísima más gente.

Parece que los saltos zoonóticos, los saltos de un virus animal al hombre, nos atormentan. No hemos terminado de resolver una pandemia de Covid causada por una zoonosis y ahora tenemos un brote de viruela del mono causada por otra zoonosis. ¿Qué nos indica esto? ¿Es una casualidad o hay factores que indican que las zoonosis van a ser cada vez más frecuentes?

Bueno, zoonosis hay muchas. Se conocen cerca de trescientas. Y esta de la viruela del mono no es nueva, se conoce desde los 70. Pero lo que pasa es que esta ahora llama la atención porque afecta a países desarrollados, a Europa y a España.

Dicho esto, es evidente que el hombre tiene bastante que ver con estos fenómenos. Lo primero que ocurre es la globalización. Un nuevo virus que salta al hombre en el centro de África puede estar mañana a diez mil kilómetros, en la otra punta del mundo. No sólo por un hombre que se haya infectado, sino por el tráfico de mercancías. En los grandes barcos contenedores se mete de todo: mosquitos, roedores, pulgas, hasta plagas agrícolas. Sale de Asia y unos meses después esta en Europa.

La primera razón del aumento de las zoonosis es la globalización

Segundo: se están produciendo agresiones medioambientales brutales, como deforestaciones para crear terreno cultivable, para construir carreteras o embalses. ¿Y a dónde va la fauna que antes vivía en esa jungla? Pues a donde vayan, van los virus de esa especie.

Tercero: el cambio climático, que hace que muchos de los vectores de las enfermedades como mosquitos, chinches o garrapatas, puedan llegar a latitudes donde antes no podían. Véase el caso del mosquito tigre, que ya lo tenemos en la costa mediterránea y en Aragón y puede transmitir el Dengue, el virus del Zika, la malaria.

Podríamos seguir: el urbanismo desaforado, los extrarradios de las ciudades que se meten en zonas silvestres… Es un conjunto de factores, todos relacionados con la actividad humana, que facilitan la zoonosis porque desestabilizan a los ecosistemas, facilitando el contacto de esos virus animales con el hombre. Los saltos zoonóticos han ocurrido siempre, pero los nuevos patógenos que saltan al hombre nunca lo habían tenido tan fácil para esparcirse por el mundo.