Minimizar, eliminar o excluir la influencia de la mayoría social de progreso en el nuevo gobierno es el objetivo central de todas las propuestas de los grandes centros de poder nacionales e internacionales. Un objetivo que pasa por excluir no ya un gobierno de “coalición” con Unidas Podemos, sino sobre todo y especialmente cualquier forma de “gobierno de progreso”, y ahora de gobierno a la portuguesa.
Desde julio de 2016, la alternativa de “gobierno de progreso”, impulsada por Recortes Cero y difundida a través de 17 manifiestos publicados en los principales diarios del país, se ha ido abriendo camino como la alternativa que mejor responde a la defensa de los intereses de las clases populares, posible mediante un acuerdo de las fuerzas con representación parlamentaria que vienen concentrando el voto de una mayoría social: PSOE, Unidas Podemos y Ciudadanos. Y que en conjunto reúnen los tres componentes que dan naturaleza a un “gobierno de progreso”, que permiten que avancen las demandas populares y crean mayores dificultades a los proyectos de los enemigos del pueblo.
La lucha contra los recortes, aplicando políticas de redistribución de la riqueza frente a las políticas de saqueo a la inmensa mayoría de la población y el expolio de las riquezas nacionales.
La defensa de la unidad, la libre unidad del pueblo de las nacionalidades y regiones de España, como un valor que no es patrimonio de la derecha, sino un valor de los sectores y el pensamiento más avanzados de nuestro país.
Y la regeneración democrática, luchando contra la corrupción y ampliando derechos y libertades.
Esta alternativa es la proscrita, silenciada o bombardeada desde los grandes medios en manos de los poderes económicos, y radicalmente rechazada por la línea oficial de Podemos encabezada por Pablo Iglesias. Pero también lo está siendo la posibilidad de un gobierno a la portuguesa, la formación de un gobierno en minoría socialista sustentado por partidos de izquierda, una de las posibilidades de gobierno progresista consideradas por el PSOE.
Desde todos los flancos se subvierte esta posibilidad atacando dos de sus elementos esenciales: que se ha de apoyar en un pacto de confianza entre las fuerzas de izquierda y progresista, y que se ha de hacer en base a un acuerdo programático que sustente al gobierno durante toda la legislatura con el respaldo sin fisuras de las fuerzas que lo suscriben.
Lo dejaba meridianamente claro el secretario de Estado del PS portugués, Duarte Cordeiro, este domingo en El País: La clave del gobierno a la portuguesa es “la capacidad de los partidos para mantener las diferencias con entendimiento en materias esenciales, como los ingresos, los servicios públicos o la reversión de las privatizaciones”.
¿Qué está pasando en España con esta posibilidad? Todo lo contrario. Los medios se dedican a azuzar las diferencias y la desconfianza entre Sánchez e Iglesias. El PSOE quiere el apoyo de un Podemos que ha perdido el 60% de sus apoyos electorales presionando con la convocatoria de nuevas elecciones. La dirección de Podemos rechaza lo que considera un “trágala”, y anuncia que su apoyo “no les saldría gratis”.
Las claves de un gobierno a la portuguesa: se ha de apoyar en un pacto de confianza y en base a un acuerdo programático que sustente al gobierno durante toda la legislatura
Podemos no ha cerrado la puerta a finalmente hacer posible la investidura de Sánchez y permitir un gobierno en minoría del PSOE desde fuera, esperando cobrarse los réditos en el Parlamento. ¿Qué tiene esto que ver con un gobierno a la portuguesa? Nada.
Mientras, los grandes centros de poder vigilan en la sombra el avance de su estrategia.