Ante la posibilidad de que el Gobierno de Pedro Sánchez pudiera plantearse una subida del IRPF para quienes declaran rentas superiores a los 150.000 euros anuales, el PDeCAT, al cual todavía pertenece Puigdemont, ha reaccionado furibundamente. Su portavoz en el Congreso, Carles Campuzano, lo aderezó con el recuerdo “al proceso judicial contra políticos independentistas”, pero se trataba en puro de la defensa de los privilegios de los más ricos.
Como en Madrid o en Santander, en Cataluña también existe una ínfima minoría que se ha lucrado del atraco impuesto sobre la inmensa mayoría.
Según la Agencia Tributaria, en Cataluña existen 72.716 contribuyentes que pagan el impuesto de patrimonio al declarar bienes superiores a 700.000 euros. Pero ellos no son “los más ricos de Cataluña”. El número de los catalanes que tienen una fortuna superior a 15 millones se reduce a 281, y por encima de 30 millones se queda en solo 118. Pero todavía no hemos llegado al auténtico sanedrín del poder en Cataluña. En la lista de las 200 mayores fortunas españolas las más numerosas son las catalanas. Son solo 54 pero concentran un patrimonio de 47.150 millones de euros.
La lista está encabezada por Sol Daurella, una familia de la burguesía catalana que gestó su fortuna cuando en pleno franquismo se le confió el desarrollo en Coca Cola en España. Ahora, Sol Daurella preside la principal embotelladora de Coca Cola en España, y se sienta en el consejo de administración del Banco de Santander, el buque insignia de la oligarquía española.
El segundo lugar en ranking de los más ricos catalanes lo ocupan los Grifols. Han prestado apoyo público al independentismo, pero han trasladado desde hace años su sede fiscal a paraísos fiscales como Delaware, en territorio norteamericano. El patriarca de los Grifols rezuma admiración por Trump, y declara que “su reforma fiscal nos ha hecho ganar 90 millones”.
En esta hiperélite están los ilustres apellidos de la burguesía catalana. Pero también nuevas adquisiciones, como el fundador de Mediapro, Jaume Roures. Su relación con el capital extranjero y con los principales círculos de la oligarquía española es algo más que estrecha.
Y hay grandes capitalistas colectivos, como La Caixa, el tercer banco español, cuyos activos superan los 300.000 millones de euros, más que todo el PIB catalán.
Los nódulos de la gran burguesía catalana no comulgan con la independencia, ahora que han conseguido encaramarse en la oligarquía española. Pero la política de los Pujol, Mas o Puigdemont les ha hecho ganar mucho dinero, sacado del bolsillo de los catalanes, madrileños, andaluces…
Mientras los salarios y pensiones de la mayoría disminuían, el patrimonio de los 47 catalanes más ricos aumentaba en 18.000 millones. La Caixa crecía gracias al rescate bancario, con bancos regalados por un euro tras haber sido saneados con dinero público.
A ellos es a quienes las élites independentistas han vuelto a salir a defender, al negarse en redondo a que se le puedan subir los impuestos.