Mientras Montilla, Mas y Puigcercós hacen bandera del supuesto déficit fiscal de Cataluña, reclaman un concierto económico especial como el de vascos y navarros o dicen que todo se solucionaría con un Estado propio, la realidad que vive el 20% de la población catalana en el paro, los millones de pensionistas que no llegan a fin de mes, los millones de trabajadores mileuristas a los que quieren rebajar todavía más el sueldo, las decenas de miles de usuarios de la sanidad y la educación pública catalanas que tienen que sufrir listas de espera interminables o asistir a clase en barracones durante años y años o los miles de autónomos y pymes quebrados o asfixiados por la falta de crédito es otra muy distinta.
Salir de la crisis y acabar con el aro elevando el nivel de vida de la mayoría de la población es el gran problema real al que se enfrenta Cataluña. Sólo un programa que dé respuesta a ese problema se corresponde con los intereses del 90%. Cataluña necesita otra alternativa. 23 años de gobierno de CiU y 8 de tripartito han puesto de manifiesto que ninguno de ellos son una alternativa para defender nuestros intereses. Es más, ellos son parte del problema, no la solución. Nuestro programa para las elecciones tiene cuatro grandes ejes basados en la redistribución de la riqueza, el ahorro en los gastos del Estado, la inversión productiva para salir de la crisis en beneficio de los intereses de la mayoría y la defensa de la libertad y la unidad de Cataluña con el resto de España. El primero de estos ejes es la concreción a la realidad de Cataluña, con números y cifras que son verificables por cualquiera, de todos los aspectos del programa que hacen referencia a la redistribución de salarios y rentas. Nadie con un salario inferior a mil euros mensuales. Pero tampoco nadie con un sueldo superior a 10.000. Una reforma fiscal progresiva, con una escala desde el 0 al 90% de impuestos sobre la renta personal y los beneficios, que haga que quién más tiene, más pague. No es verdad que Cataluña, o España, no disponga de recursos para salir de la crisis y haya que rebajar salarios, recortar pensiones y suprimir gastos sociales. En los últimos 15 años, Cataluña (y el resto de España) ha conocido una época de prosperidad y creación de riqueza sin precedentes. Todo el problema es, ¿dónde está toda esa riqueza acumulada? ¿Quién se ha quedado con ella? Esa es la pregunta de millón que nadie, ni siquiera las opciones que se presentan como la izquierda defensora de los intereses del pueblo, quiere hacerse. Mucho menos darle respuesta. Nuestro programa demuestra de una forma clara y sencilla cómo sí se puede salir de la crisis y acabar con el paro desde los intereses de la mayoría, cómo sí hay otra alternativa muy distinta a la que nos quiere imponer la oligarquía y el imperialismo de reducir un 25% los salarios y rentas al 90% de la población. El segundo eje lo constituye todo lo relacionado con la reducción de los gastos de la Generalitat. Una cuestión especialmente importante en Cataluña, donde se ha asentado una de las burguesías burocráticas regionales mas depredadoras de toda España, hasta el punto que el govern consume un 25% más de recursos públicos que el gobierno central. Este es el segundo gran tabú, la segunda verdad incómoda en la que las fuerzas de izquierdas, PSC, ERC o IC, no quieren entrar. Y no quieren hacerlo porque durante los últimos 8 años ellos han sido quienes han devorado y despilfarrado los recursos públicos mientras la pobreza, el paro y la precariedad aumentaba a un ritmo escalofriante entre nosotros. Y además nos dejan el gobierno autonómico más endeudado de toda España. Nuestro programa, por el contrario, busca sacar a la luz la enormidad de dinero público, dinero de todos nosotros, que esta gente devora y despilfarra. Y cómo debajo de todos sus discursos identitarios y reivindicaciones soberanistas no se esconde otra cosa que los intereses materiales de concentración de poder económico y político de esta burguesía burocrático-administrativa regional. La especificidad de la economía catalana, uno de los motores industriales de España, hace imprescindible que un programa de Unidad Popular contra la crisis se plantee y dé alternativa al problema de la inversión productiva como factor esencial en la creación de riqueza y empleo. Necesitamos mantener y desarrollar nuestro potente tejido industrial, el más afectado hoy por la crisis. Y cuyo desplome ha provocado que el PIB per cápita de Cataluña sea el que más haya retrocedido de toda España en los dos últimos años de crisis, un –7,3%. Provocando efectos tan nefastos como que el 50% de todos los nuevos parados de Cataluña en estos dos años provengan –a diferencia de lo que ocurre en el resto de España– del sector industrial. Ligado con todo esto, un programa de Unidad Popular contra la crisis tiene que atender a todo lo relacionado con la defensa de la libertad frente a las imposiciones identitarias y el control asfixiante al que la burguesía burocrática regional necesita someter a la población catalana para mantener y reforzar su poder de clase. Uniendo a ella la defensa de la libre unidad del pueblo de las nacionalidades y regiones de España, frente a sus intentos de dividirnos y enfrentarnos. Todo el pueblo español se enfrenta hoy a las consecuencias de los proyectos de los Botín, Merkel y Obama por rebajarnos un 25% los salarios y las rentas. Pero los catalanes, además, tenemos un papel de primer plano en la lucha por la libertad y la unidad frente a los planes de los Montilla, Mas y Puigcercós.