50 años de la muerte de Franco

Lo que Franco esconde

Hoy se cumplen 50 años de la muerte Franco, un dictador estuvo al frente de cuatro décadas de régimen fascista y criminal. En torno a su muerte, pero sobre todo a la Transición que se abrió tras ella, se ha abierto una “guerra cultural” decisiva. No es solo un debate histórico. La visión sobre lo que sucedió hace medio siglo determina la que tengamos sobre la España actual.

Asistimos a una catarata de documentales, programas de televisión y radio, páginas de periódico, sobre un momento decisivo: la muerte de Franco y el tránsito a la democracia.

¿Cuál es la visión que se nos presenta sobre el final del franquismo? Se concentra en tres ideas:

1.-La transición se nos presenta como obra de las élites políticas, las del franquismo y las de la oposición, cuyo pacto dio lugar a la democracia. Añadiéndole, como un elemento decisivo, la Corona.

2.-La lucha del pueblo, que adquirió dimensiones extraordinarias, apenas aparece, y cuando lo hace es más bien como un telón de fondo, y no como una cuestión determinante.

3.-Y, sobre todo, se hace desaparecer del mapa a quienes detentan el poder. La oligarquía española, auténtica dueña del franquismo, ni siquiera es mencionada. Y en país como España, ya con Franco bajo dominio norteamericano, no se tiene en cuenta -salvo excepciones- la intervención de EEUU en un episodio tan importante como es un cambio de régimen.

En torno a estas tres ideas se abre una “guerra cultural” decisiva. No es solo un debate histórico. La visión sobre lo que sucedió hace medio siglo determina la que tengamos sobre la España actual.

Sufrimos una ultraderecha que reinvidica abiertamente el franquismo, pero también una visión dominante que subvierte lo que significó la dictadura fascista y esconde a quienes se beneficiaron de ella.

En lo mucho que ahora se nos cuenta sobre Franco y el final de la dictadura, lo más importante es lo que no se dice. Lo que debe ser ocultado hace 50 años porque sigue actuando con mayor fuerza hoy.

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¿Pero qué fue el franquismo?

¡Era fascismo!

Antes de valorar la transición debemos comprender lo que realmente fue el franquismo. Y aquí el principal “obstáculo” está en reducir la dictadura fascista a la figura del dictador, eliminando a las clases que la impulsaron… y también al pueblo.

¿Por qué se impuso durante cuatro décadas un sanguinario fascismo en España?

El origen del franquismo está en un golpe de Estado… que fracasó. Ante el avance de un pueblo que cuestionaba aspectos clave de sus intereses, la oligarquía española jugó la carta fascista en 1936. Pero ese golpe militar, que como todos los anteriores debía triunfar en pocos días, fracasó en las principales ciudades. No contaban con un pueblo combativo y sobre todo muy organizado, que durante tres años llevó adelante una lucha antifascista que concentró la atención de todo el planeta. El fascismo en España solo pudo triunfar gracias al apoyo abierto de la Alemania nazi y la Italia mussoliniana, y al encubierto de las potencias imperialistas “democráticas”, desde EEUU a Inglaterra o Francia.

Si la oligarquía y el imperialismo tuvieron que mantener durante 40 años un régimen fascista fue para contener y encuadrar a un pueblo revolucionario.

Estas cuestiones, claves para comprender nuestro pasado reciente y la España actual, están eliminadas de nuestra memoria histórica.

¿Por qué el empeño en llamar a la dictadura “franquismo” o “régimen autoritario”, cuando era fascismo? Para ocultar a quienes fueron sus auténticos propietarios.

Al llamarlo “franquismo” se reduce a la figura del dictador, y las castas franquistas.

Si lo llamamos fascismo aparece la auténtica realidad. El fascismo es la dictadura terrorista del capital monopolista. Detrás del fascismo hay siempre una clase, una burguesía monopolista, la oligarquía española, y las potencias imperialistas que dominan nuestro país, en particular EEUU.

Gracias al puño de hierro del fascismo se impuso al pueblo unas condiciones de explotación sin límites -salarios ínfimos, despido libre, prohibición de organizarse para las clases populares- que permitieran una ingente acumulación de capital en manos de la oligarquía.

Algunas de las cabezas del Ibex-35 se crearon gracias al franquismo. Acciona se convirtió en un gigante de la construcción empleando a presos políticos como mano de obra esclava. O el Santander pasó de ser un banco de provincias en 1939 a escalar a los más altos peldaños de la élite bancaria.

Y bajo el franquismo se inaugura dominio norteamericano sobre España. En 1953 se firma el tratado que permite a la superpotencia instalar bases militares en nuestro país. Y en 1959, elaborado por los “tecnócratas” del Opus Dei pero bajo la dirección del FMI, se aprueba el Plan de Estabilización, que abrirá las puertas a una masiva penetración del capital norteamericano en España.

Trabajo semiesclavo para levantar el Valle de los Caídos

Esta caracterización de la dictadura fascista choca frontalmente con las visiones dominantes que se nos presentan, desde la derecha pero también desde sectores de la izquierda.

Como celebración “alternativa” del medio siglo tras la muerte de Franco, Podemos nos propone un juego. Bajo el título “¿Dónde está Franco?” se nos llama a encontrar vestigios del franquismo que perviven en la España actual, señalando a la judicatura, a los medios de comunicación, a la ultraderecha…

Los dos “vestigios del franquismo” más poderosos, los que más perviven, no aparecen.

No se habla de Rota y Morón, aunque las bases norteamericanas se instalaron durante el franquismo.

Ni de Ana Patricia Botín, aunque el banco de Santander no sería lo que hoy es sin los años de fascismo.

Los que mandaban durante el franquismo y los que mandan ahora. Estos son los que permanentemente son ocultados.

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El motor del cambio

La lucha popular acabó con el fascismo

“Los protagonistas de la crisis del fascismo, el auténtico “motor del cambio”, han sido las masas populares, sus luchas, su combatividad, lo han puesto en quiebra definitiva, han llevado a la oligarquía al convencimiento de la necesidad de pasar del “terror al engaño”. Es el pueblo, su voluntad decidida de conquistar la libertad, el que en todo el proceso ha empujado siempre mucho más lejos de lo previsto inicialmente por los “programadores” de la sustitución”.

(Línea Ideológica y Política del Iº Congreso de UCE. 1978)

Franco se murió en la cama, pero el fascismo fue derrotado en la calle. Lo que obligó al cambio de régimen, haciendo imposible la continuidad del fascismo, fue una lucha popular que antes y después de la muerte de Franco alcanzó dimensiones casi desconocidas bajo una dictadura.

En 1974, con Franco vivo, se pierden en España 14 millones de horas de trabajo por conflictos laborales, diez veces más que en 1963. Y en 1976 -aunque eran ilegales- se realizan en n una media de diez huelgas diarias, en las que participan el 40% del total de trabajadores.

El movimiento obrero es la punta de la lanza de esta oleada de luchas. Pero la movilización se extiende a todo el país y a todos los sectores sociales.

Las universidades están en ebullición, se crea una nuevo movimiento feminista, y nacen las primeras organizaciones LGTBI, las asociaciones de vecinos levantan los barrios obreros, los agricultores -una de las bases sociales del franquismo- se declaran en rebeldía, el incluso el fascismo crea una cárcel especial para los “curas obreros”.

Y se crea en España el mayor movimiento de partidos marxistas-leninistas de Europa, que dirige importantes movilizaciones. De este big bang revolucionario nace Unificación Comunista de España.

Esta lucha popular fue un protagonista que arrancó concesiones y victorias antes impensables.

El movimiento obrero obliga a los últimos gobiernos de la dictadura a prohibir el despido libre, y conquista un alza de salarios del 7,5% cuando en toda Europa se estaba recortando.

Si el Rey destituye a Arias Navarro, representante del franquismo más recalcitrante, y nombra como presidente a Suárez para que acelere en 1976 el tránsito hacia un régimen democrático, es porque la presión de la calle es ya insoportable.

Y será la lucha popular la que hará fracasar los primeros planes de la transición, que ofrecían una democracia mucho más restringida, obligando a conceder derechos y libertades que no estaban previstos.

Eliminar de la ecuación de la transición al pueblo es un bulo, una fake news. Busca borrar de nuestra memoria el papel decisivo de la lucha popular en nuestro pasado reciente para que no seamos conscientes del enorme poder que sigue teniendo hoy.

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La intervención de EEUU en la transición

La batuta americana

“El sector hegemónico de la oligarquía financiera, ligado por estrechos vínculos económicos al imperialismo norteamericano y bajo la orientación política y apoyo de su Estado Mayor (el Pentágono) emprende el proceso de transformación del Régimen Fascista en un Régimen Democrático Burgués y la consolidación del mismo.

La transformación del fascismo en un nuevo régimen de dominio de la oligarquía, va íntimamente unida al reforzamiento de los lazos de dependencia y subordinación de nuestro país al imperialismo norteamericano”.

(Línea Ideológica y Política del Iº Congreso de UCE. 1978)

Lo que más debe ocultarse es que la transición se realizó bajo la “batuta norteamericana”. A pesar de que varios investigadores lo han probado… y que ellos mismos lo admiten.

Partamos de una “confesión”. En sus memorias, Henry Kissinger -“cerebro” de la política exterior de EEUU de 1969 a 1977- afirma que “la contribución norteamericana a la evolución española durante los años setenta constituyó uno de los principales logros de nuestra política exterior”.

Situémonos en lo que se decía abiertamente en los grandes medios en plena transición. En noviembre de 1974 Cambio 16 -una de las revistas más leídas en España- publica un reportaje titulado “Que viene la CIA”, señalando que “se ha producido un desembargo acelerado de miembros de la Agencia”. Y en la televisión norteamericana se hace público que Portugal, Grecia, Italia y España constituyen en esos momentos una prioridad máxima para la CIA.

A mediados de los años setenta se ha consumado la derrota norteamericana en Vietnam, y la URSS, la entonces otra superpotencia, avanza mientras EEUU retrocede. Y en el sur de Europa, en España, Grecia y Portugal, tres regímenes fascistas con amplia respuesta popular, son un factor de debilidad.

En España el fascismo no puede continuar, y EEUU emprende la tarea de pilotar una transición hacia un régimen democrático donde su dominio no solo no sea cuestionado sino que se profundice.

ETA fue el brazo ejecutor que asesinó a Carrero Blanco, pero hoy ya está probada la intervención directa de EEUU alentando y permitiendo el atentado. Carrero, que pretendía la continuidad de franquismo tras la muerte de Franco, era un obstáculo para los planes norteamericanos. Y fue convenientemente eliminado.

La posibilidad de matar a Carrero, que no estaba en los planes de ETA, fue sugerida por personas ajenas a la organización, algunas de ellas “extranjera”. ETA pudo excavar un túnel a escasos metros de la embajada norteamericana. Los servicios secretos españoles, ya muy vinculados entonces a la CIA, no actuaron contra el comando etarra a pesar de que estaba localizado…

Incluso Gutierrez Mellado, vicepresidente con Suárez, reconoció que el atentado “había sido organizado por otros y que los de ETA habían actuado como la mano material de la CIA”.

La “batuta americana”, dirigiendo el rumbo y el ritmo de la transición, se ejerce directamente, empezando por el Rey, que desde la muerte de Franco a la aprobación de la Constitución en 1978 ostenta los poderes absolutos que hereda del dictador.

Tal y como revela Pilar Urbano: “antes de empezar a reinar al Rey le dan una falsilla -yo le llamo el catecismo de Wells Stabler, el embajador de EEUU- donde se le dice el ritmo ralentizado al que tiene que hacer la apertura, y con quién tiene que bailar ese ritmo. Le dan hasta las parejas de baile: centro-derecha procedente del régimen y centro-izquierda socialdemócrata. Se decía que los socialistas podían esperar, pero que los comunistas debían esperar. No es un mandato, es una indicación del “gran tutor”. Que el Rey se está moviendo durante esos años bajo la tutela norteamericana es evidente, no digo nada que no sepa todo el mundo. Es una tutela militar, política y económica”.

Otro investigador independiente, Jorge Urdanov, ha documentado la intervención de EEUU en la transición a través del estudio de la marea de cables trasmitidos desde la embajada norteamericana en España a Washington. Demostrando por ejemplo el papel decisivo de EEUU en que se fijara en España un sistema electoral que favoreciera el bipartidismo.

De manera contradictoria, enfrentándose a una fuerza popular que también arranca concesiones, el dominio norteamericano -y de la oligarquía española- sobre nuestro país va a ser más profundo en el nuevo régimen democrático. Hoy estamos en la OTAN, la burguesía norteamericana controla el Ibex-35 o sectores clave como la energía o la vivienda… Debe ser ocultado en la transición para que no podamos combatirlo hoy.

La visión que hoy tengamos sobre el franquismo o la transición es pues una batalla política, una “guerra cultural”, de enorme importancia para poder impulsar hoy una alternativa revolucionaria.