Ante la formación de un nuevo gobierno

Lo que está por decidir. Lo que ya nos han impuesto.

Nos repiten que un nuevo gobierno de Sánchez será más débil que el actual. Y que quien tendrá “la llave de la gobernabilidad” será Puigdemont. Esta afirmación oculta a los verdaderos "amos de las llaves", aquellos que -gobierne Feijóo o Sánchez- ya han emitido sus dictados, unas lineas maestras de obligado cumplimiento que atentan contra los intereses del 90% de la población

El voto popular cerró el paso el 23-J a la formación de un gobierno presidido por Feijóo y con presencia de la ultraderecha, que como en diferentes comunidades y ayuntamientos, está recortando derechos.

Es una extraordinaria noticia, que sorprendió a algunos y fue celebrada por muchos.

Ahora se debe formar un nuevo gobierno con la geometría parlamentaria dictada en las urnas. Y la operación no es sencilla.

¿Cómo va a resolverse? ¿Qué peligros y amenazas enfrentamos?

El primer candidato que se someterá a una sesión de investidura es Feijóo. Aunque no cubrió sus expectativas fue el partido más votado. Y a pesar de tener pocas probabilidades de éxito, va a utilizarla para presentarse como alternativa de gobierno.

Casi todos los analistas insisten en que el presidido por Sánchez será un gobierno más débil que actual, que tendrá un margen limitado por las demandas de las numerosas fuerzas que deben ponerse de acuerdo. Y repiten que quien tendrá “la llave de la gobernabilidad” será Puigdemont.

La realidad es otra muy diferente. No basta con “reeditar el gobierno progresista” para evitar otro en el que la ultraderecha esté presente. Y no son los siete diputados de Junts los que van a determinar la política del futuro ejecutivo.

Cabe recordar la tranquilidad con la que los grandes bancos españoles, europeos y norteamericanos recibieron los resultados del 23-J. Justificando su optimismo con el argumento de que “PP y PSOE tienen el mismo programa económico”. Añadiendo que “Sumar no ha puesto nada revolucionario sobre la mesa”.

En los últimos cuatro años han ganado miles de millones a través del atraco de la inflación o el expolio financiero de la subida de hipotecas y préstamos. Y esperan seguir haciéndolo.

Esto es lo que va a determinar la acción del futuro gobierno… y también nuestras vidas. Los hechos lo demuestran.

La gran banca cerró el primer semestre con un alza del 20,2% en sus ganancias, gracias a que familias o autónomos han visto duplicar la cuota de su hipoteca o crédito.

Los monopolios energéticos -eléctricas, petroleras, gasistas…- han aumentado su margen de beneficios… ¡un 265%! Enriqueciéndose gracias a imponernos draconianos tarifazos en la luz o la gasolina.

Mientras que los salarios reales han caído un 6,1% desde 2019, situándose por debajo del umbral de 2008.

Ha sido convenientemente ocultado, pero el gobierno de Pedro Sánchez ya se ha comprometido con Bruselas a recortes de gasto por valor de 24.000 millones en los próximos dos años. Una factura que puede ser mayor cuando se aprueben los objetivos de reducción de la deuda y el déficit que la UE va a exigir a todos los Estados miembros.

El año 2025 está ya señalado en el calendario como el del ataque contra las pensiones públicas. Entonces deberá abordarse una reforma que las recorte “si las cuentas no son sostenibles”.

Y de forma silenciosa, sin que nadie lo cuestione, se dan nuevos saltos en nuestra implicación en la maquinaria militar norteamericana. En plena campaña militar Pedro Sánchez reafirmó, en la cumbre de la OTAN en Vilna, el incremento del presupuesto militar hasta el 2% del PIB que deberá estar completado en 2029. Así como la participación española en una nueva misión en Eslovaquía y el refuerzo de la presencia en Rumania.

El Ibex-35, EEUU, el FMI, la Comisión Europea, han dictado que “gobierne quien gobierne” estos dictados, que atentan contra los intereses del 90% de la población, deben cumplirse.

Hay que exigir que el futuro gobierno blinde las pensiones en la Constitución y acabe con el atraco de bancos y monopolios a través de la inflación

Nosotros debemos empeñarnos en lo contrario. El 23-J ha vuelto a demostrar la influencia de la mayoría social progresista, impidiendo un gobierno PP-Vox que algunos ya daban por hecho.

Ahora enorme fuerza política debe traducirse en la exigencia al nuevo gobierno, presumiblemente uno de coalición entre el PSOE y Sumar, para que adopte medidas que realmente beneficien a la mayoría.