La Universidad Complutense de Madrid, la mayor del país (61.000 estudiantes), atraviesa una situación límite: sin un crédito urgente de 34 millones de euros, podría no pagar las nóminas de diciembre para sus 8.700 empleados (docentes y personal administrativo). Una situación derivada de muchos años de deliberada infrafinanciación que afecta también al resto de universidades públicas madrileñas (Autónoma, Politécnica, Alcalá, Carlos III, Rey Juan Carlos) y que ha hecho que la coordinadora de las plataformas de las universidades públicas, que integran trabajadores y estudiantes, convoque varias jornadas de huelga para noviembre.
Jesús Escribano, secretario de Universidad de la Federación de Enseñanza de CCOO en Madrid, denuncia una estrategia deliberada del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso para asfixiar económicamente a la universidad pública y favorecer a la privada.
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La Universidad Complutense, la mayor de España, está al borde del colapso financiero. ¿Estamos ante una crisis puntual de tesorería o ante una estrategia deliberada del gobierno de Ayuso para asfixiar la universidad pública madrileña?
Son las dos cosas. La solicitud de este crédito en realidad se aprobó en el mes de julio en el consejo de gobierno de la Complutense, y lo que no se entiende es que la Comunidad de Madrid esté dando largas. ¿Por qué digo las dos cosas?, porque de una parte hay digamos una necesidad de dinero de tesorería, es decir, de dinero “físico” que necesita la universidad para pagar cosas básicas: desde las nóminas, hasta suministros, hasta de servicios como la luz y ese tipo de cosas.
Y es que no hay dinero para pagar todo eso y por eso necesita ese crédito. Pero segunda parte: estamos ante una estrategia deliberada, está claro que los presupuestos no llegan, o sea el dinero que la Comunidad de Madrid le da a la universidad no da para para pagar. Entonces efectivamente es toda una línea de actuación, de asfixia, que se viene llevando desde el año 2009-2010 de hacer una reducción paulatina de los presupuestos. Es una situación de infrafinanciación de la Complutense y de todas las universidades madrileñas. La verdad es que la palabra es colapso.
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Desde 2010, los recortes en la financiación universitaria no se han revertido, y los gastos reales superan ampliamente las transferencias que envía la Comunidad de Madrid. ¿Por qué el Gobierno regional sigue sin recuperar los niveles de inversión previos a la crisis?
No te sabría decir, porque no quieren. Creo que el gobierno de la Comunidad de Madrid, y en general los gobiernos del PP no creen en la universidad pública. No creen que la universidad pública madrileña sea algo bueno para la sociedad madrileña y no apuestan por ello.
Los datos que manejamos son demoledores, lo mires por donde lo mires. Como por ejemplo, el gasto por alumno, todos están muy por debajo de la media española, no hablemos de otros países europeos. Ten en cuenta que desde el año 2010 el presupuesto global de la Comunidad de Madrid ha subido un 30% mientras que el presupuesto para las universidades solo ha subido un 1%. Si lo comparamos con el IPC, los presupuestos universitarios han bajado.
Lo que busca la Comunidad de Madrid es desmantelar la Universidad Pública y fomentar -como se está viendo- a la privada. Solo hay que ver que en la Comunidad ya hay el doble de universidades privadas que públicas. Va a empujar a los estudiantes hacia la universidad privada, como ya han hecho con la FP.
El Gobierno de la Comunidad de Madrid no cree en la universidad pública
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Mientras el Ejecutivo autonómico presenta este préstamo como una “muestra de apoyo” a la Complutense, la realidad es que obliga a la universidad a endeudarse para pagar sueldos y mantener servicios básicos. ¿No es una contradicción que se use dinero público para endeudar aún más a la universidad pública? ¿Qué efectos puede tener esa deuda en la autonomía y la calidad educativa?
Efectivamente, la Comunidad de Madrid está vendiendo como un mérito lo que debería ser una vergüenza para ellos mismos: las universidades públicas a su cargo tienen que pedir préstamos a la propia institución, que le está pagando mucho menos de lo que le debería pagar. Estamos hablando de la Complutense, pero pasado mañana podríamos estar hablando de otras universidades, porque lo que quieren es consolidar está situación de infrafinanciación.
La idea de la infrafinanciación la tienen tan claro que incluso lo han plasmado en el borrador de ley de universidades madrileñas. ¿Qué efectos puede tener? En realidad solo salvas el bache, pero no estás dando una solución, la Complutense va a seguir infrafinanciada, podrá respirar un poco, momentáneamente. Nosotros esperamos que se haga público en qué condiciones se hace el préstamo. En declaraciones del consejero de presidencia dijo que la semana que viene se haría público, los consejos de gobierno se reúnen los miércoles, pero ahora mismo desconocemos el pliego de condiciones.
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El consejero de Educación, Emilio Viciana, ha insinuado que el problema de la Complutense es “tener demasiados trabajadores”. ¿Cree que el Gobierno de Ayuso está preparando el terreno para justificar despidos o recortes de plantilla en la universidad pública?
Lo primero habría que decir es que el consejero habla, porque hablar es gratis (risas). La realidad es que desde la crisis de 2008 se han perdido muchos profesores por la no renovación de contratos, por la no reposición de los que se jubilaban. Con los años se ha ido recuperando parte, pero no toda la plantilla que se perdió. En todo caso, las universidades contratan profesores, porque claro, son necesarios para el funcionamiento de la universidad, como cuando la biblioteca compra libros o en un conservatorio se compran instrumentos de música.
No sé si es que el consejero quiere una universidad sin profesores. Y las universidades no solo son profesores, es profesional de Investigación, de administración y servicios, todos son necesarios y nunca hay demasiados, hay menos de los que se necesita. La comunidad quiere echarlos en lugar de consolidarlos y ampliarlos, buscan reducir la plantilla sin ningún tipo de justificación.
La asfixia económica es la herramienta para controlar las universidades.
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Mientras se recortan fondos a las universidades, el Gobierno regional mantiene generosos conciertos con la educación privada y subvenciona colegios elitistas. ¿Estamos ante una política consciente de desmantelamiento de lo público en favor del negocio educativo privado?
Eso sin duda, se ha hecho en la sanidad, se está haciendo en la FP y ahora se va a la universidad. Tenemos en Madrid el doble de universidades privadas que públicas. Se les facilita todo, desde la cesión de suelos hasta la presentación de informes favorables. La Comunidad de Madrid siempre da el visto bueno al establecimiento de las universidades privadas, aunque los números salgan negativos.
Es una estrategia deliberada, es dinero público, pero luego no hay dinero para el mantenimiento de las estructuras de la universidad, para nuevas contrataciones, ni para renovar libros de la biblioteca. Están creando la figura de “Universidad Privada Concertada”, tu pagas una universidad con un coste similar a la pública pero luego resulta que es privada. Es un modelo que todavía no se ha concretado para ya se ha escuchado.
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Los rectores hablan de “intervención encubierta” y de pérdida de autonomía universitaria. ¿Teme CCOO que la Comunidad de Madrid esté utilizando la crisis financiera como excusa para controlar políticamente las universidades?
Eso sin duda, por una parte está lo que hablábamos de los préstamos, porque no se puede descartar que mañana se haga a otras universidades como la Rey Juan Carlos. En las condiciones del préstamo se establecerá algún tipo de control, quieren controlar las universidades a través de los consejos sociales. Y el tema de la financiación hay un tema que se llama “financiación por objetivos”, habrá que verlos pero ya el propio borrador de ley marca alguna línea clara (colaboración con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, colaboración con entidades privadas…). La Comunidad de Madrid no cree en la autonomía universitaria, lo que quiere es controlarla y para eso tiene la asfixia económica.