Hay ocasiones en que las cosas coinciden azarosamente. Y la concentración de cerca de 20.000 delegados sindicales procedentes de toda España el pasado jueves en la plaza de Vista Alegre de Madrid es una de ellas. El acto ha dejado entrever, para quien tenga una mirada limpia, una vista alegre, muy alegre, de lo que tenemos por delante hasta el 29-S.
Su celebración ha ermitido abrir una nueva perspectiva, distinta y mucho más efectiva que mil discursos, de la enorme energía y capacidad de lucha que podemos y debemos levantar de aquí al día de la huelga y tras ella. Los 20.000 de Vista Alegre Los 20.000 delegados sindicales que se concentraron en Vista Alegre han brindado la manifestación más clara de la energía y la voluntad de lucha que recorre la sociedad española, o de una buena parte de ella. La radicalidad con la que se expresaron (y que no se limitaba tan solo al “Zapatero dimisión”, la consigna más coreada tanto por los delegados de CCOO como por los de UGT), la energía que han irradiado a todo el país, la determinación mostrada para enfrentarse al proyecto de nuestros enemigos, la decisión de unirse para dar la batalla,… En todo, el mensaje que las bases de los dos grandes sindicatos han transmitido al conjunto de pueblo es que hay que dejarse dominar por ese espíritu de lucha, por esa determinación de adherirse a lo justo, de no transigir y rebelarse contra los ataques al pueblo. Lo que los 20.000 delegados sindicales han sacado a la luz –y que hasta ahora permanecía invisible, subterráneo, que sólo había aparecido en fugaces chispazos aislados y parciales como la huelga de los trabajadores del Metro de Madrid o la lucha de los mineros castellano-leoneses del carbón– es la plasmación practica de que en una parte sustancial de sus fuerzas, el pueblo quiere juntarse, tener fuerzas para luchar, y que eso sólo se consigue mediante la unidad y la movilización de todos. La oleada de decisión, radicalidad y combatividad que han levantado los 20.000 de Vista Alegre ha obligado a Méndez y Toxo a subirse a ella, radicalizando su discurso y lanzando las más duras críticas contra Zapatero y Bruselas que les hemos oído nunca. Las dudas que algunos (o muchos) tenían hasta hace sólo unas semanas acerca de si la dirección de los grandes sindicatos iban a poner toda la carne en el asador el 29-S o iban a convertirlo (como ocurrió con la huelga de los funcionarios) en un acto simbólico, han quedado en lo principal despejadas. Con su convocatoria de huelga general, CCOO y UGT han abierto una brecha por la que tiende a precipitarse toda la energía y la voluntad de lucha acumulada por la sucesión de ataques contra los intereses del 90% de la población. Lo que han hecho los 20.000 de Vista Alegre no es sino expresar de forma concentrada ese caudal de energía que existe entre amplios sectores populares. La noche y el día Un pequeño verso de uno de nuestros mayores poetas de todos los tiempos (F. García Lorca) define a la perfección la sustancia de lo que el acto de Vista Alegre ha puesto de manifiesto: “Ni la noche ni el día / quieren venir / para que tú no vengas / y yo no pueda ir”. La noche y el día, en efecto, se han confabulado para impedir que el 29-S sea un éxito popular y de participación ciudadana. Desde las intoxicaciones del gobierno tratando de presentar lo negro como blanco, hasta los climas de opinión de los grandes medios de comunicación, prácticamente sin excepción, buscando denigrar la huelga, silenciarla o atacarla, pasando por las amenazas de los empresarios en fábricas y empresas (“si vas a la huelga, vas a la calle”); todos los grandes poderes de la clase dominante se han volcado en impedir que la gente nos juntemos y demos una respuesta unida a sus agresiones. Están haciendo todo lo que esta en su mano –y van a intensificarlo más todavía de aquí al 29-S– para conseguir que “tú no vengas y yo no pueda ir”. La respuesta que los 20.000 de Vista Alegre han dado a esta ofensiva ha sido rotunda: “Pero yo iré / entregando a los sapos mi mordido clavel. / Pero tu vendrás / por las turbias cloacas de la oscuridad”. No importa lo que hagáis vosotros para impedirlo, ni lo que tengamos que hacer nosotros para lograrlo, pero vamos a empeñar todos nuestros esfuerzos en unirnos para detener vuestros desmanes. Ese es el mensaje que desde Vista Alegre se ha irradiado a toda la nación. Y es que el grado de energía, de combatividad, de radicalidad, casi de ebullición, que han mostrado los 20.000 delegados está en completa correspondencia, en plena coherencia con la naturaleza perversa, maligna, de los ataques que está sufriendo el 90% de la población. Algunos medios han tratado de enfangar el acto acusando a los trabajadores presentes en Vista Alegre de ser los “liberados de siempre”, los “que viven del cuento”, los que “cobran sin trabajar”. ¿Y de qué viven ellos si no es de los miles de millones que invierten en publicidad la gran banca y los monopolios para que sean la voz de su amo? La misma gran banca y monopolios, nacionales y extranjeros, que son los responsables directos de que millones de familias vivan con la angustia del paro, que quieren convertir la vejez de la mayoría del pueblo en un infierno de miseria para sacar multimillonarios beneficios con los fondos de pensiones privados, que está dispuestos a poner en juego la salud y la vida de la gente, privatizando la sanidad para hacer un negocio de ella. Los mismos banqueros y monopolistas que rebajan salarios, congelan pensiones o recortan gastos sociales para multiplicar sus beneficios y hacer todavía mayor el abismo social gracias al cual nos dominan. ¿Y ahora nos quieren hacer creer que los que luchan contra este gente son “los que viven del cuento”? Hasta el último átomo de energía Al poner de manifiesto que sí, que la gente quiere juntarse, que la gente quiere tener fuerzas para luchar, los 20.000 delegados de CCOO y UGT han puesto delante de nosotros un reto gozoso. En las poco menos de tres semanas que quedan hasta el 29-S tenemos un tiempo precioso, del que no debemos desperdiciar ni un minuto, para activar, extender y multiplicar esta voluntad de lucha. Sacar a la luz e impulsar hasta el último átomo de esta energía en los 15 días que quedan para convertir el 29-S en un gran éxito de respuesta y participación popular es la tarea prioritaria y más urgente del momento para cualquier luchador obrero y popular, para cualquier persona dotada de un mínimo de conciencia. Ya no valen excusas ni lamentaciones de ningún tipo. Como dice Marx en el “18 Brumario”, en oposición a las revoluciones burguesas del siglo XVIII, “las revoluciones proletarias se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo desde el principio, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la inmensa enormidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: Hic Rhodus, hic salta. Aquí está Rodas, salta aquí”. Las circunstancias ya no permiten volverse atrás. El 29-S empieza para nosotros nuestro Rodas. ¡Es el momento de saltar!Unir y encauzar toda la energía, todo el clamor obrero y popular expresado en Vista Alegre, en torno a otra alternativa para salir de la crisis y acabar con el paro mejorando el nivel de vida de la mayoría de la población, de eso es de lo que se trata. En la medida que seamos capaces de hacerlo, claro que ¡SÍ SE PUEDE! Esa es la clave: transformar toda esa energía, toda esa voluntad, todo ese caudal de lucha en conciencia y claridad, en unidad y organización. Sin ellas estamos a merced de nuestros enemigos. Con ellas todo es posible.