«Entre los manifestantes aislados de Argel y las masas juveniles de Rabat se leen dos historias diferentes. En Argelia, la división que existe entre los líderes del movimiento de protesta no facilitan las cosas. Los que provienen de los sindicatos y del mundo asociativo tienen la intención de apoyarse en la sociedad civil y las fuerzas sociales para lograr un cambio del sistema. Antes de salir a la calle, quieren tomarse un tiempo para construir una plataforma de reivindicaciones.»
Los males que abaten Túnez, Egito y otros países de la región son también los del Marruecos de Mohamed VI: una sociedad cada vez más desigual, cerrada a los jóvenes que buscan un puesto de trabajo (aunque sean licenciados universitarios), el poder absoluto concentrado en las manos del monarca y su séquito, los desacreditados partidos políticos, los resultados electorales dictados por el Palacio Real, una justicia servil, una prensa vigilada de cerca. Se añade la corrupción que gangrena el trono hasta su cúspide. Para Mohamed VI también el futuro está lleno de peligros. (LE MONDE) DIARIO DEL PUEBLO.- Los logros económicos y políticos que ha alcanzado China en los pasados 60 años se deben a la existencia de un modelo de desarrollo autóctono, en el cual ha predominado el socialismo, de acuerdo con un informe emitido este martes por un grupo asesor del Gobierno. El Anuario Amarillo sobre Socialismo Mundial, que publica con esa frecuencia la Academia de Ciencias Sociales de China, indica que el derrotero de desarrollo del país descansa en la puesta en práctica de las reformas estructurales necesarias y en asimilar las experiencias exitosas de otras latitudes, a la par que rechaza cualquier forma de intervención extranjera. Francia. Le Monde ¿Puede ser exportada la revolución a Argelia y Marruecos? Jean Pierre Tuqoui El viento de la revolución que sopla en el mundo árabe-musulmán, ¿va a afectar a Argelia y Marruecos? Para una parte de la prensa, si las revueltas deben llegar, afectarán a Argelia, el nuevo eslabón débil del Magreb. La monarquía marroquí, profundamente arraigada en la historia y encarnada por un rey "moderno", cercano a sus súbditos, sería menos vulnerable. Por ahora, en ambos países, el desafío es moderado y los poderes al mando parecen inamovibles. En Argelia, los opositores difícilmente movilizan a las masas. La última reunión en el centro de la capital reunió sólo a unos pocos cientos de personas. Frente a ellos, las fuerzas de seguridad eran mucho más numerosas. El jefe de Estado de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, seguro de su fuerza, ha publicado un decreto presidencial el 24 de febrero para levantar el estado de emergencia declarado en 1992, cuando el país estaba en llamas. Ahora, las protestas se permitirán – a excepción de… Argel. En Marruecos, la caída del presidente Ben Alí en Túnez, ha movilizado a los jóvenes a través de las redes sociales. Unidas las asociaciones defensoras de los derechos humanos, las formaciones de izquierdas y una franja del movimiento de los musulmanes conservadores, el Movimiento para el Cambio 20 de febrero aún no ha logrado su objetivo. Cientos de miles (decenas, según la policía) de marroquíes se manifestaran en más de cincuenta ciudades del reino para pedir un régimen más democrático y el establecimiento de una monarquía constitucional. Pero ninguna consigna ni pancarta pidiendo la salida del rey Mohammed VI. Entre los manifestantes aislados de Argel y las masas juveniles de Rabat se leen dos historias diferentes. En Argelia, un solo partido político ha participado en el movimiento de protesta: el Reagrupamiento por la Cultura y la Democracia (RCD) del doctor Said Sadi. Y sus miembros son escasos. La división que existe entre los líderes del movimiento de protesta no facilitan las cosas. Los que provienen de los sindicatos y del mundo asociativo tienen la intención de apoyarse en la sociedad civil y las fuerzas sociales para lograr un cambio del sistema. Antes de salir a la calle, quieren tomarse un tiempo para construir una plataforma de reivindicaciones. Por el contrario, los que provienen de la oposición política tienen prisa. Su prioridad es inscribirse en el movimiento general de protesta que sacude el mundo árabe. Como consecuencia de ello, la coordinación que los unió ha quedado destrozada. Pero el fracaso de la contestación en Argelia tiene otra razón, más profunda. Si los argelinos son reacios a desafiar la prohibición para protestar contra un poder que la mayoría odia es porque la memoria de la violencia de la década de 1990 todavía está vivo. Unos 200.000 argelinos –en su mayoría civiles– fueron asesinados durante la "guerra sucia" entre las fuerzas de seguridad y los "barbudos". Pocas familias no han perdido un ser querido durante esta década. Movilizar a un pueblo que sufrió tanto dolor no es fácil. Marruecos no ha conocido una tragedia así, y desde la muerte de Hassan II, el miedo a salir a las calles ha desaparecido. ¿El país ofrece, por tanto, la imagen de una "democracia que está a punto de madurar", como declaró el portavoz del gobierno, Kalid Naciri, tras los acontecimientos del 20 de febrero? La realidad es menos halagadora para la monarquía. Los males que abaten Túnez, Egipto y otros países de la región son también los del Marruecos de Mohamed VI: una sociedad cada vez más desigual, cerrada a los jóvenes que buscan un puesto de trabajo (aunque sean licenciados universitarios), el poder absoluto concentrado en las manos del monarca y su séquito, los desacreditados partidos políticos, los resultados electorales dictados por el Palacio Real, una justicia servil, una prensa vigilada de cerca. Se añade la corrupción que gangrena el trono hasta su cúspide. En el telegrama de un diplomático de EEUU, reveló el sitio web Wikileaks, un empresario confiesa que "las prácticas corruptas" se han "institucionalizado" con la llegada de Mohammed VI en 1999: "En prácticamente todos los principales proyectos inmobiliarios del reino", se encuentran "los intereses comerciales del rey y un puñado de sus asesores." En otra "nota", un ex embajador de EEUU, cercano al Palacio Real, deploraba "la codicia atroz de la comitiva del rey." A raíz de la marcha del 20 de febrero, el soberano, dando posesión de su cargos a los nuevos miembros del Consejo Económico y Social, un organismo sin poder real, elogió el "modelo único de democracia y desarrollo" creado por él en Marruecos. "Al crear el Consejo Económico y Social, dijo el rey, le damos un fuerte impulso a la dinámica de reforma que hemos emprendido." Es muy probabe que los líderes del Movimiento para el Cambio no lo entiendan así. Y no sólo ellos: ya dos partidos políticos inmediatamente después de las manifestaciones, comenzaron a abogar por una reforma constitucional. Para Mohamed VI también el futuro está lleno de peligros. LE MONDE. 1-3-2011 China. Diario del Pueblo ¿Secreto del éxito chino? Socialismo dicen los expertos Huang Jingjing Los logros económicos y políticos que ha alcanzado China en los pasados 60 años se deben a la existencia de un modelo de desarrollo autóctono, en el cual ha predominado el socialismo, de acuerdo con un informe emitido este martes por un grupo asesor del Gobierno. El Anuario Amarillo sobre Socialismo Mundial, que publica con esa frecuencia la Academia de Ciencias Sociales de China, indica que el derrotero de desarrollo del país descansa en la puesta en práctica de las reformas estructurales necesarias y en asimilar las experiencias exitosas de otras latitudes, a la par que rechaza cualquier forma de intervención extranjera. “El éxito de China en los últimos 60 años, especialmente después de la apertura, ha sobrepasado los logros de Gran Bretaña durante la Revolución Industrial y el progreso que acumuló EEUU en el siglo XIX,” dijo el informe, agregando que Beijing no forzará a nadie a aceptar el modelo chino. El documento considera asimismo que la depresión financiera global actual, desatada por la crisis crediticia de EEUU en 2008, proporciona oportunidades para el desarrollo del socialismo alrededor del mundo. “En tanto nos apeguemos a la trayectoria del socialismo con características chinas, podremos evitar las catastróficas crisis financieras y los depresiones económicas, a la vez que ayudamos a la economía mundial en su conjunto,” puntualiza el informe. El pliego se apoya en las opiniones de varios expertos extranjeros para sustentar su teoría de que la democracia occidental no es ideal para todos. Uno de ellos es Joseph Eugene Stiglitz, Premio Nobel de Economía y profesor en la Universidad de Columbia. “En el mundo en desarrollo hay quienes ven en Washington a un sistema de gobierno que permitió que Wall Street fijara pautas para su propio beneficio, las cuales pusieron en riesgo a toda la economía global,” dijo Stiglitz en un artículo publicado en 2009, con el título de “El mensaje tóxico de Wall Street.” El Anuario Amarillo expresa preocupaciones similares, al precisar que el modelo chino no es perfecto y que necesita de mejoras, a propósito de problemas tales como las escaseces de recursos, la contaminación ambiental, la creciente brecha entre ricos y pobres, la corrupción y el abuso de poder por parte de los funcionarios. El mismo martes, y de forma separada, la academia publicó un libro en el que se exhorta a las autoridades chinas a aprender las lecciones derivadas del derrumbe del poder comunista en la ex Unión Soviética hace 20 años. Las raíces del derrumbe fueron la degeneración y deterioro del partido político gobernante, considera el texto, el cual agrega que la corrupción gubernamental soviética alcanzó proporciones dantescas a finales de los años 70 y principios de los 80. “A diferencia de lo planteado en enfoques previos, los cuales atribuyen el derrumbe de la Unión Soviética a los errores en la construcción del socialismo o en la implantación de las reformas, este libro ofrece un visión diversa, explícita y meridiana, después de 10 años de estudios,” dijo Wu Enyuan, director del Instituto sobre Estudios de Rusia, Europa del Este y Asia Central de la Academia de Ciencias. “El rumbo de las reformas emprendidas por Mijaíl Gorbachov era correcto. El punto crucial es que él fue incapaz de mantener la estabilidad política al realizar la reforma, por lo que en breve tiempo el caos se extendió a otros sectores,” dijo Wu, co-autor del libro. “En el proceso se su reforma y apertura, China necesita aprender las lecciones de la Unión Soviética, procurando un equilibrio razonable entre estabilidad y desarrollo,” agregó Wu. DIARIO DEL PUEBLO. 3-3-2011