Alarma social:Navarra

LLaman a la tranquilidad sin alternativa

Las declaraciones del gobernador del Banco de Esaña lebantan ampollas y alarman a la ciudadanía. Mientras, en Pamplona, el secretario general del PSN, Roberto Jiménez y el presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN), José Manuel Ayesa, hacen sendas declaraciones llamando a la tranquilidad ciudadana sobre el sistema de pensiones que se pone en duda, motivo por el cual se plantea atrasar la jubilación a los 67 años.La cuestión es que por muchos llamamientos a la tranquilidad, en este tiempo de crisis, en el que sale a la superficie las contradicciones del abismo social, todo está en cuestión, todo es posible y el futuro está en el aire. No es una cuestión tan solo de retrasar dos años las jubilaciones, se trata de que no puede haber tranquilidad si no se presenta un plan en el que se garantice de forma materialista ya no solo el actual sistema de pensiones, también garantizar que nadie, ningún jubilado, ninguna viuda, ningún trabajador cobre menos de 1.000 euros. En este punto hay que preguntarse si esto es posible en medio de la crisis, pero ¿Cuánto pagan los pequeños empresarios de sus humildes beneficios de impuestos? La cifra ronda en el 30% y en cambio las grandes fortunas pagan un 1%. Por otra parte una redistribución de la riqueza que se centre en un mínimo de 1.000 euros, pero también que establezca un máximo en los salarios de 10.000 es otra de las claves, para que no solo se aseguren unos ingresos dignos, tambi8én dirigido a que se ahorre en los presupuestos del Estado con el objetivo de invertir en riqueza productiva y empleo.Los llamamientos a la tranquilidad no deben hacerse de forma gratuíta. Deben acompañarse de una alternetiva y voluntad política firme de cambio en el sistema. En este momento en el que todo se cuestiona, la realidad, es que lo que se cuestiona son los sueldos de la gente, las pensiones, los servicios, los recortes a los que nos deben someter para asegurar a la gran banca sus millonarios beneficios, pero en estos llamamientos a la tranquilidad, nadie se cuetiona tocar un ápice sobre la distribución actual de la riqueza. Ni siquiera se plantean alternativas locales que defender para que no se destruya capital productivo. Tan solo dar por sentado el Estado del bienestar no es suficiente, un estado del bienestar que se terminó y que pone en cuestión todo lo que estaba establecido, una situación en la que lejos de los que plantean, está en cuestión todo lo que se refiera a servicios sociales, pensiones y trabajo.