El Observatorio

Libros y Dana

Agua y papel son viejos enemigos. La terrible Dana de Valencia se ha llevado por delante cientos de miles de ejemplares, además de librerías, bibliotecas, archivos…

La tarde noche del pasado 28 de octubre fue letal para muchas cosas. Cerca de 230 personas perdieron la vida. Decenas de miles, perdieron sus enseres, sus viviendas, sus comercios, sus empresas… Miles de personas salvaron a otras miles de una muerte segura. Se calcula que alrededor de 120.000 vehículos resultaron dañados. Polígonos, escuelas, hospitales y centros de salud, naves industriales, centros comerciales, carreteras, vías férreas… una destrucción como no se conocía, y que todo el que la vio en los primeros momentos la describió como “un escenario de guerra”… La mayor catástrofe nacional del siglo XXI. Una tragedia descomunal… en uno de los países más desarrollados del mundo. Una tragedia que despertó, ni siquiera 24 horas después, una ola de solidaridad también extraordinaria, encabezada por miles de jóvenes voluntarios, que a la mañana siguiente de la tragedia ya estaban en las zonas devastadas, con palas, cubos, agua, comida, y sobre todo apoyo, cariño y solidaridad.

Con el paso de los días, la tragedia de Valencia fue mostrando muchas de sus caras. La destrucción había alcanzado de lleno a sectores económicos, sociales, educativos y culturales que juegan un papel muy importante en la vida de los casi dos millones de personas que viven en la ciudad de Valencia y su entorno metropolitano. El tercer núcleo habitacional de España, después de Madrid y Barcelona.

La Dana devastó 11 librerías

Poco a poco se fue poniendo en evidencia que el sector cultural era uno de los más damnificados, y dentro de él, el mundo del libro. once librerías enclavadas en la “zona cero” del desastre lo perdieron todo: los libros, las estanterías, los ordenadores, todo; alguna incluso perdió hasta las paredes. Las bibliotecas de los pueblos más afectados también sufrieron costosos daños, perdiendo buena parte si no todo su fondo. Los almacenes de algunas editoriales también sufrieron daños importantes. El almacén de Ribarroja de Gea Llibres, uno de los principales distribuidores de la Comunidad Valenciana, quedó siniestro total, perdiendo los fondos almacenados de un centenar de editoriales. Alrededor de 50 editoriales valencianas perdieron parte o la totalidad de sus fondos, un mes escaso antes de la crucial campaña de Navidad, donde la compra de libros es una tradición. Todo esto sin sumar aún los daños en las bibliotecas personales que sufrieron infinidad de vecinos, escritores, artistas… que tienen su residencia habitual en la zona.

En una primera estimación, el Gremi d´Editors, basándose en informaciones de los afectados, evaluó las pérdidas en más de un millón de libros. Con el paso de los días, la cifra se ha ido incrementando.

Ni que decir tiene que semejante destrucción representa una amenaza vital para el ecosistema del libro en Valencia, donde el tejido industrial de la actividad editorial ya era muy frágil (constituido básicamente por decenas de pequeñas editoriales independientes, sin grandes recursos financieros, mala distribución y escaso apoyo institucional) y la red de librerías es de las más escasas de España (sólo cuatro comunidades tiene menos librerías por cada mil habitantes).

Darle la vuelta a la situación no va a ser fácil. Y en un principio va a ser crucial si se va a contar con “ayudas directas”, tanto del gobierno central como de la Generalitat, ya que lo que terminen aportando los seguros tardará su tiempo, y un enfermo terminal no puede estar esperando que la burocracia rellene todos los papeles necesarios. De momento no faltan las promesas, pero mucho más importantes son los hechos, que tardan en materializarse.

Más de un millón de libros perdidos

Lo que no espera, como durante la Dana, es la solidaridad del sector y el apoyo de la gente. En toda la Comunidad, y fuera de ella, se multiplican las iniciativas para colaborar, de una u otra forma, en la recuperación inmediata del sector. Ya son muchas las actividades con las que se intenta paliar en lo posible la destrucción sufrida y ayudar a poner en marcha al sector damnificado, cuando estamos a las puertas de unas fiestas decisivas.

Una de estas iniciativas trata de hacer llegar al público la necesidad de que en estas fiestas se regalen libros de editoriales valencianas: “Per Nadal compra llibres d´editorials valencianes a les llibreries”. La idea es que el acto de apoyo alcance a todo el sector: librerías, editoriales, distribuidores… y sirva de manera efectiva al objetivo de respaldar a toda la cadena del libro valenciana.

La iniciativa (entre muchas otras) cuenta ya con un acto organizado, para el 12 de diciembre, víspera de Santa Llúcia. Tendrá lugar en el MUVIM (Museo Valenciano de la Ilustración), contará con un punto de venta conjunto de libros de todas las editoriales damnificadas, e irá acompañado de música, recitales de poesía, presentación de libros y parlamento de los organizadores. La iniciativa podría repetirse antes del 5 de enero y replicarse en ciudades como Castellón.

La solidaridad popular ya ha representado una ayuda esencial para que miles de damnificados hayan podido empezar a retomar sus vidas. Quizá el mundo del libro valenciano podría con este tipo de iniciativas empezar a darle la vuelta a su crítica situación. ¡¡¡Está en nuestras manos!!!