Libia se ha convertido en la principal vía de paso hacia Europa, con las dificultades que supone el paso desde Turquía a Grecia, o por Marruecos a España.
Los migrantes que se concentran en este país, esperando una embarcación pueden ser entre 700.000 y 1 millón. Libia es un verdadero infierno desde el derrocamiento de Gadaffi, vía intervención de la OTAN, con dos gobiernos paralelos que no consiguen imponer un orden. En esta situación extrema, han emergido mafias de trata de esclavos, tráfico de personas, torturas, violaciones, un horror diario muy alejado de la “primavera árabe” que nos vendían en occidente nuestros gobiernos.
Nuestros países han actuado frente al drama de la migración, cerrando fronteras, imponiendo cupos de refugiados (que no se cumplen) y comprando a los países intermediarios con ayudas a los refugiados, que acaban en redes mafiosas y rara vez en ayuda práctica a los cientos de miles de personas que aguardan buscando un futuro mejor.
Además, se obvia por completo la complicidad entre los regímenes dictatoriales, de los que proceden todos estos seres humanos, y nuestros gobiernos; las guerras, la explotación de la que huyen, el hambre y la miseria, suponen cientos de miles de millones de beneficios para nuestras burguesías monopolistas: petróleo, gas, recursos minerales y materias primas a bajo precio y mano de obra a precio de saldo. Un recorrido por los países del norte de África y África subsahariana, puede dar idea del nivel de explotación que sufren y la complicidad de occidente: Ghana, Chad, Sudán de Sur, Sierra Leona, Congo, Mali, y un largo etcétera…
Es tabú para nuestros países, para nuestros medios de comunicación, difundir esta imagen, esta panorámica de lo que sucede, de lo que se impone al otro lado del Mediterráneo. Vendido durante décadas como un mal congénito de nuestros hermanos negros, una forma de racismo, que transforma en invasores a los que huyen del hambre y la miseria, y no a los que expolian las enormes fuentes de riqueza de las que disponen. Y que han transformado el mar que nos une en una frontera oscura, y fomentando las diferencias entre el norte y el sur del mar.