Pero los rebeldes convirtieron los ataques del lunes en ineficaces, y el coronel Gadafi se enfrenta a una creciente campaña internacional para sacarlo del poder, mientras la administración Obama anunció que se había apoderado de 30.000 millones de dólares en activos de Libia y la Unión Europea aprobó un embargo de armas y otras sanciones. A medida que el Pentágono ha comenzado a reposicionar buques de guerra para apoyar a una posible intervención humanitaria o militar, la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton ha conminado sin rodeos al líder libio a dejar el poder «inmediatamente, sin violencia ni demora.»
Los ataques de las troas del coronel a una refinería de petróleo en el centro de Libia y a ciudades en ambos lados de una nación agitada por los líderes rebeldes –que mantienen que están a punto de liberar al país– ha mostrado que a pesar de las deserciones de militares, el gobierno puede poseer aún activos de gran alcance, incluidos pilotos de combate dispuestos a bombardear ciudades libias. Pero mientras las potencias occidentales debaten la posible imposición de la llamada zona de exclusión aérea –similar a la aplicada en Irak durante el gobierno de Saddam Hussein–, Rusia descartó el martes la idea (THE NEW YORK TIMES) EEUU. The New York Times La batalla por Libia arde mientras Gadafi contraataca Kareem Fahim y David D. Kirkpatrick Con la escalada de las hostilidades llevando a Libia al borde de la guerra civil, las fuerzas del coronel Muammar el-Gaddafi han contraatacado a sus oponentes en tres frentes, con las fuerzas especiales, las tropas del ejército regular y los aviones de combate, dicen los rebeldes. Pero los rebeldes convirtieron los ataques del lunes en ineficaces, y el coronel Gadafi se enfrenta a una creciente campaña internacional para sacarlo del poder, mientras la administración Obama anunció que se había apoderado de 30.000 millones de dólares en activos de Libia y la Unión Europea aprobó un embargo de armas y otras sanciones. A medida que el Pentágono ha comenzado a reposicionar buques de guerra para apoyar a una posible intervención humanitaria o militar, la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton ha conminado sin rodeos al líder libio a dejar el poder "inmediatamente, sin violencia ni demora." Los ataques de las tropas del coronel a una refinería de petróleo en el centro de Libia y a ciudades en ambos lados de una nación agitada por los líderes rebeldes –que mantienen que están a punto de liberar al país– ha mostrado que a pesar de las deserciones de militares, el gobierno puede poseer aún activos de gran alcance, incluidos pilotos de combate dispuestos a bombardear ciudades libias. Pero mientras las potencias occidentales debaten la posible imposición de la llamada zona de exclusión aérea –similar a la aplicada en Irak durante el gobierno de Saddam Hussein–, Rusia descartó el martes la idea, informa Associated Press desde Ginebra, citando al ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi V. Lavrov, que habría dicho que la propuesta es "superflua". Los líderes rebeldes en Libia dicen que los últimos ataques de los partidarios del coronel Gadafi es un acto de desesperación, y la facilidad con la que fue repelido por lo menos un asalto, en la ciudad occidental de Zawiyah, plantea dudas acerca de la capacidad del gobierno para evantar un serio desafío al creciente poder de los rebeldes. En una entrevista con ABC News, el coronel Gadafi, dijo que estaba luchando contra los "terroristas", y acusó a Occidente de intentar "ocupar Libia." Y no dio indicios de rendirse. "Mi gente me quiere", dijo. "Están dispuestos a morir por mí." Esas palabras inflexibles, y los ataques del coronel el lunes, fueron acogidas al mismo tiempo con nervios y de forma desafiante por los líderes militares rebeldes, ambos lados parecen revestirse de acero para librar una dura batalla a lo largo de unos frentes cambiantes y cada vez más violentos. Los manifestantes antigubernamentales, que comenzaron su levantamiento con sentadas pacíficas, pero han recurrido cada vez más a las armas para contrarrestar a las brutales fuerzas paramilitares del coronel Gadafi, han prometido una gran respuesta militar que aún no ha llegado. Al mismo tiempo, las fuerzas gubernamentales han sido incapaces de revertir la costosa pérdida de territorio a manos de una revuelta popular que ha reunido a abogados, jóvenes y líderes tribales. En toda la región, el tumulto que ya ha derrocado a dos líderes y amenaza a un autócrata tras otro sin cesar continuó el lunes. En Yemen, las protestas llevaron el presidente Ali Abdullah Saleh a hacer una oferta de un gobierno de unidad, pero los políticos de la oposición se negaron rápidamente y los manifestantes volvieron a las calles. El lunes, el líder de la oposición, Mohamed al-Sabry, dijo en un comunicado que la propuesta del presidente era un "intento desesperado" para contrarrestar las protestas del martes. El impacto duradero de la crisis de la región es evidente en El Cairo, Egipto pospuso de nuevo el martes la reapertura de la bolsa de valores hasta el domingo. La bolsa ha estado cerrada más de un mes, después de que las protestas contra el gobierno a finales de enero sacudieran la confianza de los inversores y hundieran el valor del índice de referencia del país, que cayó un 17% en dos días de negociación. En Bahrein, los manifestantes bloquearon el acceso al Parlamento, de acuerdo a las agencias de noticias. En Omán, cuyas primeras grandes protestas se registraron este fin de semana, las manifestaciones se convirtieron en enfrentamientos violentos con las fuerzas de seguridad en la ciudad portuaria de Sohar, y el descontento se ha extendido por primera vez a la capital, Mascate. En Libia parece estar gestándose una crisis humanitaria de gran envergadura a medida que decenas de miles de trabajadores contratados, en su mayoría pobres, trata desesperadamente de huir a los países vecinos, Túnez al oeste y Egipto al este. La agencia de refugiados de las Naciones Unidas calificó la situación como una emergencia humanitaria, mientras trabajadores transportan maletas andando en largas filas para salir de Libia, muchos de ellos sin saber la forma en que finalmente llegarán a casa. El país que dejaron atrás enfrenta incertidumbres similares, a medida que aviones de combate toman el cielo por primera vez en 10 días, según autoridades militares aliadas con los rebeldes. En un desafío directo a los testimonios de estos oficiales, que habían afirmado que los pilotos de la Fuerza Aérea de Libia ya no estaban recibiendo órdenes del coronel Gadafi, dos aviones de la Fuerza Aérea Libia llevaron a cabo bombardeos el lunes, de acuerdo con testigos, entre ellos dos oficiales militares en Bengasi aliados con los manifestantes antigubernamentales. El coronel Hamed Bilkhair dijo que los jets, dos MIG-23 que despegaron de una base aérea cercana a la ciudad natal del coronel Gadafi en la ciudad de Sirte, atacaron tres objetivos, pero fueron disuadidos por el fuego antiaéreo rebelde al chocar con un cuarto objetivo en una base aérea en Bengasi. Los aviones –un bombardero y un avión de escolta– atacaron otros tres lugares, al sur de Bengasi, y en las afueras de la ciudad oriental de Ajdabiya. El coronel Bilkhair dice que un depósito de armas fue destruido, pero que los otros ataques – incluyendo uno a una conducción de agua– fueron "ineficaces". Por el momento no está claro si hubo víctimas, y los ataques aéreos no pudieron ser verificados de forma independiente. El coronel dijo que las fuerzas especiales del gobierno tomaron el control de la refinería de petróleo de Ras Lanuf el lunes, aunque él y otros líderes rebeldes restaron importancia a la significación del asalto, diciendo que la única refinería estaba custodiado ligeramente. "Fue sólo una breve ocupación" por los rebeldes, dijo el coronel Bilkhair. "Lo ocuparon durante cuatro días, y no tenían armas." El coronel, que habló en una entrevista en la noche del lunes, dijo que las tropas del gobierno estaban en medio de los bombardeos en Misurata, una ciudad dividida 130 millas al este de la capital. En Zawiyah, una ciudad con importantes recursos de petróleo a sólo 30 kilómetros de la capital, los residentes dijeron que rechazaron una serie de ataques el lunes, sin sufrir bajas, pero matando a 10 soldados y capturando a una docena de personas. Un portavoz del gobierno confirmó la cifra de muertos. "Es una noticia perfecta", dijo AK Nasrat, de 51 años, un ingeniero que es forma parte de los rebeldes, antes de agregar: "no hay de quitarnos el control de esta ciudad, a menos que muramos todos primero." El primer ataque tuvo lugar poco después de la medianoche, cuando unos soldados pro-Gadafi en camionetas intentaron pasar por la puerta este de la ciudad, dijo el Sr. Nasrat. Pero fueron vistos por los centinelas rebeldes que los derrotaron con la ayuda de desertores del ejército y la policía que participan en la defensa de la ciudad. Cuatro soldados murieron y capturaron a varios, con algunos de los cautivos que fácilmente renunciaron a sus armas y cambiaron de bando, dijo Luego, en la tarde, dijeron varios testigos, las fuerzas de Gadafi –se cree que dirigidos por la milicia privada de su hijo Khamis– atacaron desde el este y el oeste. Tres camionetas trataron de entrar por las estrechas puertas de la ciudad desde el oeste, pero una unidad de artillería de los rebeldes acertó a una, que voló por los aires y volcó un camión después, dijo el Sr. Nasrat. Otras seis camionetas trataron de romper la puerta del este, dijo, pero después de un intercambio de fuego los rebeldes capturaron a dos de los camiones y a varios de los soldados. "Así que unos 12 o 14 soldados fueron capturados", dijo, "y 8 de ellos entregaron sus armas y se unieron al pueblo. Ellos están ahora de nuestro lado." Alrededor de 11 residentes de Zawiyah informaron por la tarde en entrevista telefónica que escucharon estallidos de disparos desde el oeste con una duración de 5 a 15 minutos, lo que sugiere que los ataques esporádicos podría continuar durante toda la noche. Durante días, los líderes militares en Bengasi han dicho que se están preparando para reunir una fuerza de miles de personas para llevar a cabo un asalto final sobre Trípoli, algunos de los funcionarios incluso han prometido enviar aviones a bombardear el recinto fortificado del coronel Gadafi, Bab al-Aziziya. Pero hay pocos indicios de que un plan se haya materializado, aunque los jefes militares sostienen que están simplemente esperando el momento adecuado. Un piloto de combate que simpatiza con los manifestantes antigubernamentales, Mohamed Miftah Dinali, expresó cierta frustración porque aún no habían sido llamados a ayudar al esfuerzo de los rebeldes. "Mis amigos y yo estamos dispuestos a ir y hacer un ataque aéreo sobre el recinto de Gadafi", dijo. "No puedo quedare sentado a ver lo que pasa." Dentro de Trípoli el lunes, cientos de manifestantes se unieron a una manifestación en el suburbio de clase trabajadora de Tajoura después del funeral por un vecino asesinado por las fuerzas de seguridad durante los enfrentamientos del fin de semana. Sin embargo, un gran contingente de fuerzas de seguridad que custodiaban la zona dispararon al aire y, según dijeron algunos testigos, llenaron las calles con gases lacrimógenos para dispersar a la multitud sin nuevas víctimas mortales. Tajoura se ha convertido en un toma y daca diario, mientras los manifestantes llenan las paredes cada noche con pintadas denunciando al coronel Gadafi, los equipos del gobierno llegan con pintura cada día para tratar de taparlas. Casi todos los escaparates y las paredes del barrio tienen una mancha de pintura de color marrón o rojo que cubre el graffiti anti-Gadafi. Los manifestantes se reunieron alrededor de una pequeña tienda en el crepúsculo, y dicen que su nuevo canto es: "Gadafi, Gadafi, paciencia, paciencia, vamos a cavar tu tumba" (…) Pero los residentes tienen opiniones encontradas sobre lo que puede venir a continuación. Algunos dijeron que estaban a la espera de ayuda en forma de armas de los bastiones de la rebelión fuera de Trípoli, como Bengasi al este. Otros prometen que "la gente va a librarse por sí misma", otros dicen que su destino está en manos de Dios. Un hombre de unos 30 años que se identificó sólo como Hisham dijo que los asesinatos habían asustado a más de la mitad de la multitud que ha permanecido desde el pasado viernes en el interior de sus casas. "Necesitamos tiempo para organizarnos de nuevo", dijo. THE NEW YORK TIMES. 1-3-2011