Otra perspectiva de la reforma de la justicia

Las togas son negras y la Sabana Santa blanca

Un juez pide cinco años de cárcel por robar una pizza a un repartidor. Los inculpados llevan un mes en la cárcel. En el juicio contra Emilio Botí­n por dar de forma irregular jubilaciones multimillonarias a los directivos del Central y del Hispano para quitárselos de en medio, la fiscalí­a y el abogado del Estado no ejercen como acusación y al no haber acusación particular no hay caso. El banquero no ha pisado la cárcel. Dos delitos, dos colores.

Parece ser que cuanto más blanco sea el cuello del que comete un delito y cuanto más millones halla de or medio más fácil es salir airoso de la Justicia. No pisas ni la cárcel. Eso si, si te entra el hambre y robas un bocata de calamares, cuidado que serás señalado por el dedo acusador y el peso de la justicia caerá sobre ti. En un momento en que se habla de los problemas de la justicia como problemas de método, que si se colapsa, que si faltan medios, que si hay errores por la falta de personal, problemas que existen y que se tendrán que resolver, de lo que nadie habla es si la justicia cumple con el significado real de su propio nombre. Aunque siempre nos quedará la justicia divina por la que Botín no pasará por el ojo de una aguja. Y dicen que ya no existe la lucha de clases, pero es evidente que la justicia no es igual para todos, como va a ser posible que el principal banquero del país y gran amigo de Zapatero vaya siquiera a pisar las frías baldosas de una celda. Pero si no eres Botín y cometes un error o una chiquillada como robar una vulgar pizza pues tu si que debes pagar por ello. Y los ministros Solbes y Rubalcaba piden la absolución del banquero pero no dedican ni el movimiento de una pestaña para denunciar la barbaridad de la posible sentencia de la pizza. Tanto tienes, tanto vales. Es más delito irte sin pagar las cañas que robar miles de millones de los bolsillos de los ciudadanos con créditos imposibles, con hipotecas de escándalo, utilizando y disfrutando de nuestros ahorros y de nuestras nóminas sin pedirnos permiso para especular en bolsa o donde les plazca, pero, eso si, todo esto es legal. La balanza de la justicia pesa más de un lado que del otro, el peso del poder frente al peso de la indefensión.