Opinión

Las sirenas y la muerte

Decía Carlos Lerena en «Rerimir y Liberar», que en la historia de la educación se han presentado dos aspectos de una misma relación como polos opuestos, y que la reproducción de las relaciones sociales se basa en esta conjunción de aparentes contrarios: represión y libertad. Ésta dicotomía a la que el maestro Lerena dedicó cientos de páginas parece haberse tornado esperpento hoy en día. Aunque las razones a las que se refería el catedrático salmantino eran evidentemente sistémicas, no puede resistirse la tentación de utilizar la contradicción para desmontar la tragicomedia que se está escribiendo entre la (re) reforma y los (re) recortes. A estas alturas nadie puede negar que la ofensiva sobre la Educación no tiene dos colores políticos, sino dos bandos separados por un abismo. En el que va a empeorar sus condiciones de vida, en las que juega un papel crucial la educación, estamos la mayoría, y «ninguno de los anteriores» (Richard Pryor dixit). Toda la sociedad se enfrenta a una encrucijada en la que se decidirá si avanza una alternativa o no a la situación actual. Si ésta es posible, que lo es, dependerá de la capacidad de todos los sectores sociales para confluir en una misma dirección que dote de fortaleza la defensa de nuestros intereses como ciudadanos y como país. Como siempre, el mundo de la cultura ha de jugar un papel crucial en este sentido, tendiendo puentes que unan orillas aparentemente enfrentadas en la defensa de unos intereses comunes. Si algo ha cercenado la capacidad de la sociedad española para corregir el rumbo ha sido la división. Si algo nos ha permitido avanzar, siempre ha sido la unidad. Mientras cada vez se hacen más evidentes los dictados que desde fuera nos imponen una hoja de ruta hacia el empobrecimiento, y los intereses de una clase política sumida en una realidad que nada tiene que ver con la nuestra, también se hace más urgente aunar esfuerzos, buscar puntos en común, para hacer frente al mayor ataque que hemos sufrido sobre nuestras condiciones de vida, en los últimos 30 años. Ahora le ha llegado la hora a la Educación y la Sanidad. Por eso hacemos un llamamiento a todos los demócratas, progresistas, revolucionarios… a todos los ciudadanos, a contribuir en la construcción de un frente que ponga fin a los recortes y proponga una alternativa de desarrollo de las libertades y el progreso para nuestro país. Y a no dejarse engañar por los cantos de sirenas que de nuevo, como cada cuatro años, parecen renovarse. Como sabe cualquier buen marino, cuando las sirenas aparecen con su narcótica belleza, es siempre para conducirte hacia la muerte. Aunque estas sirenas han perdido ya tanta credibilidad, que cualquiera diría que mas que sirenas parecen barbos.